por Carlos Esteban Cana
Cuando remití estas preguntas al poeta y pintor Edgar Ramírez Mella su libro Púrpura, bajo el sello editorial La secta de los perros, comenzaba a circular en las librerías. También, en esos días, el autor quería culminar otro poemario, Bitácora de nieblas, que publicó la Editora Educación Emergente en el 2020. Después, al año siguiente, durante esos meses de confinamiento por la pandemia, Ramírez Mella publicó Razón de Covid-19 y otros artefactos (ad)yacentes. Y, en medio de todo eso, en el 2017, había logrado hacer llegar a los lectores su cuaderno poético Jardín en ascuas.
Las noticias más recientes que tengo de Ramírez Mella fueron la entrevista que le concedió al periodista Wilkins Román Samot (publicada por la revista Letralia el 16 de julio de 2023) y una exposición de su obra pictórica en el Museo de Arte de Aguadilla y del Caribe que permaneció hasta el 16 de enero.
A continuación, como parte de la serie De los archivos este boletín comparte, aquí en Confesiones, esa entrevista a la que aludí al principio y que por tiempo limitado estuvo disponible a través de la revista Cruce.
Edgar Ramírez Mella, con un trabajo de J. Zeno |
Carlos Esteban Cana: Hablemos acerca del mundo de la creación… ¿Por qué crees que tu vida ha sido marcada por el signo artístico?
Edgar Ramírez Mella: Cierta sensibilidad, cierta timidez, cierta fantasía y un atisbo de otredad, cierto misticismo o religiosidad, pálpitos de otros mundos y como resultado una compleja vida interior (con todo y su deseo de transgresión); bastante insatisfacción por una realidad mediocre o hipócrita. Necesidad de buscar otras respuestas a las preguntas eternas. No podemos dejar de lado la mala o buena fortuna de haber tenido excéntricas o raras amistades
En qué género literario te sientes que fluyes más como creador, al menos en este momento…
Edgar: La poesía y la pintura siempre se me han dado con alguna facilidad especial, hubiera preferido dominar la música. Aunque cuando pinto hago música –aunque ya casi no pinto, necesito un espacio, un taller, una cueva, donde manchar- y con la poesía creo que también ella me dirige. Tal vez lo que llevan del niño, la poesía y la pintura, en cuanto juego me gusta, y por ello tal vez fluyan.
¿Cómo contrastas esa experiencia con la que recibes al explorar otros géneros literarios u otras disciplinas artísticas?
Edgar: La danza y el teatro y otros géneros también
conllevan mucha carga mágica y lúdica. Pero al ser yo un tipo bastante tímido
‘casi autista’, la pintura y la poesía por su carácter introvertido me sirven
de refugio del ojo ajeno, del otro, y del público… al menos en el momento de la
creación. Son sinceras e íntimas casi como el rezar.Edgar Ramírez Mella, 2011
¿Necesitas distancia o soledad para realizar tu obra?
Edgar: Si.
Como creador, con toda esa visión propia de tu época de formación y acción, ¿cómo observas lo que te precede en el arte? ¿Cuáles son, si algunas, esas voces creativas del pasado o de la actualidad que merecen tu atención?
Edgar: No hay nada nuevo bajo el sol. En el pasado encuentro muchas almas afines y obrascuya modernidad aún me asombran. No ha cambiado gran cosa la humanidad. La evolución se estancó o es muy lenta, o tomó el camino equivocado distraída o hipnotizada solamente por el aspecto material. Todo este alud de máquinas que amaron tanto Marinetti y otros futuristas nos envenena, aunque no dejan de maravillarme; son peligrosos y pérfidos juguetes… y no te niego que me sumerjo también en ello. Artilugios mágicos de Hefestos.
¿Puedes describir tu poética? ¿Qué materia prima utilizas a la hora de hacer tu obra?
Edgar: El gesto; lo onírico; la sexualidad y el deseo; la utopía cuando políticas; la eternidad, el cielo y el infierno si metafísicas.
¿Tienes algún ritual a la hora de acercarte a la página en blanco? ¿Concibes la idea, el motivo, con anterioridad o te vas en un flujo de palabras hasta que encuentras el delta creativo indicado?
Edgar:
Eso varía con el tiempo, antes me desbordaba hacía un
vaciado desgarrador (más o menos jajaja): descargas de la psiquis, con sus
variaciones e improvisaciones al estilo del jazz o Bach. Ahora observo más los
signos e interpreto, también salgo a cazar al ente poético, o trato de escuchar
lo que dice el viento.Edgar Ramírez Mella, 2013
En un mundo como el nuestro, y enmarcado en todo lo que quieras nombrar del mismo -en una dirección u otra-, ¿tiene lugar el arte, la palabra, la creación?
Edgar: Continúa el ser humano con mucho ardor, mucho anhelo, una sed gigante que no la satisfacen los credos por eso el arte y la creación continúan supliendo esa necesidad y urgencia que “reeliga” (Lactancio derivaba la palabra religión del latín religare) uniendo al hombre con el universo… También el arte azota y advierte sobre las malas jugadas y criminales intentos que continuamente ponemos en práctica como hambrunas y guerras innecesarias mientras envenenamos al planeta… “¡Oh generación de víboras!” Jajaja… qué miseria. Me río por no llorar.
¿Qué es necesario para ser un escritor?
Edgar: Sentir deseo. Ponerse a ello, amar su herramienta, el lenguaje, el verbo… Claro leer y releer primero. Afinar y afinar y escuchar. Si tenemos algo que añadir o corregir o explicar, o mejorar, saberlo luego cantar o contar por supuesto dominando el instrumento que es la palabra y sus acentos.
¿Crees que existe el llamado bloqueo del escritor?
Edgar: Sí, hay etapas de sequía, tal vez necesarias para volver a la carga; se debe reevaluar hacer retrospección, quemar las naves. Hay etapas de doloroso silencio, noches obscuras, cuando te abandonan las luces; después hay que evolucionar y reinventarse sin duda.
Hay quienes piensan que las mejores páginas salen de situaciones extremas o dolorosas… ¿Qué piensas al respecto?
Edgar: Posiblemente sea verdad. En momentos de mucha dicha o
felicidad sólo se nos ocurre disfrutarlo a cabalidad; lo cual no quiere decir que no se pueda hacer un arte alegre o desde la alegría o que
invite a cierta esperanza o bienandanza.Edgar Ramírez Mella, durante la década del 2000
Otros esgrimen la tesis de que ese periodo nocturno y sinuoso de los sueños, abona para la creación… ¿Es valioso ese universo onírico para crear?
Edgar: Definitivamente. El mundo onírico por su plasticidad igual que el mundo delirante son muy sugerentes.
¿Hay algo que no te gusta o disfrutas del oficio, del ser creador?
Edgar: La incertidumbre o esa sensación de nunca poder estar muy seguro ni del camino ni de lo logrado, ni de acabar: I can get no satisfaction como decían los Stones; como que… hay que volver a comenzar como Sísifo: No te afanes, alma mía, por una vida inmortal, pero agota el ámbito de lo posible de Píndaro que Camus cita en su ensayo (El mito de Sísifo). Que siempre dejamos o perdemos de vista algo, imposible de concretar, un sentimiento del esfuerzo inútil.
¿Prefieres escribir o crear todas las semanas o tienes periodos
voluntarios de silencio artístico?Edgar, en su juventud
Edgar: Escribo cuando me urge… casi como un sentido fisiológico; quisiera que fuera más a menudo… como ocurría cuando era más joven. Últimamente, por no andar sobre lo andado, ejerzo algo de ese silencio que nombras.
Otros teóricos del proceso creativo (o incluso artistas) manifiestan que el creador es un medio, una especie de antena o médium por el que fluye la creación. ¿Concurres con esa idea?
Edgar: Puede ser. Hay creaciones que parecieran tener esa sensación de rapto… pero no siempre y como quiera uno tiene que ejercer en todo momento una voluntad creativa y un criterio.
¿A qué aspiras con tu arte?
Edgar: A ser fiel siempre a mí mismo y, al mismo tiempo, justo con los demás.
¿Cuáles han sido los libros más significativos para ti, esos que ocupan un lugar de privilegio en tu biblioteca? Si quieres mencionar además producciones discográficas o películas, lo puedes hacer…
Edgar: Uf! La lista sería muy grande: Rabelais; la poesía mística; El Quijote; Unamuno; Generación del 27; Dada; Surrealistas; Buñuel; Cortázar; Vallejo; Huidobro; Cocteau; Picasso; Rimbaud; Beatles; Serrat; Isadora Duncan; Mahler; Whitman; Julia; Borges…, etc.
A veces, como autor, tenemos un aprecio particular por un libro de
nuestra autoría… ¿Cuál de tus libros o cuadernos propios merece tal aprecio?Edgar Ramírez Mella, reciente
Edgar: Creo que Púrpura publicado por la editorial La secta de los perros en el 2014.
En una sociedad tecnológicamente globalizada con redes cibernéticas y teléfonos inteligentes, correos electrónicos y espacios en la WEB como YouTube… ¿Crees que esas herramientas tecnológicas e informáticas ofrecen a los autores de hoy una ventaja a la hora de exponer y presentar su obra? En tu caso, ¿esos recursos, han sido útiles?
Edgar: Sí, son útiles, sin duda. Nos acercan… aunque con su natural y artificiosa distancia paradójica.
¿Cuál es el mayor reto que tiene de cara un autor en el futuro?
Edgar: Seguir apostando por la vida en un mundo de tanta muerte.
Y, para concluir esta entrevista, ¿qué te ocupa en estos momentos? ¿En qué linderos creativos pernocta actualmente el creador que eres?
Edgar: Me ocupa una cierta sobrevivencia muy austera y rara, como persona ya adulta, en un horizonte siempre joven, cada vez más… mientras ya uno va bajando la cuesta. Quiero terminar mi Bitácora de nieblas, por supuesto, y poder seguir teniendo cosas que decir, sin perder entusiasmo por el arte y la vida.
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