lunes, marzo 18, 2024
domingo, marzo 17, 2024
En las letras, desde Puerto Rico: Eric Landrón poeta, chamán y juglar
por Carlos Esteban Cana
Eric Landrón e Ivania Zayas |
Desde traer y promover el fotopoema a las letras boricuas así como lo que nombra pintuversos, ese maridaje entre pintura y poesía; pasando por sus libros Piropazos, Delirio de esperanza, Vía crucis y redención del calvo; sus famosos brindis hasta las piezas que componen “Pandora: el paraíso perdido” o “Chávez de amor y de lluvia” junto a Danny Rivera, Landrón combina el tono lúdico y juguetón con la riqueza del lenguaje, sazonando conciencia con humor, artesanía, activismo y liviandad lírica de tal modo que tanto el especialista académico como el lector aficionado reciben con agrado su obra poética.
Eric Landrón con integrantes de Taller Literario en la bohemia Laro y sus amigos |
Para quienes deseen escuchar a Eric Landrón, el próximo
21 de marzo, Día Internacional de la Poesía, leerá su poesía en el Teatro
Paradise en Río Piedras a las 7:30 pm como parte de la serie de eventos
“Encuentro de poetas y Encuentros poéticos” que coordina el reconocido gestor
cultural y escritor Ricardo Cobián Figeroux.
Eric y Tito Auger |
Y para cerrar este breve recorrido por la trayectoria del
poeta Eric Landrón, comparto con ustedes el poema “Qué pena” que leyó durante
un evento en contra de la Pena de Muerte organizado por Amnistía Internacional.
https://www.youtube.com/watch?v=NUkkJwZni34
sábado, marzo 16, 2024
jueves, marzo 14, 2024
En las letras, desde Puerto Rico: Ana-Loreanne Colón: ‘Solo quiero llegar a mí, a ese lugar profundo que aún dezconozco’
por Carlos Esteban Cana
La escritora Ana-Loreanne Colón, para fortuna de sus lectores, de una u otra forma, ha estado presente en estas semanas. Hace un mes presentaba su nuevo libro titulado Mediodía el 10 de febrero en Casa Ruth en Río Piedras y el 24 de febrero en la Sala Leopoldo Santiago Lavandero en la antigua Casa Alcaldía de Caguas. Mediodía es su primer poemario y forma parte de la nueva Colección Pangea del Colectivo Editorial Luscinia. Además, el 18 de febrero, publicó su artículo “Se nos secan las ideas” en la sección de columnas Punto de vista del periódico El Nuevo Día. En el mismo, Ana-Loreanne formulaba unas preguntas importantes para aquellas personas que han decidido dedicar su vida a ser artista, a vivir y trabajar desde la creación: “¿Quién le da trabajo a un artista? ¿Quién le ofrece un sueldo digno a quien ejerce la labor de crear? ¿Quién entiende que tenemos una responsabilidad social que va mucho más allá de entretener y que merece ser tomada en cuenta? ¿Cuál es nuestro lugar? ¿Dónde encontramos la estabilidad?”.
Y de esa manera, con el poder de su formación profesional, su sensibilidad y su continua reafirmación como mujer actual-compasiva-humana, entró al escenario de las letras boricuas con una colección de cuentos, a mi entender, poderosa. Sangre mía llegó a las librerías y a los lectores gracias a Publicaciones Gaviota en el 2020. Y de inmediato, cuando solté el libro después de la primera lectura, quedé rebobinando la memoria hacia otros libros de cuentos de la tradición narrativa puertorriqueña y sentí que gran parte de los personajes femeninos en estas páginas abordaban las encrucijadas de una forma diferente. Hay en ellas un talante de asertividad general, por nombrarlo de alguna manera, que no deja espacio para un sabotaje propio o la autovictimización en la caracterización. Por eso y más considero Sangre mía un libro importante, de cabecera, dentro de lo que se ha escrito en estos 24 años del siglo XXI en Puerto Rico. Un libro que hay que leer y releer, porque a la misma vez son unos cuentos que invitan a eso, a regresar a sus páginas, a la relectura. No por casualidad, Sangre mía obtuvo la Medalla de Oro en la categoría de Colección de cuentos en español en el año 2021 que otorga el International Latino Books Awards en los Estados Unidos.
¿Cómo se dieron los primeros pasos suyos en el universo creativo? ¿Cuáles fueron los primeros libros, las primeras películas u otras obras de la cultura en general que le inspiraron lo suficiente como para iniciarse en estos caminos artísticos?
Ana Loreanne: Tuve la dicha de crecer entre mujeres creativas; mi abuela, mi mamá y mis tías: todas hacían arte. Recuerdo que abuela tenía un taller de cerámica y me dejaba estar con ella durante todo el proceso de creación. Ahí fue que tuve mi primer encuentro con la concepción de lo que es una idea: pensarla, gestarla, formarla poco a poco, detalle a detalle, hasta tener entre mis manos lo que en principio estuvo en mi imaginación.
En cuanto a los libros, vengo de una familia de libreros. Yo no iba a campamentos de verano; yo iba a librerías. Pasaba largas horas perdida entre estantes de libros, leyendo e intentando comprender. Fue una de las etapas más hermosas de mi vida, a la que volvería una y otra vez. Los primeros libros que puedo considerar míos fueron un libro de cuentos que mi mamá me leía cada noche: Cuando Oscar era un pequeño gruñón, y un diccionario de sinónimos y antónimos. Luego, cuando fui creciendo y aprendiendo el lenguaje, fue desarrollando un criterio más estético; según los adultos, muy adelantado para mi edad. Conservo en mi biblioteca personal las primeras antologías de cuentos que se utilizaron en el Departamento de Instrucción Pública; fueron un regalo. Ahí supe que quería ser cuentista.
¿Qué motiva su poesía? ¿Qué le mueve a escribir su prosa, su narrativa? ¿Cómo se da en usted ese proceso? ¿Cómo inicia? ¿Hay algún momento ideal para colocarse ante la pantalla o ante la página en blanco? ¿Qué momentos, si algunos, son más propicios para escribir?
Ana Loreanne: Me mueve el saberme viva. Mientras respire, tendré algo para contar. La disciplina me mueve al cuento, a la crónica. El instinto, a la poesía. Aunque son procesos distintos, todo nace de la observación y del silencio. Necesito detenerme y mirar a mi alrededor; permitirme percibir lo que me rodea. Mi escritura es, en su mayoría sensorial. Me gustan los detalles, todo lo que hace que una persona o cosa sea única. Luego que recargo el pensamiento, me disciplino y separo bloques de tiempo para escribir. Lo suelo hacer en distintos momentos del día. Así consigo que cada momento de escritura sea diferente. Me gusta el silencio y la brisa fresca; sentirme cómoda. El resto, va llegando poco a poco.
¿Cómo ha logrado llegar a los lectores?
Ana Loreanne: Creo mucho en que quien escribe debe hacerlo desde y para la solidaridad y la empatía. Me ha servido investigar y tratar temas sensibles con mucho respeto; siempre sin apropiarme de luchas o dolores ajenos. Eso es muy importante. Como escritora tengo licencia poética para imaginar y para crear, no para invadir.
Actualmente, ¿qué está leyendo?
Ana Loreanne: Todo lo de Cristina Peri Rossi, también tengo sobre la mesa a Rossi Braidiotti y a Elvira Sastre, que me parece mágica.
¿Cómo ve el futuro de la humanidad? ¿Qué le preocupa? ¿Algo de eso se manifiesta en su propia obra?
Ana Loreanne: Confieso que me cuesta hablar del futuro; prefiero el ahora en la plenitud de intensidad. Me preocupa que la prisa, la insensibilidad, el consumismo y el egoísmo nos extinga. Son males que no creo que tengan cura. Me preocupa tanto que es imposible separarlos de mi obra.
Hay quien dice que escribir sana… ¿Tiene ese poder la literatura? ¿Cómo lo ve usted?
Ana Loreanne: Escribir, reconstruye y llena espacios vacíos. Sana heridas tan antiguas como la existencia misma. Creo que es el instrumento más reparador al que puede tener acceso una persona. De igual forma, es un espacio de reclamo, lucha y sororidad. La literatura puede lograr cualquier cosa que desee por fuerza propia.
La escritora que usted es hoy… ¿Es la misma que publicó primer su libro?
Ana Loreanne: No. Soy una mujer mucho más consciente del poder de las palabras, del efecto que tienen en quién lee, y de la necesidad que hay de ellas. Soy mucho más sensible; más humana y menos persona.
Si alguien se le acerca y le pregunta qué es necesario para ser escritora… ¿Qué le diría?
Ana Loreanne: Querer serlo; eso es fundamental. Luego, disciplina. Talento sin disciplina no llega a ningún lado… y que no se trata de moda. Esto es pasión y consistencia. Por lo tanto, las redes sociales no son una buena escuela.
¿A qué aspira con sus libros, con su propia obra?
Ana Loreanne: A encontrarme. Solo eso. Si en el camino logro otras cosas, maravilloso. Pero solo quiero llegar a mí, a ese lugar profundo que aún desconozco.
¿Qué le ocupa en estos momentos? ¿Qué proyectos creativos y literarios, si algunos, le ocupan?
Ana Loreanne: Tengo varios proyectos, uno académico y otros creativos. Aún están en gestación, pero tengo mucha fe en ellos. Sé que marcarán un antes y un después en mi carrera.
miércoles, marzo 13, 2024
En las letras, desde Puerto Rico: Recordando a don Manuel Joglar Cacho, Maestro de maestros, en su natalicio
por Carlos Esteban Cana
Manuel Joglar Cacho junto a los artistas que escenificaban su poesía Pedro Juan Ávila, Jorge Luis Jiménez y Diana Olivia Valle. |
Carteles del Festival Internacional de
Poesía que le dedicaron a Manuel Joglar Cacho |
Para recordar a don Manuel Joglar Cacho nos hemos acercado al escritor Pedro Juan Ávila Justiniano que lo conoció y a quien considera como su mentor.
Carlos Esteban Cana: ¿Cómo conoció a don Manuel Joglar Cacho?
Pedro Juan Ávila Justiniano: Conocí a Manuel Joglar Cacho en su casa de Manatí, cuando fui a visitarlo para tener su autorización de escenificar un recital poético-musical de su poesía y luego grabar ese recital en un disco de larga duración.
Carlos Esteban: ¿Cuál es su libro favorito de su mentor? ¿Recuerda alguna poesía particular del Poeta?
Pedro Juan: El libro preferido del maestro Joglar es Soliloquios de Lázaro. De éste, el primer poema.Carlos Esteban: ¿Recuerda alguna anécdota de don Manuel que nos pueda compartir?
Pedro Juan: Recuerdo en Venezuela el encuentro entre Joglar y el escritor Arturo Uslar Pietri en una exposición de arte. La conversación amistosa entre ambos.
Carlos Esteban: ¿En algún momento Joglar Cacho le habló de los escritores que él admiraba?
Pedro Juan: Joglar admiraba y era muy amigo de Luis Palés Matos, Juan Antonio Corretjer y Vicente Rodríguez Nietzsche. Su libro Ultimo surco lo dedicó Palés, en su muerte.
Carlos Esteban: Pedro Juan, ¿qué otros escritores se relacionaron con don Joglar Cacho?
Pedro Juan: A Joglar lo visitaban los poetas de Guajana, Jorge Luis Morales, el poeta Clemente Soto Vélez, entre muchos otros.
Carlos Esteban: Sabemos que el Poeta Nacional don Juan Antonio Corretjer escribió
el prólogo a la segunda edición del poemario Por los caminos del día (de Joglar Cacho) a finales de la década del sesenta. ¿Qué más de la poesía del Maestro reflejaba la situación sociopolítica del país?
Pedro Juan: En Faena íntima, uno de sus primeros poemarios incluye un extenso poema patriótico titulado Tierra mía [y también] el decimario En el carro de los muertos lo dedicó Joglar a don Pedro Albizu Campos y a los héroes del Cerro Maravilla.
Carlos Esteban: ¿Cuáles eran los tópicos que más le apasionaron al Poeta a la hora de realizar su obra?
Pedro Juan: Los temas principales de la poesía joglariana son la naturaleza, el amor romántico, la mujer como morada del hombre y la patria liberada, entre otros.
Carlos Esteban: ¿Qué consejos, recuerda, que Joglar Cacho le ofreció sobre cómo escribir?
Pedro Juan: El maestro me aconsejó siempre leer mucho, desechar los bodrios, no publicar hasta que la obra estuviera bien revisada y ser humilde para aprender de los otros poetas y escritores.
Carlos Esteban: ¿Tenía don Manuel alguna manera particular de leer en público su propia poesía?
Manuel Joglar Cacho declamando su poesía |
Pedro Juan: Dos Manolo tenía una memoria impresionante [y tanto es así que] memorizaba el contenido de sus poemarios y los decía sin equivocarse.
Carlos Esteban: A través de los años los libros publicados por don Manuel Joglar Cacho fueron ilustrados por importantes artistas como Rafael Tufiño y José Antonio Torres Martinó...
Pedro Juan: Don Manolo era muy amigo de Rafael Tufiño y muy especialmente de José Antonio Torres Martinó. Éste último lo visitaba con frecuencia y almorzaban juntos en Manatí o en La Mallorquina, en San Juan.
Carlos Esteban: Y para cerrar esta entrevista, ¿puede compartir alguna poesía suya, Pedro Juan Ávila, que usted le haya dedicado a su maestro?
Pedro Juan: Le escribí a mi mentor Manuel Joglar Cacho algunos poemas que él mismo me ayudó a depurar. He aquí un fragmento de uno de éstos:
Pedro Juan Ávila |
En tu santuario ha madrugado el alba
revuelan ilusiones.
Se enternece y corona de luz
el mirar de tu estrella
el afán de tu anhelo
el cantar de tu río.
Nace con el riego de tu canto
un rosal florecido.
El hombre que has soñado
erguido en tu palabra
cultiva jazmines en la noche
y echa a volar los pájaros del día.
El dulce resonar de cien campanas
de tu inquieta e inconclusa melodía
te enlaza en ese viaje luminoso
a la eterna morada.
Impresiones de Manuel de la Puebla acerca del poeta Manuel Joglar Cacho |
martes, marzo 12, 2024
Aquí, allá y en todas partes: Búsqueda, sabiduría y serenidad, en tres poetas españoles y uno mexicano
por Carlos Esteban Cana
La literatura tiene muchas bondades –eso solía repetir en este plano el narrador Antonio Aguado Charneco-, y entre esas bondades suele prodigar frutos la literatura que indaga en las profundidades de la existencia humana en busca de sosiego y serenidad. Así lo testimonia la obra de escritores y escritoras de todos los tiempos, desde Séneca a Walt Whitman, de Marco Aurelio a Jorge Luis Borges. Dice otro Antonio, el español Antonio Ballesteros González: “Desde siempre, el ser humano ha buscado y perseguido con afán el gran tesoro interior de la serenidad. En una época como la que vivimos, envuelta en el marasmo de la ansiedad y la prisa, […] muchas personas sufren el vacío que produce la sensación de pérdida del sosiego y la quietud. Es por ello necesario indagar en las causas y consecuencias que se han derivado de esta inquieta búsqueda, acaso tan antigua como la conciencia de ser de la propia humanidad”.
Pedro Salinas en su poemario La voz a ti debida.
XIV
Para vivir no quiero
islas, palacios, torres
¡Qué alegría más alta:
vivir entre los pronombres!
Quítate ya los trajes,
las señas, los retratos;
yo no te quiero así,
disfrazada de otra;
hija siempre de algo.
Te quiero pura, libre,
irreductible: tú
Sé que cuando te llame
entre todas las gentes
del mundo,
sólo tú serás tú.
Y cuando me preguntes
quién es el que te llama,
el que te quiere suya,
enterraré los nombres,
los rótulos, la historia,
iré rompiendo todo
lo que encima me echaron
desde antes de nacer.
Y vuelto ya anónimo
eterno del desnudo,
de la piedra, del mundo,
te diré:
“Yo te quiero, soy yo”.
Antonio Machado en Proverbios y cantares.
XXI
Ayer soñé que veía
a Dios, y que a Dios hablaba;
y soñé que Dios me oía…
Después soñé que soñaba.
XXV
Las abejas, de las flores
sacan miel, y melodía
del amor, los ruiseñores;
Dante y yo –perdón, señores–
trocamos –perdón, Lucía–
el amor en Teología.
XXVII
¿Dónde está la utilidad
de nuestras utilidades?
Volvamos a la verdad:
vanidad de vanidades.
XXIX
Caminantes son tus huellas
el camino, y nada más;
caminante, no hay camino:
se hace camino al andar.
Al andar se hace camino,
y al volver la vista atrás
se ve la senda que nunca
se ha de volver a pisar.
Caminante, no hay camino,
sino estelas en la mar.
XLIV
Todo pasa y todo queda;
pero lo nuestro es pasar,
pasar haciendo caminos,
caminos sobre la mar.
Juan Ramón Jiménez en el poema El ser uno de su libro La estación total.
que sólo me escuche yo dentro.
Yo dios
de mi pecho.
(Yo todo: poniente y aurora;
amor, amistad, vida y sueño.
Yo solo
universo).
Pasad, no penséis en mi vida,
dejadme sumido y esbelto.
Yo uno
en mi centro.
También ese Juan Ramón Jiménez reflexivo se manifiesta en el poema El viaje definitivo, incluido en sus Poemas agrestes, 1910-1911.
…Y yo me iré. Y se quedarán los pájaros
cantando;
y se quedará mi huerto, con su verde árbol,
y con su pozo blanco.
Todas las tardes, el cielo será azul y plácido;
y tocarán, como esta tarde están tocando,
las campanas del campanario.
Se morirán aquellos que me amaron;
y el pueblo será nuevo cada año;
y en el rincón aquel de mi huerto florido y encalado,
mi espíritu errará nostálgico…
Y to me iré; y estaré solo, sin hogar, sin árbol
verde, sin pozo blanco,
sin cielo azul y plácido…
Y se quedarán los pájaros cantando.
Y cierra esta selección la conocida poesía del escritor mexicano Amado Nervo que lleva por título En paz.
Muy cerca
de mi ocaso, yo te bendigo, Vida,
porque nunca me diste ni esperanza fallida,
ni trabajos injustos, ni pena inmerecida;
porque veo al final de mi rudo camino
que yo fui el arquitecto de mi propio destino;
que si extraje la miel o la hiel de las cosas,
fue porque en ellas puse hiel o mieles sabrosas:
cuando planté rosales coseché siempre rosas.
Cierto, a
mis lozanías va a seguir el invierno:
¡mas tú no me dijiste que mayo fuese eterno!
Hallé sin
duda largas las noches de mis penas;
mas no me prometiste tan sólo noches buenas;
y en cambio tuve algunas santamente serenas…
Amé, fui
amado, el sol acarició mi faz.
¡Vida, nada me debes! ¡Vida, estamos en paz!
lunes, marzo 11, 2024
domingo, marzo 10, 2024
Aquí, allá y en todas partes: Reflexiones acerca de ‘Appreciate’, mientras encontramos respuesta
Ya vemos las graves repercusiones que tiene el poco respeto al ambiente y la naturaleza. Y son tan evidentes que gobiernos que antes negaban rotundamente la posibilidad del cambio climático ahora se pronuncian públicamente confirmando la veracidad del mismo. En un planeta con recursos limitados, con una explosión demográfica que crece década tras década y que para el 2050 contará con 10,000 millones de personas. A merced de una desenfrenada carrera impulsada por corporaciones de dimensiones transnacionales, las mismas que – aún obteniendo ganancias mayores cada año – van reduciendo su plantilla laboral gracias a los avances tecnológicos en áreas como la robótica y la inteligencia artificial. Y todo esto en una aldea global donde los poderosos prefieren la guerra, en lugar del desarme y la promoción de la paz.
A continuación, el video de Appreciate.