por Carlos Esteban Cana
Wandysel Torres Galán: “Puedo decir que mi primer paso en el universo creativo fue cuando tenía doce o trece años. Me gustaba escribir en una libreta a la que llamaba diario y no era precisamente porque escribía en ella datos amorosos de juventud. Ahora que examino, mediante este ejercicio, en ella plasmaba, sin querer o sin darme cuenta, lo que me sucedía y a su vez, era mi terapia, era mi forma de entender lo que ocurría a mi alrededor, una autoayuda”.
Nadya Echevarría: "En los 90s llegaron vendedores de enciclopedias a nuestra parcela. Mi padre con el salario mínimo nos compró diferentes series que lo abarcaron todo en mi pequeño universo. Los tuve en el armario del pasillo de mi casa a todas horas, dos diccionarios grandes, la colección puertorriqueña, la autodidáctica, el tomo de literatura… y otros tantos. Puede que esto haya influenciado al magnetismo que siento por las palabras. Otro día, papi llegó con una maquinilla con las teclas apretadisimas. Yo pedía constantemente tinta, mayormente reescribía textos para estudiar. Luego me regalaron la maquinilla electŕónica, tiraba una extensión larga y la podía usar en el patio. Me serenaban, me acercaban un poquito a mí dentro del autodesprecio adolescente. Escribir con constancia y otras urgencias llegó más tarde con los blogs virtuales. Publicar en las redes llegó con Espíritus Chocarrer@s, con la Generación del Atardecer Presenta (Daniel Pommers/Miguel Pruné), con la figura de Gato Malo Editores, con los zines de los eventos de micrófono abierto, la serie de talleres de ficción especulativa ofrecidos en Beta Local por la Generación, los ejercicios de escritura y hacerme parte de la editorial. Esa cultura de convocatorias y de libre acceso a la literatura me motivó a compartir de lo que cocinaba por mi lado".
¿Qué motiva su poesía? ¿Cómo se da en usted ese proceso creador? ¿Cómo inicia? ¿Hay algún momento ideal para colocarse ante la pantalla o ante la página en blanco? ¿Qué momentos, si algunos, son más propicios para escribir?
Nory
Malugin: “Mi poesía está motivada por lo cotidiano, por mis
propias vivencias, por los espacios que habito y observo. Hay ideas, conceptos
o imágenes con los que me enfrento en el día (y a veces en los sueños) que van
formando el poema en mi mente. Una vez hay algo concreto, me siento a escribir.
Este proceso sucede de manera más fluida cuando tengo tiempo para el ocio;
cuando me siento relajada las palabras fluyen mejor. Sin embargo, he tenido que
desarrollar también la habilidad de escribir como un ejercicio. Es decir,
sentarme frente al papel en blanco y crear de cero. Las primeras veces que lo
intenté los resultados no fueron los que quería, pero escribir también es una
práctica y cada vez logro escribir mejores textos de esta manera”.
Doris Irizarry: “Siempre me gustó la poesía, pero estuve consciente de ello mucho después. Y aunque de manera inconsistente escribía poemas, nunca sentí la urgencia de conservarlos. Los poemas que escribí de adulta, unos los perdí y otros los deseché como si con eso desechara algún sentimiento. Sin embargo, después de empezar a escribir consistentemente, siento que la poesía es una manera de ver la vida, una manera de existir, como bien lo ha dicho Rubis Camacho, gran escritora puertorriqueña, tanto en sus talleres como a través de la lectura de sus poemas y cuentos. […] Contestando esta pregunta, quizá, escribir poesía me permite acercarme al prójimo desde mi humanidad y mi vulnerabilidad y acercar el prójimo hacia mí, desde la suya”. Francheska Lebrón: “Mi proceso creativo es abrazar el caos. Como madre de niñas con necesidades especiales, profesora, investigadora y líder cultural, tengo el tiempo limitado. Aprendí a escribir en medio del ruido, mientras estoy en alguna marcha, mientras corrijo exámenes, cambio pañales o simplemente, mientras espero en una oficina médica. Cualquier momento, es uno en el que pueda escribir. Soy diligente cuando llega la inspiración, siempre que pueda. La habitación propia de Virginia Woolf, no es para mí precisamente una habitación. Escribir es mi acto de resiliencia”.
¿Cómo ha logrado llegar a
los lectores?
Astrid Guerra: “El oficio de escribir es como cualquier otro. Conlleva establecer relaciones con los colegas y con la gente del ambiente, en este caso el literario. Yo he aprovechado las redes sociales para distribuir mi Poesía. Cinco de mis libros están disponibles libre de costo en facebook.com/poetaencasa. Con una inversión mínima se pueden promover dentro y fuera de Puerto Rico. Antes de publicarlos para el mundo los compartí a través de mensajes privados con mis colegas escritores, para que los vean antes que nadie, en señal de respeto y deferencia”.
Ana-Loreanne Colón: “Creo mucho en que quien escribe debe hacerlo desde y para la solidaridad y la empatía. Me ha servido investigar y tratar temas sensibles con mucho respeto; siempre sin apropiarme de luchas o dolores ajenos. Eso es muy importante. Como escritora tengo licencia poética para imaginar y para crear, no para invadir”.
Yamilex Carriegos: “Veo el futuro de la humanidad más despejado respecto a los prejuicios. Habrá más personas con la confianza de expresar sus emociones de manera directa tanto dentro como fuera del arte. Estas temáticas son las predominantes en mi poemario Sentimiento versátil".
Wandysel Torres Galán: “El futuro de la humanidad siempre lo veo con esperanza, ya que, a pesar de los problemas, la falta de amor, de humanidad y empatía, hay muchos que apostamos a llenarlo todo de colores y respeto e intentamos llevar de distintas formas, ya sea a través de la canción, la pintura, el cine o la literatura, un mensaje positivo para las generaciones que van creciendo. Aunque no te niego que me preocupa la falta de atención, de sensatez. Me preocupa mucho que nuestra juventud, en lugar de recibir los consejos en la casa, por medio de sus padres, lo aprendan de algunas nuevas redes sociales que desinforman o llevan un mensaje sin explicación o fundamentos. Y en parte, escribo para llevar un mensaje directo, o llenar algún vacío”.
Hay quien dice que la poesía
salva… qué opinas al respecto…
Nory Malugin: “Creo que escribir puede ser parte de nuestras herramientas para sanar. Es importante que tengamos más de una herramienta para enfrentar procesos complicados o manejar nuestra salud mental. Dicho eso, sí, creo que poder apalabrar lo que sentimos nos ayuda. Escribir nos provee un espacio para pensarnos y sentirnos”.
Doris Irizarry: “Escribir poesía o cualquier género, es un proceso de aprendizaje continuo que requiere una empatía absoluta, con uno mismo y con el prójimo. Se asume ese estado con mucha honestidad, como dice mi maestra. Con ello se desarrolla cierta madurez o valentía para aceptar o decir; y cuando se adopta esa esa cierta madurez se pierde un poco el miedo de contar acontecimientos, especialmente los íntimos y dolorosos. Contar es compartir una carga, hacerla más liviana, quizá. Como pasa al escribir sobre la muerte. Las muertes las cargamos los vivos el resto de nuestra vida. Y yo cargo con la de mis muertos, pero la más dramática, la de mi padre, ocurrió cuando yo tenía casi siete años. Salió a comprarme un helado y regresó en un ataúd. Las muertes, como los amores, por lo menos en mi caso, no es que sean unos o unas más grandes que otros, es que cada uno es único y el impacto del golpe también lo es. Para contestar tu pregunta, la literatura quizá no sane del todo, pero tiene un poder maravilloso para sobrellevar el mundo, sus pasiones y desgracias”.
Nadya Echevarría: "Vivir en el lenguaje fue parte del contrato, atraer palabras a costa de sobornos, desvelos y corajes es parte del trabajo total que es el escribir. Si la escritura y su búsqueda sanan es a causa de llevarnos al movimiento, opuesto al letargo heredado y al deseo de los poderes que nos sujetan al silencio".
Si alguien se le acerca y le pregunta qué es necesario para ser escritora… ¿qué le diría?
Francheska Lebrón: “Leer. Leer mucho. Pero no sólo leer la palabra o leer literatura, sino, también leer una caricia, leer la sonrisa de quién amas, leer las hojas de un árbol cuando las sacude el viento, leer el beso y la lágrima. Leer la vida. Leer la justicia que merecemos como pueblo ¿Cómo podemos leer un amanecer? Te aseguro, que cuando lo descubras, podrás entender lo que se necesita para escribir”.
Astrid Guerra: “¡Leer! Leer hasta que te duelan los ojos, hasta que tengas una idea bien clara de la literatura que se produce en tu entorno y sepas cuál es el valor que quieres añadir. Escribir, siempre escribir. Tomar talleres. Uno nace con la inclinación y el talento. Pero eso hay que pulirlo. Editarte. No todo lo que uno escribe es publicable y hay que ser cuidadoso, discernir bien entre lo que es bueno, lo que no, y lo que puede funcionar si se trabaja un poquito más”.
¿A qué aspira con sus libros, con su propia obra?
Ana-Loreanne Colón: “A encontrarme. Solo eso. Si en el camino logro otras cosas, maravilloso. Pero solo quiero llegar a mí, a ese lugar profundo que aún desconozco”.
Yamilex Carriegos: “Aspiro a que sean más los jóvenes quienes plasmen sus vivencias y se dejen sentir. Estamos en el auge de las noticias negativas y eso conlleva a mucho deterioro en nuestro bienestar. Es necesario documentar lo que queremos, transformar lo vivido en arte…”
Manuel
A. Crespo Rodríguez: “Con la ficción aspiro a
entretener. Son de seis meses a un año de trabajo para que una persona lo lea
en un día o dos, pero vale la pena si causa una sonrisa o la ponderación de
asuntos desde otra perspectiva. Con la poesía aspiro a explorar mejor mis emociones
con la ventaja de poder comunicarlas. He dicho anteriormente que mi práctica en
la poesía ha sido un experimento, pues no soy un poeta de nacimiento ni de
crianza. Con la no-ficción, especialmente en las investigaciones, busco
comunicar el fruto de mis hallazgos sin importar lo controversiales que sean.
En última instancia, pienso que el lector es quien tiene la última palabra y
quien verdaderamente puede opinar si lo que expongo es razonable y evidenciado”.
Wandysel Torres Galán: “Con mis libros aspiro a seguir llevando la literatura contemporánea feminista y puertorriqueña a todos lugares, seguir colaborando con escritores del patio e internacionales, compartir y adquirir experiencias de vida, poder vivir de la literatura y participar en algún certamen literario de esos que remuneran con plata”.
¿Qué le ocupa en estos momentos? ¿Qué proyectos creativos y literarios, si algunos, le ocupan?
Walberto
Vázquez Pagán: “En este momento, estoy trabajando mi
cuarta propuesta poética, ya que la primera fue Bajo el eco de tus pies, la segunda, Un viajero, con dos boletos
y la tercera, Beso tus labios y olvido mi
existencia, y una quinta, que espero derechos de autor del Congreso de los
Estados Unidos".
Nory Malugin: “Se acerca la publicación de mi segundo poemario, Otra cosa es llamarse muerte con Editorial Pulpo. Además, sigo organizando y participando de lecturas de poesía, micrófonos abiertos y presentaciones de libros”.
Alexis
A. Mercado Ocasio: “En el momento me ocupa
la gestión de la primera actividad de poetas que estoy organizando, una lectura
y micrófono abierto para dar la oportunidad de quien quiera ser escuchado lo
logre”.
Doris Irizarry: "Actualmente sigo escribiendo para publicar un nuevo libro de poemas, quizá a finales de este año o principios del próximo. También reviso una novela que escribí hace unos cinco o seis años, y con la cual sigo trabajando de manera interrumpida. Me interesan otros géneros que leo e intento, como el haiku, la escritura minimalista. Y la pintura. Pintando interrumpo frecuentemente el proceso de escritura, a modo de receso terapéutico. Actualmente trabajo en una página de arte con la ayuda de mi hija, en la que expondré mis pinturas y de la que próximamente tendrán noticias. Espero no procrastinar una vez más”.
Francheska
Lebrón: “En este momento, tengo un libro listo para ser
sometido a publicación y otro que ya está siendo revisado por una editorial.
Siento una gran anticipación por ver la luz del mundo para estos libros
inéditos que he guardado con tanto cuidado. Anhelo que otras facetas de mi como
poeta sean descubiertas y poder continuar mi búsqueda de una voz distintiva
como escritora”.
Astrid Guerra: “¡Seguir escribiendo! Luego de tres años inmersa en el tema de La Bruja, me han salido unos poemas muy personales, casi existenciales. Estoy contenta con eso, curiosa sobre mi próxima etapa”.
Eduardo Rodríguez: “Estoy emocionado porque estoy en la recta final de mi próxima publicación. Es una novela que escribí recientemente. El proceso de crearla ha sido toda una aventura, solo comparable con los eventos que transcurren en ella. ¡Muy deseoso de compartirla con todos! En adición, un tercer libro se avecina. Estaré pronto dando forma a mi próximo poemario”.
Ana-Loreanne Colón: “Tengo varios proyectos, uno académico y otros creativos. Aún están en gestación, pero tengo mucha fe en ellos. Sé que marcarán un antes y un después en mi carrera”.
Yamilex Carriegos: “Además de asistir a los open mics del área noroeste, publiqué otro poemario titulado Estampa matutina a un caminar poético. Por otra parte, quiero romper un poco con la monotonía del verso libre para centrarme más en las octavas y décimas. Por último, me gustaría asistir a más mercados o festivales de libros para conocer otros escritores y dejarme sentir”.
Nadya Echevarría: "Mi tercer poemario se encuentra en
edición. Curas insurrectas tendrá una segunda edición. Escribo para la Revista Cultural Esencia, un
proyecto literario de mi pueblo Peñuelas. Nuestro plan es continuar
evocando memorias, deseos e imágenes que bien pudieron perecer en el olvido,
pero que con Esencia se abren a la felicidad en forma de libro (o de
revista). En cada presentación se convoca al pueblo. Al presentar la
última (año 3, vol 1) tuvimos el honor de contar con Ivelisse Echevarría,
insigne deportista peñolana quien fuera abanderada en las Olimpiadas del 1996.
En estos espacios se da un tipo de trueque de palabras, de
recuerdos comunes y es algo que debería continuamente repetirse y replicarse".
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