por Carlos Esteban Cana
Este boletín ya había publicado en el 2011 una edición acerca de la vida del poeta, reproducida en el blog Panaceas y Placebos, titulada Homenaje a la buena poesía: enbúsqueda de Fernando Cros. Hoy volvemos hacer lo propio con agrado pues estas reflexiones sobre las páginas de Cayey en torno al escritor conservan su propósito; sirven de anticipo, invitación y viaje a su estética y a su poesía.
Una visita al poeta: Impresiones acerca de la revista Cayey dedicada a Fernando Cros
por Carlos
Esteban Cana*
edición que hoy presentamos, convierte esta nueva edición en una pieza de coleccionista. Este servidor que ha estado involucrado con la producción de publicaciones periódicas desde 1988 no la puede ver de otra manera.
Si observamos la
estructura de la revista Cayey # 97 podemos ver los ángulos medulares en torno
a la obra de Fernando Cros. En primer lugar nos encontramos con una antesala
biográfica conformada, por un lado, por las palabras que el maestro Antonio
Martorell utilizó para evocar al amigo-poeta en la despedida de duelo; y, por
el otro, por ese conmovedor ensayo en el que la educadora, artista plástica y
crítica de arte Deledda Cros, esposa del poeta, testimonia una vida plena de
almas gemelas unidas por el arte y el Amor, Amor, en este caso, con mayúscula;
ambos escritos permiten ver y conocer a ese ser humano llamado Fernando Cros, y
esto es de particular utilidad para quienes no lo conocimos personalmente. Es
como si a través de las reflexiones de Antonio y Deledda, el poeta llegara a
esa antesala para darnos él mismo la bienvenida.
Luego me desplazo
hacia lo que la crítica especializada manifiesta acerca de la obra del poeta.
En esa sala me encuentro con la Catedrática María Teresa Bertelloni, con el
escritor y educador español Antonio Agulló Albert, con el filósofo
puertorriqueño Francisco José Ramos, y con el pensador cubano Pedro Subirats.
Cada uno desde su particular visión arrojan luz acerca de libros medulares de
Fernando Cros: Crónica de un hombre solo; Fragmentos del habla y Aforismos de
la lentitud. Al final el crítico literario Luis de Arrigoitia sintetiza la
sabiduría reflexiva que hay en la poesía desarrollada por el escritor.
Ya en la terraza, y después de la cena, todos los invitados presenciamos un recital de Fernando Cros en su propia voz, porque leer a un poeta es una forma de escucharlo. Es así que degustamos una selección del libro Signos, un cuento titulado Primera historia popular, una reseña suya sobre una novela de Juan José Millas, una entrevista que le cursó en México al escritor colombiano Álvaro Mutis en la década del 80, y también sus reflexiones en torno a una instalación realizada por el artista Carlos Cancio en la Galería Viota, y a la exposición Tradiciones afrocaribeñas: espiritualidad, arte y resistencia presentada en el Centro de Exposiciones Casa Escuté en el 2007.
Pero de esta
visita a la estructura que presenta este número extraordinario de la revista
Cayey, quiero detenerme en la tertulia que ocurre con el escritor en la
biblioteca, es decir en la parte dedicada a las entrevistas. Y de ellas
focalizaré en algunas impresiones que el poeta ofrece sobre su obra. A mi modo
de ver en esos intercambios Fernando Cros se convierte en un Catedrático
excelso de la buena poesía…
***
En entrevista con
Alba Gómez Escudero, el Poeta manifiesta:
La poesía es
sobre todo mucho trabajo. Yo creo en esa labor de reescritura permanente; es
algo que no se acaba nunca o si se acaba es por abandono, cansancio o dejadez.
Uno de los poetas contemporáneos de España, Antonio Gamoneda, tiene esa misma
visión de la reescritura como un acto permanente que yo reivindico para mi
propio trabajo poético. Como nuestras perspectivas cambian, el poema también
puede cambiar. Más que el contenido, lo que busco es un tipo de precisión
melódica; esta no tiene que ver con la rima ni con la métrica, sino con una
forma particular de respiración.
***
En respuesta a
Rosa Luisa Márquez, en el programa 1, 2, 3 probando, reflexiona el Poeta:…
Hay algunos
poemas en los libros que yo he escrito que tienen mayor carga rítmica y que son
más proclives a ser leídos en voz alta. Pero no es una ley o un principio
regulador de mi poesía. Yo lo escribo, y lo escribo cuando no tengo más remedio
porque yo creo lo que decía Gonzalo Rojas de que “los poemas hay que evitar
escribirlos, solamente cuando una idea, un ritmo o una melodía se vuelve
obsesivo y no puedes hacer otra cosa que escribirlo para sacártelo de encima,
pues lo escribes”.
O sea, mi
obsesión no es escribir poemas. Los escribo cuando no me queda otro remedio.
***
Cuando el
escritor José Luis Vega le pregunta acerca de la tensión entre dos contenidos
semánticos, la palabra y el silencio, el Poeta contesta:
Me parece que hay
un hiato entre el mensaje y la recepción, y que, en gran parte, es debido a la
naturaleza de la lengua, a sus características y particularidades
morfosintácticas, al tipo de paradigma que la ha ido conformando
históricamente. Por otro lado, el lenguaje, como todos sabemos, es un conjunto
de símbolos que no retrata sino que señala hacia aquello que origina el
mensaje, pero que, desgraciadamente la lengua solo puede estructurar en
términos lingüísticos, que no son idénticos a las pulsiones, las urgencias, las
reacciones sensoriales y/o bioquímicas que movilizan a un sujeto que dispara
ese reactivo semiótico-literario, desplegando una compleja red de estrategias,
que luchan por abrir una vía de comunicación entre el escritor y el lector.
***
Y concluyo este
florilegio de reflexiones del poeta Fernando Cros con una cita suya que incluyó
Deledda Cros en ¿Existen las almas gemelas?:
“El poeta como el
artista, en tiempos de crisis, indagan mundos alternos que nos sirven como
instrumentos de consolación”.
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*El autor de esta
presentación es escritor y comunicador puertorriqueño.
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