por Carlos Esteban Cana-Rivera
Aníbal Colón Rosado es un gigante en las letras boricuas, reconocido en círculos especializados de la cultura puertorriqueña. Con una formación en filosofía, teología y educación que le ha llevado a estudiar en universidades en Roma, Estados Unidos y Puerto Rico, este profesor, escritor y políglota (domina seis idiomas, entre ellos el latín) que nació en Barranquitas ha sido y es como una incansable hormiga laboriosa. Desde que inició su obra en la década del 70 hasta el día de hoy ha publicado 46 libros, entre los que se encuentran El credo del coquí (1979), Crisis de identidad en la educación católica en Puerto Rico (1981), Filosofía de la técnica (1992), El libro de los epitafios (1997) Pensamientos y poemas de un peregrino (2005), Historia de una pasión (2007), Cítara (2014) y Te doy mi palabra (2020). En el 2011, la investigadora Nélida Ramos Torres compiló los escritos que Colón Rosado había publicado en periódicos y revistas a partir de 1965, bajo el título Letras en el tiempo. Por sus ensayos, prosa poética, microcuentos, narrativa y poesía, Aníbal Colón Rosado ha recibido premios y distinciones de instituciones como la Fundación Cultural Hispanoamericana, el Centro Poético de Madrid, la Fundación de las Artes y la Cultura, la Comisión del V Centenario y el Instituto de Cultura Puertorriqueña. Fue director del semanario católico El Visitante de Puerto Rico durante 15 años (1984-1999), presidente de la Universidad Central de Bayamón (2000-2002) y dirige desde 1997 la Editorial Poemar. En 1996 la Universidad Pontificia Católica de Ponce le otorgó un Doctorado Honoris Causa en Periodismo. Recientemente su labor como escritor, intelectual y humanista ha sido destacada por el Catálogo Mundial conocido como WorldCat, un catálogo colectivo que detalla las colecciones de miles de instituciones, utilizado por bibliotecarios, investigadores y público en general. También la red social Meta (antes conocida como Facebook) le reconocía por su rol como creador de contenido a lo que respondió: “Mi apostolado es gratis. Quod gratis receptus, gratis datus. This Latin phrase translates to: ‘What is received freely is given freely.’ It’s a beautiful sentiment that remind us of the reciprocity of kindness and generosity. When we receive something without expecting anything in return, it’s a gift. And when we give freely, we create a cycle of goodwill that enriches our lives and connects us to others. In a world where transactions often involve currency or obligations, this ancient saying serves as a timeless reminder of the value of selflessness. Whether it’s a smile, a helping hand, or a heartfelt gesture, let’s continue to give freely and appreciate the beauty of reciprocity.”
A continuación, En las letras, desde Puerto Rico ofrece a sus lectores la primera de una serie de entrevistas que Aníbal Colón Rosado nos ha concedido a través de los años. Este primer conversatorio inicia haciendo referencia a su libro Filosofía e imaginación, publicado en el año 2013.
Carlos Esteban Cana:
Hablemos brevemente de Filosofía e imaginación, el libro por el que recibió el
reconocimiento del Instituto de Literatura Puertorriqueña…
Aníbal Colón Rosado:
Filosofía e imaginación (2013, 561 pp, 9”x6’) es mi segundo libro de filosofía,
escrito prometido en Historia de una pasión, en el año 2007. El primero,
publicado por la Editorial de la Universidad de Puerto Rico, se titula
Filosofía de la técnica, y versa sobre fenomenología, racionalidad, ética,
maquinismo y cosmovisión artificial en la era tecnológica. Otros ensayos que
merecerían un espacio en las presentes páginas encontraron su cobijo en Letras
en el tiempo: Kafka o el desamparo del hombre, Periodismo y humanismo, Aportes
culturales, Los albores de la universidad.
Filosofia e
imaginación es un libro trotamundos y trotatiempos, no sólo por su contenido,
sino también porque se escribió, revisó, editó y transcribió en varios lugares:
San Juan, Bayamón, Cayey, Barranquitas y Guaynabo, Puerto Rico; New Haven,
Connecticut; Columbia, Maryland; Alemania e Italia. Estos folios, pergeñados
por otro amante de Sofía, se hicieron verbo y se llenaron de palabras en los
ambientes más inverosímiles: automóviles, aviones, trenes, bosques, salas de
espera… Son fruto de un filosofar en el
tonel, como el de Diógenes de Sínode, o en la calle, al aire libre, como el de
los peripatéticos. Y en las veredas forestales —Holzwege—, a la usanza
heideggeriana.
Libro dedicado a los
filósofos de Puerto Rico, tanto nativos como adoptados y transterrados.
Carlos Esteban:
Después de 46 títulos, en los que ha explorado de diversas maneras la
creatividad y la dimensión ontológica del ser, ¿qué le ha permitido la
escritura?
Aníbal: Me invita a
explorar caminos hacia la verdad, la belleza y la bondad. Es una vocación que
permite conocerme mejor, entender a la humanidad y al ser-en-el-tiempo-
y-en-el-espacio. Es decir, a un modo existencial siempre abierto a nuevas
posibilidades fecundas.
Carlos Esteban:
¿Cuáles han sido sus maestros en ese sendero literario y reflexivo? Me refiero
tanto a autores como a personas…
Carlos Esteban: Su
obra destila sin duda el dominio del lenguaje. En Aníbal Colón Rosado la prosa
se vuelve poesía y la poesía tiene instancias prosaicas… ¿Cómo puede lograr
eso?
Aníbal: Ignoro si es
un logro o un modus et usus scribendi. En cuanto al lenguaje y los idiomas,
estos me llevaron al campo de las letras. El tratar de encarnar los poemas en
el curso de la vida cotidiana y en el corazón del drama humano me inclina a inyectar
en ellos sustancias prosaicas. Sin embargo, me parece que predomina la
cosmovisión poética en el pensamiento y en la inspiración, sea en los versos o
en la prosa.
Carlos Esteban: ¿Tiene
el escritor Aníbal Colón Rosado un género literario preferido? Y por qué…
Aníbal: Prefiero la
poesía lírica, al estilo de la antigua escuela. Creo que va más a tono con mi
formación, mis preocupaciones existenciales, mi biografía y carácter. Este
género promueve una honda compenetración con las emociones íntimas y los
sentimientos manifestados por el poeta mediante el ritmo y las imágenes.
Carlos Esteban: En
esta época de tanto adelanto tecnológico y distracción… ¿son necesarios los
escritores?
Aníbal: Quizás más que
nunca. En cierto sentido, somos hijos del siglo y contamos con variados medios
de comunicación social, además de la palabra escrita. Los avances técnicos y la
disipación sistemática podrían desplazar la demanda de quienes se expresan
mediante la tradición de las letras impresas. Aun así, los escritores están en
condiciones de adaptarse a las circunstancias y aprovechar los nuevos
instrumentos en bien de los fines estéticos. Y, por otra parte, impregnar
profundamente los ámbitos tecnológicos con la savia de la sabiduría y la alta
cultura. Siempre existe la esperanza de que un valioso círculo de lectores
cualificados persevere en la fidelidad y devoción de la buena y fructífera
lectura.
Carlos Esteban: A su
entender, ¿qué es más valioso para un escritor: leer o vivir?
lectura tiene sus ventajas y riesgos. Debe darse en el contexto o tejido de la existencia orgánica y real. Por un lado, nutre el intelecto y el espíritu literario; por otro lado, puede amenazar la originalidad y la riqueza del escritor si solo se nutre de la cultura libresca y la imitación servil. El vivir debería incluir el mundo de los escritorios, libreros, bibliotecas, etcétera. Y, a la inversa, el leer remite a la inteligencia para vivir y sobrevivir en una sociedad compleja y enajenante.
Carlos Esteban: ¿Qué
ha sido lo más difícil que ha encontrado en su camino como escritor?
Aníbal: Comencé tarde
y con pobres exigencias propedéuticas y de preceptiva literaria. Resulta difícil abrirse paso si faltan los
recursos económicos, didácticos y todos los auxilios necesarios para emprender
un trabajo de esta naturaleza. No se trata solo de escribir, corregir, editar,
sino también de ilustrar, imprimir, mercadear, divulgar y promover
continuamente el fruto de la pluma. Los compromisos humanos y el esfuerzo por
sobrevivir nos pueden alejar de la palabra. Ahora bien, si cultivamos la vocación,
la inspiración y creamos un ambiente favorable para la creación, no habrá
obstáculo que nos detenga en el empeño de abrazarnos al arte maravilloso y
paradójicamente inefable.
Carlos Esteban: En
estos momentos, ¿se ocupa de un nuevo proyecto literario?
Carlos Esteban: De los libros que usted ha creado, ¿cuál es su favorito? Y por qué…
Carlos Esteban: ¿No es
tiempo de que los lectores de Aníbal Colón Rosado/Aníbal Colón de La Vega
reciban ‘la antología’, una que reúna lo que el autor estima que es lo más
representativo de su obra?
Aníbal: Aunque he
publicado algunas colecciones poéticas en torno a ciertos temas, todavía me
falta una antología general que recoja los mejores poemas de mi carrera
literaria. En cuanto a la obra en prosa, resulta más difícil pues los libros
son voluminosos y heterogéneos.
Carlos Esteban Cana:
¿Qué consejo podría ofrecerles a los jóvenes escritores? A los que inician ese
camino que usted ha transitado con gallardía, discreción y belleza…
Aníbal Colón Rosado:
Las respuestas anteriores contienen algunos consejos. Nos criamos en tiempos y
ambientes culturales diferentes, con sus ventajas y desventajas. Las nuevas generaciones cuentan con medios
técnicos que facilitan, de algún modo, el trabajo: información instantánea,
investigación, métodos, oportunidades para publicar sin descuidar otros
aspectos de la vocación literaria. Un reconocido autor afirmó que, si alguien
decidía dedicarse a las letras, que lo hiciera como los grandes; de otra
manera, se moriría de hambre. Ciertamente, jamás me considero parte del círculo
laureado; me ha ido modestamente bien, y hasta ahora no he sufrido de
inanición. A persistir, perfeccionarse y dar con la letra escondida, pues,
contra viento y marea.
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