por Carlos Esteban Cana
Aunque se escriba de lo inverosímil la escritora o escritor tiene que abastecer
su narrativa sobre una base verosímil; de transparencia lógica o bajo la bruma
‘ilógica’ la trama debe sostenerse en causas que bifurcan sus senderos hacia un
razonable o ‘irrazonable’ efecto… incluso cualquier mago debe contextualizar su
arte con actos previos con el fin de preparar al público hacia el desenlace
visualizado y esperado; para maravillar a la audiencia con la ‘ilusión’ y la
resolución del ‘aparente misterio’ aunque sólo se trate de sacar del sombrero
un conejo…
He aquí algo de lo que te puedes encontrar en estas colecciones de cuentos
publicadas en el lustro más reciente en el Archipiélago boricua. Esto abre un
nuevo capítulo en la historia de la narrativa en Puerto Rico. Según leo la obra
de esta nueva promoción de escritoras y escritores voy seleccionando,
compartiendo breves impresiones y escribiendo; voy publicando (antes-mientras
tanto-y después) reseñas durante el proceso. Y, hasta ahora, estos cuatro
libros se colocan en primer plano: Salto al vacío, Relatos para
jugarse la vida (2018) de Richard
Rivera-Cardona; Vitrinas (2019) de Yasmarie Hernández
González; Diversas, Cuentos para desafiarnos (2019) de Wandysel
Torres Galán; y Sangre mía (2020) de Ana-Loreanne Colón.
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