Acompáñame al camino de regreso
por los
tenues remanentes del crepúsculo
donde casi es
posible palpar
los
contornos de los árboles
que tantas
veces abracé
a mi espalda
las
montañas han disminuido
pero me
sorprendo tranquilo
mientras pasean
entre mis pies
fosforescentes
y luminosas serpientes
tras la
huella terrenal
siento afortunado
el bendito
trazo
del hilo
finísimo de plata
en el
laberinto
***
Después del viaje
la energía
del amor
recibirá mi
ser
Soy cometa en tránsito
curvo en la
órbita
y mis manos
se muestran
llenas;
y no hay
nada
que
traicione la experiencia
Inhalo y
exhalo
en el suave
kairós
he soltado
miedos
que
restaban al camino
Ahora regreso tranquilo
*
Lejos de la costa surco mares
derrotado
siempre me hablaron
de lo
infalible de la ternura;
en estos tiempos, en cambio,
resulta incierto
no hay
cabida para algo perdurable
y se
desecha el amor
como un
artículo más,
inconmensurable
sed
del consumo
reinante
**
Ayer
esperaba la esperanza
esperaba la esperanza
en
el nido del fénix,
los rayos
quemarían sus aromáticas especias
y las
cenizas
vestirían
de alquimia la fragmentada ilusión:
experiencia rediviva del
encuentro
no de otra
forma el segundero
estaría en
sintonía con la grata experiencia de vivir;
un hilo
entonces
sostendría
puentes y caminos de regreso hacia el centro,
el mandala
establecería la ruta,
senda
oculta tras el agobio del desierto nocturno…
si en
cambio
visualizara
nuevamente tu presencia,
llenaría el
horizonte con tu figura
pero tras
los párpados se impone inmediato
lo vano del
espejismo,
imagen
diluida en la inmensidad del acto:
el sol tan necesario como esperado
permaneció
deliberadamente oculto
tras los
espesos nubarrones
y no volvió
a salir…
***
Soy residuo
de cenizas
fragmento
cabal
encrucijado
en la
ventisca amorosa
insolente
**
Estoy
muriendo lentamente…
lo sé
el consuelo de los budistas
para una
mente occidental
es un
tormento
después de amar profundamente
soy hoja
seca maniatada por el viento
los mitos
quedan descubiertos
en el hueco
vacío de mi alma
se ha despeñado el hilo de ariadna
***
Lejos
del
pensamiento original,
he
descubierto
con los
pasos andados,
entre
cenizas,
el bendito
hilo que permanece;
pedacito de
pan en el camino
no di fe
al fénix
esperando en su nido aromático
la caricia
cálida del sol primigenio,
pero caídas las certezas
tras los
escombros
he visto
nuevamente
el nítido
perfil de la esperanza
rediviva
la mustia
flor de Jericó
espera
pacientemente
en mis
manos
***
Carlos Esteban Cana es comunicador y escritor. Fundador de la revista y colectivo Taller Literario, un espacio de democratización en las letras puertorriqueñas. Se ha desempeñado como coordinador editorial, periodista cultural independiente, y ha laborado además en la industria televisiva. Su obra creativa se ha publicado en revistas y periódicos nacionales como El Sótano 00931, Ciudad Seva, Narrativa Puertorriqueña, Letras Salvajes, CulturA, Diálogo y El Nuevo Día, entre otros. En lo que se refiere al ámbito internacional su narrativa y poesía ha sido publicada por Escaner Cultural, Zona de Carga, Palavreiros, Abrace y el Boletín de Nueva York, entre otros. Recientemente algunos de sus cuentos han sido traducidos al italiano. Ha participado, además, en diversos medios de comunicación reflexionando acerca del panorama cultural en el País.
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