sábado, abril 28, 2012

En las letras, desde Puerto Rico (Serie Escritoras Internacionales) Pasión, vivencia y conocimiento: El universo creativo de Lina Zerón -segunda parte-


por Carlos Esteban Cana

En esta segunda parte develamos detalles importantes en la trayectoria de esta autora mexicana. Ligada de diversas formas a Puerto Rico, ya sea a través de varios poemas o con la amistad que le une a escritoras y escritores boricuas, Zerón pasa revista sobre diferentes etapas en su vida. Por lo anterior, conocemos cuáles fueron los primeros libros en sus manos, cómo se acerca a la poesía, por qué su nombre inicial como autora cambió en París. Nos detenemos brevemente en cada uno de los títulos que conforman su obra, rememoramos algunos acontecimientos que gestó durante tres lustros de intensa presencia cultural, y también hablamos del presente, ciclo creativo caracterizado por una rica actividad interna de mayor sosiego.

CEC: Háblame ahora de ti… de tu vida… de las tardes cuando eras niña… de los primeros libros… del proceso de secundaria.
Lina Zerón: Soy la tercera de cuatro hermanos. Mi padre consanguíneo murió cuando yo tenía 6 años. Mi infancia fue muy difícil ya que de un jalón perdimos padre y madre porque el trabajo copaba todo su tiempo. La pobre abuela de casi 70 años tuvo que hacerse cargo de cuatro diablillos.
Tanto la primaria como la secundaria fui la niña de los dieces, amaba la escuela, bueno, siempre. Hacer tareas. Todos mis apuntes los pasaba en limpio y era súper traviesa. Si no fuera por mis calificaciones, me hubieran corrido de la secundaria.
En tercer año descubrí que era bonita y dejé de ser un tanto “machorra” para ser más femenina. Estaba acostumbrada a jugar con mis hermanos hombres, futbol, beisbol, lucha en patines, todo lo que fuera de hombre, incluso usaba el cabello tan corto como ellos. Mi hermanita, a la que adoro, era tan femenina que me caía mal y como castigo mi abuelita me ponía a jugar a las muñecas con ella. Un día le formé todas sus muñecas en la jardinera de la casa y las maté con una basuka, de juguete, claro. Me tocó una de tantas palizas.
A los 8 años mi madre me dio el primer libro para leer: Fábulas de Esopo, luego, Mujercitas, La edad de la inocencia y creó un hábito de lectura. Ella escribía poesía y yo comencé a hacer mis pininos a los 11 años pero desde los 8 concursaba declamando y casi siempre ganaba. En la Secundaria vendía cartitas de amor o poemas a un peso y me compraba una soda y un chocolate. 
CEC: Y después, que tan fácil o tan difícil fue esa época…
LZ: La prepa fue un trago amargo ya que mi mamá se volvió a casar, cuando yo tenía 15 años, con un militar que nos trató de controlar como soldados y chocamos muchísimo con él. Ahora lo amo como a un padre pero tuvimos que adaptarnos todos a la nueva situación. Mis calificaciones bajaron de 10 a 8.9. Sufrí mucho por los celos de las compañeras y el acoso de los chicos. Todo esto me descontroló, no quería ir a la escuela.  
CEC: Hablemos ahora de tu etapa universitaria…
LZ: La universidad fue la etapa más maravillosa de mi vida en cuestión de escuelas. Retomé mis ganas de estudiar, con todo. Los tres primeros semestres los pasé en el área de arquitectura e ingeniería. Mis calificaciones volvieron a ser muy buenas. Estudié Relaciones Internacionales. Yo quería ser Médica pero no había cupo en esa carrera así que el novio que tenía en turno, me inscribió en Relaciones, ya que yo estaba trabajando mientras llegaban mis documentos.
Comencé a trabajar en la mañana, de 8 a 5 y de ahí salía corriendo a la universidad que era de 17 a 22 hrs. Un cambio total porque en el turno vespertino los compañeros eran mucho más maduros que los de la mañana.
Cuando salí de la universidad me contrataron en la Dirección de Posgrado como asistente A, B y luego como jefa de servicios escolares y ahí conocí al que hasta la fecha es mi esposo. Fue a pedir informes para un amigo y nos gustamos. A los 15 días ya estábamos viviendo juntos y luego nos casamos. Tuvimos 3 hijitos, ja ja. El oficio más difícil de la humanidad, ser padres. 
CEC: Háblame ahora del oficio… cómo te acercas al poema…
LZ: El poema se acerca a mí, no yo al poema. Es algo muy lindo y extraño, puedo no escribir un poema durante 15 días o un mes y de pronto, todas las vivencias que he tenido, visto, he sido testigo, se agolpan en mi interior y comienzan a salir de un jalón y escribo y escribo hasta que me agoto. Luego los dejo descansar y los voy abriendo de a poco. Los reviso, los corrijo, los leo en voz alta y cuando ya estoy segura, en ese momento, los doy para publicación.  
CEC: Me puedes hablar de lo que es poesía… para qué sirve…  cumple algún rol…
LZ: La poesía para mí, es pasión, vivencia y conocimiento. Y siempre parto de estas premisas para escribir. La poesía es para los ciudadanos de a pie. Nunca derrocará un gobierno ni detendrá una guerra pero sí denuncia, presta sus palabras a otros para que se expresen, mueve corazones.
CEC: ¿Qué te apasiona leer? ¿Cuáles fueron esas lecturas que te marcaron?
LZ: Me gusta mucho la poesía contemporánea, la que se gesta en este momento. Los clásicos ya los leí hace mucho y me sirvieron en su momento. Pero lo que me apasiona es leer todos los libros que me regalan cuando voy a los Encuentros de poesía, esa es la más fresca, lo verdaderamente actual.
Oliverio Girondo es uno de mis poetas preferidos. Lao Tse, Kavafis, Sabines, son muchos los poetas que he leído. Desde niña los románticos hasta los completamente desconocidos para otros. No me siento influenciada especialmente por alguno. Tal vez a los 15 años por Neruda, Sor Juana, pero a medida que he ido encontrando mi estilo, mis lecturas van cambiando.
En cuestión de narrativa, ya que me gusta escribir novela y cuento, leo sólo lo que me atrae. Si un libro no me atrapa en las primeras 50 páginas, lo cierro y comienzo otro. Me gusta mucho la literatura policiaca, la de suspenso. Las historias de amor, prefiero vivirlas. 
CEC: Cómo se describe una mujer escritora como tú con respecto al ambiente literario.
LZ: Soy una mujer muy apartada de los grupos, las camarillas literarias, no me gusta que me cataloguen en ninguna corriente ni como parte de nada. Soy un ser libre en todos los aspectos. Yo tomo mis decisiones, no siempre son las mejores pero son mías. Soy bastante ermitaña. No me gusta ir a las presentaciones de libros. No me gusta presentar mis libros. Prefiero que me inviten a leer mi obra en colegios o asistir a los Festivales. 
CEC: En qué etapa te encuentras ahora.
LZ: Antes tenía apuro por publicar, por ser reconocida. Ahora quiero descansar del torbellino en el que he vivido los últimos 15 años. Necesito paz y silencio, incluso he cambiado mis números de teléfono para que nadie me llame y pueda disfrutar el estar sola, sin visitas. Sola con mis pensamientos, mis libros. Disfruto mucho la naturaleza, el mar, amo el mar. 
CEC: Dime, cuando escribes, hay alguna sensación que motive la creación
LZ: Sólo escribo cuando tengo deseos, o cuando sufro. Normalmente si estoy feliz y disfrutando de la vida, prefiero centrarme en ello y no distraerme en otras cosas. Cuando comienzo a escribir es difícil parar, como cuando un libro me atrapa. Soy capaz de no dormir con tal de terminarlo. 
CEC: Tu poesía también tiene ese hálito de conmoverse ante el dolor ajeno, situación que también coloca, en ocasiones  al poeta en una encrucijada propia; manejar el dolor no es fácil 
LZ: Hace como un año dejé de estar informada de lo que pasa en el mundo. Sufro tanto con las noticias que ya no veo televisión, no leo periódicos y trato de no enterarme. Era tanto lo que sufría viendo a los niños acribillados, o abusados en cualquier forma que tuve una depresión fuerte. Ya lo condené en el papel, pero por salud mental y emocional, no quiero enterarme de nada. Tal vez es una estupidez pero no soporto el sufrimiento ajeno.  
CEC: Hablemos ahora de tu obra, libro por libro. Comencemos con tu primer poemario publicado en 1996, titulado Luna en abril, poemas.
LZ: Luna en abril, poemas, es el primer libro que me editan en el que se recupera poesía de mis inicios en la adolescencia, mi primera juventud, mis deseos íntimos. Y ya se nota mi espíritu, mi compromiso en la defensa de los derechos de la mujer y con mi país. No hay un hilo conductor ya que son poemas de diferentes edades.  
CEC: En 1997 publicas Luna en abril, sueños.
LZ: Luna en abril, sueños, es prosa poética. Son pequeños relatos de todo tipo, sobre todo amorosos y donde comienzo a desarrollar el erotismo en mis escritos. También de varias edades. Tenía mucho escrito desde jovencita y la editorial del Centro de Investigación y Estudios Nacionales me contactó para iniciar su colección de Literatura, con lo mío.
CEC: En 1998 culminas esa trilogía con Luna en abril, cartas.

LZ: Luna en abril, cartas, es el complemento de la trilogía de mis escritos a partir de los 15 años y que el CIEN divide en tres. Así surgen: poemas, sueños y cartas. En este libro hay prosa más directa y contiene misivas de todo tipo: amorosas, a mi padre muerto, a mi segundo padre, a un maestro, un(a) amigo(a). Desarrollo más mi buen sentido del humor en este libro.
No pensé que fuera a suceder mucho con estos tres libros y no tuve la precaución de guardar ni un solo ejemplar y resultó que Luna en abril, poemas, el primario o más primitivo, como lo llamaron en aquella época, logró vender 3mil ejemplares en 9 meses en los exhibidores de unos restaurantes de México. 
CEC: A finales de esa década, la última del siglo XX, en 1999, circula tu libro La spirale du feu, Espiral de Fuego.
LZ: Siento que con este libro di el salto ya que alguien que compró mi libro de Luna en abril, poemas, lo llevó a París. Se lo muestra al que en ese entonces era el Director del Instituto hispanoamericano de cultura, a quien le gusta la frescura de los poemas y hace contacto conmigo. Me hace la proposición de que el próximo libro, que todavía no tenía nombre, me lo traduzcan al francés y aparezca en París.
Hago maletas, viajo a París -1998- a conocer al traductor, al contacto, a mi anfitriona y a los de la editorial. Acepto su proposición de mudarme unos meses a París, cosa que exigió el traductor, para poder llevar a cabo el libro bilingüe. Yo, casada, con tres hijos pequeños, tuve que enfrentarme a la situación de combinar mis tareas de mamá, esposa y administradora de mi casa, mis clases, para perseguir mi sueño. Consigo una buena negociación con mi familia y me mudo 7 meses a París.
Ahí fue donde mi nombre inicial como escritora cambió de Lina De Mendoza en los primeros libros a Lina Zerón, ya que las compañeras latinas me hacían burla por el “de”. Todas ellas libres y feministas, sembraron la semilla de la liberación de espíritu y fue que adopté mi nombre de soltera para escribir: Lina Zerón.
El libro se termina de traducir en 1999, se edita en L’Harmattan y se sigue vendiendo por internet. En París conocí gente muy valiosa de quien aprendí mucho. Tuve una especie de “tutor”, Jorge Tafur, que me daba lecturas y lecturas. Me preguntaba como si estuviera en el colegio, revisaba mis poemas. Los que no le gustaban los arrugaba y los tiraba al suelo. Y yo, perceptiva de que era el camino correcto, acepté el reto de trabajar con un hombre tan enérgico y disciplinado para la literatura y reescribía las metáforas, pensaba en los adjetivos, los recursos literarios. En fin, todo lo que él me enseñó lo aproveché y mi vida cambió de la mamá de los güeritos, la esposa del Ing. Mendoza, la hijita del Mayor Zerón a la poeta mexicana, Lina Zerón.
Al salir publicada en París y comenzar la promoción del libro, fui incluida en antologías como: “Latinas en Paris” y muchas más. Así que el resto de mi producción se realizó en Europa ya que en varias lecturas había alguien de otro país al que le gustaba mi poesía y me invitaba a traducirme o a un Festival. Y me traducían 15 o 20 poemas para que pudiera asistir, como fue el caso de Alemania, Suecia, Francia, Yugoslavia, Italia.
Luego me tocó Suramérica. Comencé con una invitación a un Encuentro en Brasil y de ahí me invitan a La Habana al Festival de poesía, donde me escuchan poetas del mundo ex socialista y comienzo a viajar invitada a otros países como Rumania, Hungría, Checoslovaquia. Me convertí en la poeta errante, así me llamó el poeta Oscar Wong en un ensayo que hizo sobre mi poesía cuando me descubren en México en 2001. Y me invitan al Primer Encuentro de Mujeres Poetas en el país de las nubes y me piden contactar a poetas de otros países. Todo un cuento de hadas.

CEC: En el 2000 publicas Rosas negras para un ataúd sin cuerpo.
LZ: Este poemario surgió de una forma simpática. En aquel entonces, 1999, yo dirigía una página web que se llamaba ENTRE AMIGOS, y me fui conectando con otros portales, incipientes, como el mío, pero que nos unía el amor a la literatura y quedamos de conocernos en 2000 en Barcelona, donde vivía el Director de Mizar, una publicación muy grande. Yo me encontraba en París cuando me llegó el momento de ir ya con el nuevo libro. Poesía más que nada de desamor y compromiso social y “Stel Blau” me lo publica. 
CEC: En el 2002, sale tu poemario Moradas Mariposas, quizás uno de tus libros más conocidos…
LZ: Moradas Mariposas, es uno de los poemarios que más se ha traducido y vendido ya que en este viene por primera vez mis poemas: UN GRAN PAÍS y CORTESANAS, por el que fui conocida en Cuba y de ahí, recomendada al Festival de Suecia y otros más. Es un libro que amo porque comienza a marcar un estilo en mi escritura y a partir de éste, es que mis libros tienen mucho contenido feminista y de compromiso social, amén de lo amoroso y erótico. Ha sido como mi otro libro amuleto después de Spirale du Feu
CEC: Con un sugerente titulo etílico publicas en el 2003  Vino rojo.
LZ: Vino rojo es el primer libro solamente con el tema del amor, desamor, erótico. No meto poesía feminista ni de compromiso. Fue el segundo lugar del Premio Mellia de España. Se tradujeron varios poemas a otros idiomas y se musicalizaron 3 en Montevideo, Uruguay, junto con otros 3 de Moradas Mariposas.
CEC: Qué me dices de Un cielo crece en el fondo de tus ojos, del 2004.
LZ: Sólo tengo un ejemplar de Un cielo crece en el fondo de tus ojos. Me lo pidió una editorial de Lyon, Francia, “La Barbacane”. Era un poemario de amor. Me invitaron a la Feria del Libro de la ciudad y no volví a saber de ellos. 
CEC: En el 2005 publicas no uno, sino dos poemarios Nostalgia de vida y Ciudades donde te nombre.
LZ: Nostalgia de Vida, son poemas de amor y también familiares. Es el primer libro donde le dedico un poema a cada uno de mis hijos, mi abuela, mi madre, padre, mi esposo. Digamos que es más vivencial que los otros.
Ciudades donde te nombre, fue todo un reto para mí porque es el único libro temático que tengo. Voy recorriendo con poesía, algunas de las ciudades del mundo donde he estado, los mezclo con el amor, la corrupción, el tráfico. Este libro me gusta en especial porque me costó mucho trabajo desdoblarme y escribir algo que significaba un reto para mí. 
CEC: Dos años después, en Consagración de la piel, empiezas a experimentar con poemas más largos.
LZ: Consagración de la piel, salió publicado primero en Barcelona, “Atenas”, y luego en Cuba. Considero que en este libro alcanzo ya mi madurez como autora. Mi estilo se define bien y consigo escribir poemas de largo aliento. Poesía amorosa, con imágenes completamente renovadas y distintas a las que había escrito en los otros libros. Amo este libro porque me atreví a escribir poemas de 3 o 4 páginas, sin perder el hilo, conservando la emoción y la trama.
CEC: La primera década del siglo XXI la culminaste con dos antologías: Música de alas al viento en el 2008 y, un año después, Mágicos designios.
LZ: Música de alas al viento y Mágicos designios, son dos compilaciones de poesía amorosa que me editaron, la primera en la FES Zaragoza y la Segunda en Morelia. La particularidad es que ambas selecciones tienen poemas que tenía inéditos y son distintos en cada libro. 
CEC: El primer poemario que publicas en esta década, Las entrañas del viento, del 2011 transitas nuevamente por la poesía amorosa pero también incorporas otro tipo de poesía.
LZ: Las entrañas del viento es un libro que me tocó escribir para exorcizar el dolor físico. Me habían operado y no podía moverme. Al mismo tiempo mi padre ha estado luchando contra el cáncer. Cumplí 50 años y de pronto sentí que me quedaba poco tiempo, que no es lo mismo pensar en 40 años que en 20. Así que la poesía, un tanto torturada, habla de eso, del dolor, la aceptación; hablo mucho de la muerte, y también tiene dos capítulos de poesía amorosa. 
CEC: Y ahora andas de fiesta con tu nuevo título, Liberen a los delfines.
LZ: Liberen a los Delfines. Salió este 2012 en La Habana, en el Festival de poesía. Es una selección de mi poesía erótica pero también trae varios poemas inéditos que sólo están en este libro y se presentará en Mayo en el Festival. 
CEC: Hablemos ahora brevemente de tu obra en prosa. Aunque tus dos primeras novelas, Posdata para Ana publicada en el 2003 y Detrás de la luz, en el 2007, se llevan cuatro años de diferencia, en realidad fueron gestadas de forma simultánea.
LZ: Ambas novelas las fui escribiendo al mismo tiempo, incluso en Detrás de la luz se hace referencia a un capítulo de Posdata para Ana. La primera abordó el tema del enamoramiento por internet, que cuando la comencé en 1999, aún estaba en auge esta modalidad. Y Detrás de la luz es una novela bastante política. Contiene siete historias distintas que confluyen en el final.
CEC: Con el género del cuento te ha ido excelente, llevas cuatro ediciones de Minicrónicas de Listón y otros cuentos, un libro que publicas en el 2007.
LZ: Minicrónicas de Listón y otros cuentos es un libro que escribí cuando me operaron de las rodillas. Tuve que estar en cama dos semanas completas, así que se me ocurrió aprovechar el tiempo y escribir mini cuentos e incluí otros que ya había comenzado y terminé igual, en la cama. En total me llevó tres meses escribir este libro que ha tenido una recibida tan buena que, en la presentación del libro en la Universidad de Puebla, una Académica rusa me lo pidió para traducirlo. Ya se presentó en la Universidad de Puebla y en Ukrania. Lleva 4 ediciones. La primera en “Nido de Cuervos” en Perú, 2 en México y la rusa. 
CEC: En el 2010, con Memorias de Claude Couffon te lanzaste a la aventura de publicar lo que se conoce como una novela biográfica. De qué se trata ese experimento híbrido y creativo.
LZ: Memorias de Claude Couffon es una biografía novelada acerca del gran traductor Claude Couffon, quien me invitó en el 2002 a ser la poeta de honor de Bretaña, Francia, en los talleres de traducción que él dirigía. Durante dos años convivimos mucho para realizar las traducciones con los alumnos de los colegios y así surgió el libro. 
CEC: Y el año pasado le regalaste a los lectores Mamá Lolita, una novela que tiene cierto carácter histórico.
LZ: Mamá Lolita, mi más reciente novela, es una historia de sobrevivencia de la Abuela Lolita y la gente que vivió los embates del Indio Inés Chávez en Cotija de la Paz, Michoacán. Tiene gusto a novela histórica sin llegar a serlo, ya que es la historia de un pueblo y sus habitantes desde el cambio del siglo XIX al XX. 
CEC: A nombre de los lectores de En las letras, desde Puerto Rico te agradezco, Lina, por el tiempo que has dedicado a revisitar tu obra con este servidor; por reflexionar acercar de lo que implica el oficio poético y la creación.  



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