Jossianna Arroyo |
Y volviendo al reportaje que reproduciremos a continuación, añado que el mismo fue realizado a petición del editor y escritor Eugenio García Cuevas, quien dirigía en aquel momento la sección Zona Cultural de Diálogo, periódico de la Universidad de Puerto Rico. Se publicó en ese medio en la edición de Agosto-Septiembre del 2004. Y debo reconocer que después de volver a leer estas páginas, siento la dimensión de la palabra atemporal con mayor contundencia; las respuestas que ofreció Arroyo-Martínez a mis preguntas así lo confirman.
Tendiendo puentes hacia la cultura contemporánea: la teoría de Travestismos culturales de Jossiana Arroyo
por Carlos Esteban Cana
Portada Travestismos Culturales |
Después de años de investigación en Berkeley, California, la Dra. Arroyo ha desarrollado su teoría de Travestismo Cultural, que se nutre de las llamadas “políticas de identidad” como forma discursiva. Iniciamos nuestra conversación preguntando acerca del marco teórico que utilizó para realizar su investigación: “Yo me acerco a estas grandes narrativas de la modernidad del nacionalismo cubano y brasileño desde un análisis deconstructivista. Mi análisis de las políticas de identidad se debe al discurso posmoderno, que lo que hace es criticar las grandes narrativas de la modernidad”, señala.
Según Arroyo, el Travestismo Cultural es una estrategia de la escritura de la modernidad. Nos explica: “El travestismo cultural es una estrategia de representación del sujeto que escribe para apropiarse de la cultura del otro; es una voluntad de hablar por el otro; vestirse como otro. Y siempre en esa representación, se abraza al otro de una forma problemática, es decir, que la tensión inherente a esa apropiación de lo otro es una lucha de poder”.
Para los que conocen la trayectoria de Arroyo como analista de la cultura, no fue sorpresa que desarrollara su teoría pensando en el sujeto travesti. En varios de los cursos del programa graduado del Departamento de Estudios Hispánicos de la Universidad de Puerto Rico había explorado el tema de la masculinidad y la sexualidad en la narrativa de Manuel Ramos Otero. Cuando decide trasladarse a Berkeley para ingresar al programa doctoral ya perfilaba focalizar sus investigaciones en la deconstrucción de la voz masculina, la representación de la cultura popular y el tema racial en la obra de Edgardo Rodríguez Juliá. Sin embargo, un curso sobre el Nordeste del Brasil en el Departamento de Antropología, le llevó a descubrir el lugar de la plantación brasileña y la obra del sociólogo, novelista e historiador Gilberto Freyre, acontecimiento que cambió sus planes.
Sumergida cada vez más en el estudio del Brasil, Arroyo fue becada por entidades como el Tonwsend Center for the Humanities y el Merton Research Program y realizó varios viajes que la llevaron a diferentes lugares de la nación sudamericana. Es así que pudo visitar lo que hoy se conoce como la Biblioteca Fundación Gilberto Freyre. Tales experiencias la llevaron a ampliar sus lecturas, y de ahí su encuentro con la obra del historiador y etnógrafo cubano Fernando Ortiz. Ya con el tema de tesis y después de haberse internado en los archivos de la Fundación Fernando Ortiz en Cuba, Arroyo desarrollaría su teoría.
En el año 2003, el Instituto Internacional de Literatura Iberoamericana publicó bajo la serie Nuevo
Siglo Travestismos culturales: literatura y etnografía en Cuba y Brasil de Jossiana Arroyo. El texto recoge gran parte de los hallazgos de su tesis doctoral y analiza, en particular, la representación que Freyre y Ortiz hacen de los negros y mulatos, desde los conceptos de raza, género y sexualidad.
¿Por qué hacer el análisis desde esos tres tópicos?, preguntamos y de inmediato nos contesta: “Cuando hablamos de cultura no sólo hablamos de raza, sino también hablamos de construcciones de género y sexualidad. Un referente siempre toca al otro. Son formas de subyugación que están juntas. En nombre de la cultura, la escritura utiliza el travestismo como un puente entre las distintas posiciones del yo que escribe y sus otros”.
Jossiana Arroyo en la portada de La Voz, revista del Instituto de la Universidad de Connecticut. Edición de Enero 2015. |
De inmediato nos obliga a preguntar sobre las diferencias que presentan la obra freyriana y orticiana en las propuestas de sujeto de la escritura. Al respecto nos señala: “Una mirada a la representación de los personajes negros y mulatos, permite definir la particularidad del sujeto de la escritura en cada una de las propuestas. Mientras en Freyre hay un intento fraternal de abrazar al otro, un subtexto incluso homosocial que bordea en lo erótico, o sea, en la seducción del otro, en Ortiz hay una socialización textual, una atracción que al mismo tiempo es repulsión”.
Arroyo, tras una breve pausa, puntualiza las particularidades en ambos escritores: “Ortiz, que siempre mantiene una postura de investigador y científico, hará del carnaval su alegoría de la nacionalidad cubana y coloca a estos negros y mulatos vestidos con las ropas de los rituales afrocubanos. Contrario a la postura asumida por Ortiz, Freyre se ve a sí mismo como un escritor y por eso escribe novelas. Era un hombre que hacía declaraciones abiertamente sexuales. Toda su sociología y toda su etnografía es muy Freudiana. Utilizaba términos psicoanalíticos para explicarse”.
Le preguntamos acerca de ejemplos de Travestismo Cultural que pueda encontrar en la literatura puertorriqueña. Nos menciona el texto de Manuel Alonso “El Gíbaro” como un texto inaugural el que celebra las costumbres jíbaras, pero que también las critica. También compara la generación de Freyre y Ortiz, que busca definir la nación, con la generación del 30 y la obra de Antonio S. Pedreira. Además nombra como la “gran mentira” al discurso sobre la mezcla armónica del indio, el español y el negro; la genealogía del mestizaje. Concluye que son imaginarios que crea el nacionalismo cultural.
Y, de manera reflexiva, añade: “Cuba y Brasil eran los medios para meditar, en cierta forma, sobre el nacionalismo cultural puertorriqueño, por un lado, y, la masculinidad, por el otro. Los temas de identidad son muy similares, la relación entre el sujeto colonial y la masculinidad también, y esa lucha de poder constante desde ese sujeto que se siente amenazado, minimizado por la mujer o la sociedad. Todo eso me mostraba un espejo muy real de Puerto Rico”.
La Dra. Jossiana Arroyo, la Dra. Naomi Lindstrom y la escritora Luisa Valenzuela, que ofreció la conferencia La verdad de la ficción, en la Universidad de Texas. 17-09-2009 |
El travestismo cultural de Arroyo le permite además reflexionar sobre la cultura contemporánea: “En un mundo posmoderno y global como el nuestro, en el que se valida una sola identidad, aquella que propone el imperio –y en este caso hablamos de Estados Unidos- a través de los medios de la comunicación y la imagen, es importante entender la cultura como un espacio dinámico, móvil, no como este espacio hegemónico en donde la oficialidad define”.
Nos preguntamos si es posible crear un modelo nuevo sin esa intervención jerárquica, y le formulamos la pregunta. Un leve suspiro antecede su respuesta: “Yo diría que quizás habría que buscar otros lenguajes. Crear puentes en donde no se privilegie un saber sobre otro; sino que esas formas de saber se relacionen. Eso es lo que hace activa la cultura. Creo que es nuestra responsabilidad no callar al otro, sino, simplemente, respetar lo que dice el otro y dejar que esas voces entren en nuestro trabajo”.
PortadaWriting Secrecy in Caribbean Freemasonry |
Para esta académica que se piensa más como alguien que observa la cultura sin la voluntad de de apropiarse de la voz del otro, los horizontes se expanden. En estos momentos se encuentra trabajando detalles de su libro Writing Secrecy in Caribbean Freemansory, texto en el que establece una teoría de la palabra que examina las relaciones entre cultura y política en el siglo XIX.
Como si fuera poco acaba de recibir una oferta del Departamento de Español y Portugués de la Universidad de Texas, institución estadounidense que cuenta con el único centro de estudios de la diáspora africana.
Insertada en una academia norteamericana que sólo se interesa por validarse en el mercado de las ideas desde los análisis de textos norteamericanos o europeos, la Dra. Jossianna Arroyo tiende puentes hacia la genealogía crítica en América latina y en el Caribe. En esos fundamentos de incorporar el saber del otro está su mayor aportación a los estudios de la cultura contemporánea.
Jossiana Arroyo-Martínez Es catedrática de literatura latinoamericana y caribeña en el Departamento de Español y Portugués y el Departamento de Estudios Africanos y de la Diáspora Africana en la Universidad de Texas en Austin desde el 2004. Obtuvo su Doctorado en Literatura Hispanoamericana en la Universidad de California en Berkeley en 1998. Desde ese año y hasta el 2004 se desempeñó como Profesora Asociada de Español en la Universidad de Michigan. Ha publicado ensayos sobre literatura, cultura y política en la "Revista de Estudios Hispánicos”, “Encuentro de la cultura cubana” y el "Journal of Latino Studies", "CENTRO Journal", entre otras publicaciones. Durante su trayectoria la Dra. Arroyo-Martínez ha recibido becas y subvenciones de fundaciones e instituciones educativas como la Universidad de Puerto Rico, la Fundación Ford y la Fundación Andre W. Mellon. Es autora de Travestismos culturales: literatura y etnografía en Cuba y Brasil (Pittsburgh: Iberoamericana, 2003 y Leiden: Almenara, 2019), una crítica de los discursos del racismo cultural, de género y sexualidad en Gilberto Freyre y Fernando Ortiz y varios novelistas cubanos y brasileños; y de Writing Secrecy in Caribbean Freemasonry (Palgrave Mc Millan, 2013); un análisis de los discursos raciales y políticos en la masonería del fin de siglo XIX en el Caribe y Estados Unidos. Su libro más reciente se títula Mediascapes caribeños ( Caribbeans 2.0: Media, Culture, Politics), en el mismo analiza la sociedad del espectáculo y cómo ésta organiza los espacios mediáticos en el Caribe contemporáneo.
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