Por Angelo Negrón
Su alma y la mía juntas en este lugar del que no deseo salir
y que, como en un cubo de rubik al que buscamos organizar sin caer en la
monotonía, vamos ensamblando caras arriesgándonos a lograr paisajes completos
o renovándolos con movimientos constantes y caricias subidas de tono.
Ciertamente disfrutamos de otros juegos donde nuestra esencia desencadena en la
búsqueda de innovación y por ello ambos ganamos o quedamos en ese empate que
representa mirarse en los espejos que son los ojos o en ese reflejo representado
por la complacencia de compartirse sin reservas. Ahora es el "Rubik",
en un rato serán, tal vez, los "dados" o el "carrusel". Lo
que me sigue resultando increíble es nuestra intención continua de metamorfosis
en beneficio de alcanzar plenitud y hacer de estos juegos un asunto serio. ¡Tan
serio y loco a la vez! Por eso me encanta cuando acaricia y aprieta o cuando su
piel, en poros abiertos, exterioriza orgasmos...
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