por Carlos Esteban Cana
Una poesía
fina, transparente y humana, que se sirve de metáforas precisas, del ritmo
sosegado y referencias esenciales y arquetípicas. Esas, a mi entender, son las características del perfil a la obra del poeta Amílcar Cintrón Aguilú. Escritor que ha marcado
la vida cultural con sus talleres de escritura creativa, sus libros y ensayos y
su propia narrativa. Algunos de sus títulos que nos ha dejado a través del
tiempo son “Como peces emplumados”, la antología “En el vientre de una isla” y el
estudio histórico “Pocisionamiento de una mentira”.
Cintrón
Aguilú, con el paso de los años ha sido consistente a la hora de encontrar su
espacio para apalabrar metáforas, explorar pasajes narrativos o investigar en
archivos minuciosamente. Poco le ha distraído cuando se trata de dar con la
palabra precisa. En un panorama como el nuestro, donde muchos buscan su
reconocimiento sirviéndose de alfombras rojas o pancartas gigantescas, otros,
sin embargo, se focalizan en lo que nutre de forma fundamental una obra. Y es a
ese grupo de creadores que pertenece este escritor boricua.
Por lo
anterior, ha sido una buena noticia verle compartir con colegas y lectores en
recientes eventos culturales. La pasada semana participó de “Laro y sus amigos”
en el Poet’s Passage y este viernes 29 de agosto, a las 6:30 p.m, Amílcar Cintrón
Aguilú formará parte del foro “Tradición vs Vanguardia: Seguir o no seguir el
canon”. También será moderador, a las 5:30 p.m. del día siguiente, de “Criollismo
o Universalismo: Narrar o no narrar la Isla”. Ambas actividades serán en la
Antigua Casa Alcaldía del municipio de Caguas y participarán además escritores
como Jaime Marcano, Manuel Martínez Maldonado y Awilda Cáez, entre otros. Por
su continua aportación en la cultura literaria del País, Cintrón Aguilú será
reconocido en el “Homenaje a escritores cagueños” a las 6:30 en la Plaza de
Recreo Palmer en el centro de la Ciudad Criolla. Todos estos acontecimientos
forman parte del evento La Palabra en Caguas.
Y para
unirnos al merecido reconocimiento a este poeta y narrador boricua “En las
letras, desde Puerto Rico” publicará en varios medios (Confesiones, Buscando
luz al final del túnel y El Post Antillano), una muestra de la amplia obra de
este escritor. Con ustedes la poesía de Amílcar Cintrón Aguilú.
El mundo lleno de ojos
conciso, con filo
impecable
lo ha dejado sin
espalda
haciendo de cada impulso
estornudo o bostezo
silencio entre las pausas
un ruido, una sombra
implacable
tras lunas de
callejones
o las sirenas,
omniscientes de azules
dibujando sentencias
imborrables
para quien cruje las
maderas por las noches.
Un escuálido perecer
trota piezas,
cóncavos en convexos
y las uñas desaparecen
ante la sorpresa de
que cuajan.
Le decimos que se
pinta
con los colores que uno
quiere
pero son poderosos
los juegos de las metáforas
sobre todo si están regadas
corriendo tras el
imán que colocas al paso.
La risa perdida era
por ti
la pregunta fue sólo
para ti
el murmullo retoza
gracias a ti
algún cíclope repitió
conjuros
quedó retumbando tras
el hipotálamo
sería porque no
existías
tal vez por existir manchado
latiendo campanas
en el día de padres
huérfanos
de muertos presentes
Fue entonces nuestro
ardid escapar
que quedaras en el
mismo cuarto
hacia la Mona
tierra en la que languidece
la historia,
entintada
sobre arenas,
brisas, olas
borrándose apenas escrita.
apenas llegado
el relato de los
culpables
tu larga lista de
ánimas
bailando ritos paganos
en el cielo presentado
y la sensación de
callejones
en medio de la
franca playa
de sensata y desnuda
amplitud
sólo la comedia burlaba
las máscaras
y pequeños atisbos
de humor negro
nos dejaban ver la
pesca
desde las distorsionadas
olas
Entonces
se empezaron a hacer
lazos
no desde él
sino del rumiar de
metáforas,
visitaste al bosque proscrito
y el niño quedó complacido
no estaban los
peligros mentados
Un amigo te bautiza
en la playa
te sumerges por vez primera
“se puede vivir sin respirar”
embebido de azul y
tierna compañía
Un acantilado abraza
entonces no
no, no
no sabe de sus articulaciones
no hay punto firme
él y la muerte a la
espalda
frente a los ojos
justo como se había despedido
¡quién la habría traído!
Qué más da
un cierre
el pulso detenido
respiro contenido,
asunto olvidado
La metáfora se burla
conjugando versos
en los tropiezos de
los seres mundanos
tejiendo hilos de
nubes
alrededor de las ambiciones
La madre metáfora
se expresa portentosa
y al regreso, justo
de frente, la muerte
¡cuán grande el
acantilado
si existe dos veces!
vivido y justo al
lado
si apoyos,
el mar embravecido
el oleaje furioso de
la mente
metáfora de la
metáfora
en cuerpo presente
y una decisión:
ya no es verdad,
cruza
tras la espalda
burlando las sombras
en el acantilado de
los temores
acariciando tu frente.
Tatuaje
cada palmo
cada esquina
dolorosa,
permanente…
mi madre en la
espalda
no la veo pero la
llevo
una incrustación de
lo insondable
en los poros de
ausencia
¡o una declaración!
Un dragón
Juana Martínez
una rosa
Claudia González
una pulsera de
espinas
unas esposas…
el rapeo a la social
para que diga que brego
un cuchillo sangrante
envuelto en cintas flotantes.
Llegas y dices: yo no voy a hacer eso
después lo haces
tal vez porque entonces
tal vez porque entonces
hay tantas cosas que
recordar al cuerpo
Para empezar, ¡que es
mío!
Aunque sea bordado a
cicatrices
aunque me rompan el
botón
tal vez…
porque es la última línea
antes de tocar lo
intocable
más allá de los ojos
perdidos y mojados
más allá de la rabia
del después
Un alto marca las líneas
de un niño
esperando un sellito
en la libreta
una mirada de
sorpresa
tras el escritorio
un oído para lo
bello y lo horrendo
del otro lado de la
piel
donde hay demasiadas
cosas escritas
manchadas de mal y
de bien.
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