Marina Abramović mantuvo una intensa historia de amor con Ulay. La pareja pasó unos 5 años viviendo en una furgoneta realizando toda clase de performances. En 1988, luego de varios años de tensa relación, Abramović y Ulay decidieron hacer un viaje espiritual el que daría fin a su relación. Ambos caminarían por la Gran Muralla China, comenzando cada uno por los extremos opuestos y encontrándose en el centro. Abramović concibió esta caminata en un sueño, y le proporcionó lo que para ella era un fin apropiado y romántico a una relación llena de misticismo, energía y atracción. En el año 2010 el MoMa de Nueva York dedicó una retrospectiva a su obra. En ella, Marina compartía un minuto en silencio con cada extraño que se sentaba frente a ella. Ulay llegó sin que ella lo supiera. El video muestra lo que sucedió en ese encuentro.
"Andábamos sin buscarnos pero sabiendo que andábamos para encontrarnos".
Julio Cortazar
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