sábado, octubre 15, 2011

En las letras, desde Puerto Rico: impresiones generales con respecto al marco generacional entre 1993 y el 2008.



por Carlos Esteban Cana

Cuando realizaba la edición de En las letras dedicada a Madeline Millán, que a diferencia de otras entrevistas dejé que mi propia voz permaneciera a modo de diálogo, con el propósito de conservar ese intercambio informal con cierto aire coloquial que se desarrollaba en nuestras conversaciones, sin embargo, entre mis intervenciones hubo una que por razones de espacios tuve que eliminar. En la misma ampliaba la opinión que la poeta tenía con respecto a la actitud que caracterizaba a la generación o promoción de escritores que emergen después de la década del 80.
Aquí está. Se trata de una impresión general de alguien que ha estado entre el auditorio del panorama literario en Puerto Rico durante los últimos 20 años.

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Estas palabras de Madeline me recuerdan la actitud generalizada que se desarrolló entre los escritores que emergieron de 1993 al 2008. Años que podrían delimitar una generación (o promoción para no incomodar a los que tienen reservas con el término generación) entre el nacimiento de Taller Literario y la publicación de la antología Los rostros de la Hidra, publicación que reúne el catálogo poético de cuatro revistas literarias (que en estricto orden cronológico son Taller Literario, El Sótano 00931, Zurde y Tongüas). Y es que a diferencia de las guerrillas literarias que en un momento dado se dieron entre integrantes de la generación del 80, como ejemplo de lo anterior la ruptura de la revista de quienes formaron Tríptico con respecto a los organizadores de la revista Filo de juego o la exclusión, de esa misma camada, hacia ciertos escritores como Eric Landrón; actitud que permea todavía en algunos o algunas de ellos. Por otro lado, era evidente y palpable la poca accesibilidad que mostraban los escritores de la generación del 70, que sí se habían instalado con éxito en el engranaje editorial (cosa que por varias razones no sucedió con los creadores de los 80’s –tuvieron que esperar para eso por Isla Negra Editores en la década siguiente); los del 70 solamente colaboraban o colaboran entre sí y, de manera simultánea, saltaba a la vista el poco diálogo que, por su parte, los setentistas mostraban hacia los escritores del 60. La gente del 60 también hizo lo propio, aglutinados principalmente en torno a la revista Guajana con una obra de corte social, con respecto a sus predecesores, los trascendentalistas, que confeccionaban una poesía de corte más intimista. Y así la cadena de entuertos entre una y otra generación se extiende. Sólo figuras y personalidades muy singulares podían aglutinar y tender puentes. Algunas de estas personalidades sin duda eran quienes dirigían publicaciones periódicas. Lo cierto es que cuando comenzamos Taller Literario a principios de los 90’s, lo hicimos con un espíritu no de ruptura pero sí de continuidad; tener entre nuestros mentores al poeta Manuel de la Puebla fue esencial para esa actitud. El grupo Puertas (significativo el símbolo al cual alude) también fue significativo en aquella época. Organizado por Mairym Cruz Bernal, la misma poeta que después, en el 2003, se echó a los hombros –tal como lo hizo Loreina Santos Silva en el pasado- el Encuentro Internacional de Escritoras en San Juan. Es importante señalar que la ecuación no estaría completa si no mencionamos la aparición de la revista El Sótano y la presencia particular de su principal gestor y estratega, Julio César Pol. Este economista-literato invitaba a intercambios y coaliciones que desembocaron en el magno encuentro generacional titulado De-generaciones en diferentes lugares de Puerto Rico. Por otro lado, es importante recordar el inmenso intercambio cibernético, que se dio mediante correos electrónicos entre escritores boricuas, que trascendió nuestros límites cotidianos a raíz de polémicas expresiones del crítico peruano Julio Ortega con respecto a la joven literatura del país (después de eso unos cuantos compañeros se agenciaron palabras del crítico para sus respectivos libros inéditos). Y durante ese periodo el uso de las bitácoras, las páginas cibernéticas, el intercambio entre escritores boricuas desarrollados acá que se instalaban en Nueva York  y que borraban con más fuerza la ilusoria línea que nos dividía, todos esos acontecimientos fueron añadiéndose a lo que en su momento la propia Mairym llamó Generación Enlace. No sé si era porque estábamos en la transición de fin de siglo e inicio de otro pero lo cierto es que una actitud de diálogo e intercambio, sin precedentes, marcó la actitud generalizada, dio relieve y particularidad al perfil de los diferentes escritores que emergieron en esos años. Incluso ya comienzo a ver cambios entre los nuevos actores del panorama, y aunque es un cambio paulatino, gradual, lleno de silencios y miradas, veo la misma actitud –quizás irremediable por la necesidad constante de cambio- de matar lo previo y distanciarse. Incluso algunos de los más jóvenes parecen tener reservas de que sus obras sean leídas (no entiendo entonces para qué escriben). Y si se escribe algo sobre los títulos que van produciendo asumen una actitud de suspicacia, como si pensaran que quienes escriben acerca de lo que hacen quieren coger pon con ellos. Imagino que tras la “inocencia” está el ego. ¿Qué cosas, no?

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Carlos Esteban Cana es comunicador y escritor. Fundador de la revista y colectivo Taller Literario, un espacio de democratización en las letras puertorriqueñas. Se ha desempeñado como coordinador editorial, periodista cultural independiente, y ha laborado además en la industria televisiva. Su obra creativa se ha publicado en revistas y periódicos nacionales como El Sótano 00931, Ciudad Seva, Narrativa Puertorriqueña, Letras Salvajes, CulturA, Diálogo y El Nuevo Día, entre otros. En lo que se refiere al ámbito internacional su narrativa y poesía ha sido publicada por Escaner Cultural, Zona de Carga, Palavreiros, Abrace y el Boletín de Nueva York, entre otros. Recientemente algunos de sus cuentos han sido traducidos al italiano. Ha participado, además, en diversos medios de comunicación reflexionando acerca del panorama cultural en el País.



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