Por Angelo Negrón
Síntoma que se repite. Ciclo tras ciclo se convierte en envoltura de silencio que aprisiona el rostro negándole ser libre. Las sonrisas se entrelazan con múltiples interrogantes. La corteza con la que materialmente esta compuesta la mascara se alborota ¿Son estos momentos los únicos que sustentan la jornada? Menospreciar el habla y guardar palabras en el dejavú de las ambigüedades. Pintar dejadez y sostener en mis hombros columnas que deben ser sostenidas por cuatro manos…
Síntoma que se repite. Ciclo tras ciclo se convierte en envoltura de silencio que aprisiona el rostro negándole ser libre. Las sonrisas se entrelazan con múltiples interrogantes. La corteza con la que materialmente esta compuesta la mascara se alborota ¿Son estos momentos los únicos que sustentan la jornada? Menospreciar el habla y guardar palabras en el dejavú de las ambigüedades. Pintar dejadez y sostener en mis hombros columnas que deben ser sostenidas por cuatro manos…
Admirábamos todo, pues esa elección era indisoluble; cada camino era orientado por la misma cartografía hacia el mismo destino: Los ojos, la boca, la mente y el cuerpo. Verse dibujados en la sonrisa de cada cual era formidablemente necesario. Ahora…
…Sigo amándola…la deseo...le admiro en su ausencia de soberbia y deseo dejar de juzgar lo que en la claridad de los mechones del alma se plantea; ahora…
…sufro su ausencia y la dejadez con lo que algunos fonemas le pondrían fin a la desesperanza; ahora…
…ahora es la siguiente etapa; esa que aún negamos aunque esta presente desde hace ciento cuarenta soles con sus lunas…
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