por Carlos
Esteban Cana
Carlos Esteban
Cana: Dalia, ¿Qué es necesario para ser un escritor?
Delia Stella
González: En esencia, ser genuino. Además que tenga disciplina, una
mirada oblicua de la realidad junto a una predisposición singular para sentir y
ser heridos. Pienso que ser escritor es un don
especial, un llamamiento a una suprema misión que no ha sido reservado a los
intelectuales ni puede ser producida en masa; en todo caso, pulida y
disciplinada. Igual que Juan Bosch y Faulkner, pienso que el escritor tiene un
deber privilegiado con el otro (lector) y con el tiempo en que vive. Cada don
conlleva una responsabilidad, de lo contrario, no permanecerá ni trascenderá
porque lo sostiene su ego solitario o tal vez un puñado. No me refiero a fama
ni dinero, sino a difundirse en otros al impactar vidas generación tras
generación.
CEC:
¿Crees que existe el llamado bloqueo del escritor?…
DSG:
Sí. En mí sucede cuando me presiono demasiado, que suele ser frecuente, porque
trabajo en varios proyectos simultáneos. El ritmo acelerado es una constante
para mí, pero a veces es la causa principal de mis bloqueos. Quisiera dedicarme
solo a escribir.
CEC:
Hay quienes piensan que las mejores páginas salen de situaciones extremas o
dolorosas… ¿Qué piensas al respecto?
DSG:
No creo que haya una fórmula. Pero sin duda la escritura intensa es dolorosa,
de la cual nadie puede salir ileso. Yo he escrito desde situaciones dolorosas,
pero he filtrado mi emoción para no echar a perder el artificio literario que
permite que crezcan empatías o pactos conspiradores por el elemento de lo
común, de lo humano. Lo que es cierto es que nadie puede llevar a otro a un
lugar que nunca ha ido o estado. Sin embargo, también existen espacios
estériles que duelen, pero incapaces de producir una palabra.
CEC:
Otros esgrimen la tesis de que ese periodo nocturno y sinuoso de los sueños
abona para la creación ¿Será valioso ese universo onírico para crear?…
DSG:
No lo sé. Tal vez para otros. Yo cuando duermo –y suelo hacerlo muy tarde –ni
recuerdo lo que sueño. Solo recuerdo cuatro sueños en toda mi vida que, aunque
reveladores, nunca los he usado al momento de escribir.
CEC:
¿Hay algo que no te gusta o no disfrutas del oficio, de ser creadora?
DSG:
El escritor/creador se distingue por los materiales con que está construida su
alma. Igual que cualquier mortal, estamos hechos con los mismos elementos:
cuerpo, voluntad, emoción, mente y espíritu. Pero cargamos con una dosis de
sensibilidad peculiar que nos impone otra mirada al mundo; ver lo que otros no
perciben a simple vista o tal vez llegar a sentir otras posibilidades. Me
fascina ser capaz de ver la sorpresa cotidiana donde otros no la encuentran,
aunque creo que jamás me acostumbraré a indolencia y a la banalidad.
CEC:
Prefieres escribir todas las semanas o tienes periodos voluntarios de silencio
artístico…
DSG:
Tengo periodos voluntarios de silencio. Necesito el silencio para escuchar esa
voz interior en mí, armar la historia y verla en mi cabeza, escuchar las voces
que hablarán en el texto. Me impongo tiempos de silencios para leer sobre otras
cosas que necesito para mi obra próxima. Por ejemplo, para En el umbral de tu voz leí muchísimo sobre arquitectura y
arquitectos. Fue cheverísimo porque guardo una arquitecta disimulada en mi interior.
CEC:
Otros teóricos del proceso creativo, o incluso artistas, manifiestan que el
creador es un medio, una especie de antena o médium por el que desemboca la
creación. ¿Concurres con esa idea?
DSG:
Soy creyente y no me avergüenzo de afirmarlo. Algunos cristianos ven la
literatura como algo vedado. No obstante, creo que el Señor Jesús es el Todo en
todo, por lo que sé que soy un canal que expresa la voz de Dios que se mezcla
con mi humanidad.
CEC:
¿A qué aspiras con tu arte?
DSG:
Lo resumo en las 3Cs. Escribo para comunicar, confrontar, conmover. Por un
lado, es la urgencia de la enunciación que, como llamaba Bajtin, devuelva el
valor ético de la palabra. De algún modo es un acontecimiento del ser en el que
aspiro a conectar con quienes me leen y provoque un plural. Al mismo tiempo,
puede que algo de lo que escribo o mis personajes digan, confronten o conmuevan
a alguien lo suficiente para zarandearlo o llevarlo a decir “es cierto” o “tal
vez”.
CEC:
Hablemos ahora de tu biblioteca, de esas obras artísticas que te han conmovido…
¿Cuáles han sido las más significativas, esas que ocupan un lugar de privilegio
en tu biblioteca?
DSG: Tal vez debo iniciar con producciones discográficas porque la
música es un elemento inherente en mi vida y en mi obra. Recuerdo que me
alimentaban con La Nueva Ola, Peret, Mari Trini, Sylvia Rexach… Y yo luego me
volqué a Beatles, Simon & Garfunkel, Silvio Rodríguez, Haciendo Punto,
Facundo Cabral, Yupanki, Inti-Ilimani, Alberto Cortés. Tenía dos años, pero
recuerdo perfectamente mi primera salida al cine. Fue con mi tía Viole para ver
The Sound of Music. Después llegaron
muchas: Fiddler on the roof, Midnight Express, AndreiRublev, de
AndreiTarkovsky, la saga de El Padrino,
Star Trek, La noche de los lápices, Bleu, de Krzysztof Kieslowski,
entre muchas.
Libros: El Principito, de Antoine de Saint-Exupéry. Esta novela corta, erróneamente
vista como un libro infantil, es un relato muy poético cargado de profundas
lecturas sobre la vida y la naturaleza humana. Ahora que lo pienso, creo que
influyó, de algún modo, en mi personaje de Sergio Urteaga. Pero junto con esta
novela habitan: Gibrán Khalil Gibrán, García Márquez, Los miserables (Víctor Hugo), Juan Rulfo, Benedetti, Pedro Juan
Soto, Luis López Nieves, el poeta Elidio La Torre, Borges, Cortázar, Gioconda
Belli, Luis Rafael Sánchez, Juan Bosch, Carpentier; mi abuelo literario,
William Faulkner con The Sound and The Fury,
entre cientos.
CEC:
A veces, como autor, tenemos un aprecio particular por un libro de nuestra
autoría… cuál de tus libros o cuadernos propios merece tal aprecio…
DSG:
Mi novela En el umbral de tu voz
siempre será especial porque en el proceso de escribirla fue cuando me asumí
como escritora. Aunque me visualizaba más como cuentista –era un tanto el placer
lúdico que sostenía mis años como abogada litigante –en ese juego entre la
verdad y la verosimilitud de las historias que construía para mis
representados, esta novela ha calibrado mi pluma.
CEC:
En una sociedad tecnológicamente globalizada con redes cibernéticas y teléfonos
inteligentes, correos electrónicos, y espacios en la WEB como youtube… Crees
que esos recursos colocan en ventaja de exposición a los autores actuales?… En
tu caso, esos recursos, han sido útiles…
DSG:
Vivimos un tiempo de transición igual al que la humanidad vivió en el siglo XV
con la imprenta de Gutenberg. En los periodos de cambios se crean vacíos que
desestabilizan el orden aprendido. Creo que la tecnología crea un espacio de
difusión mayor –tus libros están en portales y páginas accesibles
internacionalmente – pero también produce mucha dispersión, lo cual es una desventaja
en cualquier cosa que quieras ver. Esta dispersión no debe imponernos como
escritores una carga adicional que no sea la de escribir con excelencia y pasión;
el texto hablará y sostendrá por sí mismo.
En el caso de mi novela, ocurrió un fenómeno inesperado por
mí y mis editores (Terranova Editores). En
el umbral de tu voz fue lanzada primero como E-book, el 26 de diciembre de
2012 y se mantuvo entre los 100 más vendidos en Amazon por más de un mes
consecutivo. Creo que ha tenido una gran acogida por lectores jóvenes que
fluctúan entre los 18-25 años. Los demás han preferido el libro impreso que
también se ha vendido con mucho éxito.
CEC:
Alejémonos por un instante del presente… Dalia, ¿cuál es el mayor reto que
tiene un autor en el futuro?
DSG:
El reto sigue siendo el mismo: ser genuino. Con ello me refiero a ser honesto y
no sucumbir a la mediocridad del espectáculo o el mercantilismo pueril. Faulkner
decía que el dolor del escritor debe llorar sobre “fibras universales”,
escribir con el corazón, no con las glándulas decía. Cualquiera puede ser
famoso, pero no escritor.
CEC:
Y para finalizar… ¿Qué te ocupa en estos momentos? ¿En qué linderos creativos pernocta
actualmente la creadora que eres?
DSG: Termino la edición de mi primer libro de cuento que
saldrá publicado en la primavera del 2015. Trabajo en mi próxima novela que es
la segunda de una trilogía que inició con En
el umbral de tu voz y ya tengo armado en mi mente mi primer libro infantil.
CEC: Tal parece que el 2015 será un año interesante… Dalia Stella
González, muchas gracias por esta valiosa conversación.
*
La primera parte de esta entrevista se encuentra
disponible en el blog Buscando luz al final del túnel del editor Caronte Campos Eliseos.
***
Foto por Kike Seba |
Carlos Esteban Cana Escritor y comunicador puertorriqueño. Ha cultivado el cuento, el micro cuento, y la poesía. Actualmente, sin embargo, se ocupa de darle forma a sus dos primeras novelas y a un volumen de ensayos. Colaborador de varias publicaciones impresas y cibernéticas, en Puerto Rico y otros países. Bitácoras y publicaciones alrededor del planeta, como Confesiones, del narrador Angelo Negrón, reproducen su boletín "En las letras, desde Puerto Rico".
Para el periódico cibernético El Post Antillano también publica su columna "Breves en la cartografía cultural". En verano del 2012, Carlos Esteban publica Universos, libro de micro-cuentos bajo el sello de Isla Negra Editores. Para el 2013 publica su libro Testamento. Testamento es un poemario antológico que reúne lo más representativo de su poesía; género del que Cana manifiesta: "Fue la propia poesía que me seleccionó como medio, como intérprete".
Cana es conocido además por haber fundado la revista y colectivo TALLER LITERARIO, que marcó la literatura puertorriqueña en la última década del siglo XX en Puerto Rico.
Otro libro aparecerá durante el presente semestre: Titulado "Catarsis de maletas: 12 cuentos y 20 años de historia", ofrece una vista panorámica de una pasión que el autor ha desarrollado, por cuatro lustros, en el género del cuento.
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