miércoles, febrero 20, 2013

En las letras, desde Puerto Rico: Ana María Fuster Lavín habla sobre su nuevo libro en El Post Antillano

por Carlos Esteban Cana

 

El nuevo libro de la escritora Ana María Fuster Lavín circula ya por las librerías del patio. Lleva por título  (In)Somnio y en sus páginas transitan en múltiples formas el miedo y la pasión. Por tal motivo, Página 0 de El Post Antillano publicará el próximo sábado, 23 de febrero, la entrevista más reciente que la autora de Bocetos de una ciudad silente ha concedido a este servidor.

Aquí, en Confesiones, hogar cibernético del narrador Angelo Negrón, les ofrecemos un adelanto, fragmentos de la misma. 

CARLOS ESTEBAN CANA· Ana, con el tiempo has ido creando un estilo personal en tu narrativa y en la forma de estructurar un libro. Puedes hablarnos de eso.  

ANA MARíA FUSTER: Siempre he visualizado los libros como un todo, un universo que hay que construir y reconstruir, escribo dándole unidad, lo contrario es escribir sobre la cuerda floja, también tiene que ver con mis gustos como lectora, que nada parezca improvisado. 

CEC· Si comparamos (In)somnio con otras colecciones, como Réquiem o Bocetos, cuál diría que es su singularidad.
AMF: (In)Somnio cuenta una historia de multiplicidad de personalidades, de los miedos, las pasiones y le dejo al lector que descubra qué sucede en ese (in)somnio.  En común tienen los elementos de la ficción oscura, cómo siento y veo nuestra locura urbana, y el juego entre la pasión, el terror y la locura. (In)Somnio es un libro mucho más arriesgado, fuerte y homogéneo.

CEC · Es imposible conversar contigo si no incluimos además la poesía. ¿La narrativa desplegada en (In)somnio está en deuda con la poeta?

AMF: La poesía siempre está presente, se siente la palabra, se la respeta y se la ama… Así, el ritmo, las metáforas, nutren a la narrativa.

CEC · Con una obra amplia y diversa. Con títulos que atesoramos quienes buscamos nueva poesía. ¿Cómo ha ido cambiando tu poética? Si hablamos de tu poética, ¿cómo la podrías nombrar?

AMF: La poética va madurando, creciendo, como la misma mujer que soy a mis 45 años. Se vuelve más segura, más arriesgada, menos ingenua. No se puede escribir con miedo, ni de la sociedad, ni del dolor, ni del amor, ni mucho menos de eso que somos, todas las mujeres que soy.

CEC ·  En una sociedad como la actual, ¿Crees que la presencia y obra de los escritores tiene alguna pertinencia?

AMF: Creo que la importancia del escritor hay que verla en su tiempo y espacio, y resulta ser la misma. Es un relator del mundo real, como del mundo imaginario;

CEC · Después de casi 15 años de Borinquen Literario, ¿cómo podrías describir esa experiencia?

AMF: Borinquen Literario fue producto de entrar al mundo de la Internet en 1998,  de la necesidad de comunicarme con otras personas a través del mundo con intereses culturales, literarios, de la necesidad de darnos a conocer. Funcionó en lograr alimentar esas necesidades.

CEC · Tienes contemplada alguna antología de tu obra; una poética y otra narrativa.

AMF: ¡Una antología! Caramba, todavía me queda tanto, tanto por escribir…. Algún día.
 
 
***
Adquiere (In)Somnio aqui: Isla Negra Editores
 

La escritora Ana María Fuster Lavín, San Juan, Puerto Rico, 1967. Es editora, correctora legal, redactora de textos escolares y corresponsal de prensa cultural, además de columnista en distintos periódicos. Además de coordinadora de un equipo de balompié juvenil. Sus textos han sido publicados en los periódicos Claridad, El Nuevo Día, Primera Hora, El Vocero, y en diversas revistas y publicaciones de Puerto Rico, Cuba, República Dominicana, México,  Estados Unidos, Uruguay, España, Argentina, Suecia, Francia e Italia. Es Secretaria General del PEN Club-Puerto Rico. Ha ganado diversos premios en ensayo, cuento y poesía.  Sus cuentos y poemas han sido publicados y traducidos al inglés, portugués e italiano (como en la antología Scommetto che madonna usa i Tampax). Fue invitada especial por Syracuse University, para dar un recital bilingüe y publicada en su revista Corresponding Voices. Además, fue coeditora, junto a Uberto Stabile, de (Per)versiones desde el paraíso: Antología de poesía puertorriqueña de entresiglos (Rev. Aullido, España, 2005). También ha sido incluida en la antología En el ojo del huracán: Nueva antología de narradores puertorriqueños (Ed. Norma,  2011) y en la dominicana Palabras que sangran (Ed. Ferilibro, 2012) como miembro honorario del colectivo El Arañazo. Libros publicados: Verdades caprichosas (First Book Pub., 2002), cuentos, premio del Instituto de Literatura Puertorriqueña; Réquiem (Ed. Isla Negra, 2005), novela cuentada, premio del PEN Club de Puerto Rico; El libro de las sombras (Ed. Isla Negra, 2006), poemario, premio del Instituto de Literatura Puertorriqueña; Leyendas de misterio (Ed. Alfaguara infantil, 2006), cuentos infantiles; Bocetos de una ciudad silente (Ed. Isla Negra, 2007), cuentos; El cuerpo del delito (Ed. Diosa Blanca, 2009), poemario; El Eróscopo: daños colaterales de la poesía (Ed. Isla Negra, 2010), poemario; y Tras la sombra de la Luna (Ed. Casa de los Poetas, 2011),  poesía.  Tiene inédito el poemario La malabarista insomne y dos novelas en proceso.

"De hippies a hipsters: performance y traducción de Manuel Abreu Adorno"



La Cuarterona en Teatro Taboas de Manati

Foto: FEBRERO 2012: LITERATURA EN LA ESCENA TEATRAL PUERTORRIQUEÑA

Los efectos secundarios del amor

sábado, febrero 16, 2013

Yo la he visto*

                                                                             
Por Carlos Esteban Cana


*A los poetas que han trabajado el espacio del circo en su poética. Sirva este ejercicio como homenaje al colombiano Ricardo León Peña-Villa, a la cubana María Elena Cruz Varela, al español Leopoldo María Panero, y a la chilena Patricia Pinchón Vera, escritores que se han instalado en esta larga tradición. 

 

¡Escribe!

¡Desata la magia de tus dedos!

¡Vuélvete loco!

¡Entra en el circo!
 

Mairym Cruz Bernal

 


En el pasado fungí en este circo como ring master. Era quien anunciaba cada una de las atracciones: la jirafa enana, el hombre bala, la oveja que habla, los trapecistas. Con el tiempo llegué a barajar la posibilidad de abandonarlo, quería irme a un circo que comenzaba nueva época en Las Vegas. Sin embargo, cuando la vi a ella todo cambió. ¿Han visto alguna vez un ángel indescriptible disfrazado de pájaro? La primera vez pensé que era trapecista. Se presentó, sin embargo, como una domadora de leones. Pero yo la vi en su dimensión total. ¡Qué mujer! Cualquier cosa que emprendía se quedaba con el auditorio. No importaba si se encontraba entre las feroces fauces del rey de la selva o si me acompañaba en la conducción del espectáculo, ella siempre salía airosa y decidida. Un día, como otro cualquiera, la bailarina se enfermó y, como podrán imaginar, ella tomó su lugar. Había que estar allí para apreciar, entre la bruma luminosa, cómo galopaba, mostrando centelleante el arco de su pubis. La cadera redonda. Lo erecto de sus pechos. Después de cumplir con mis tareas, luego de concluida la función, esperé hasta entrada la noche para invitarle a dar un paseo por el pueblo al día siguiente. Y tuve la fortuna de que, con una inmediata sonrisa, aceptara.  

Esa tarde nos sentamos en un parque que tenía un curioso jardín de tulipanes amarillos, cerca de una estatua a la que habían nombrado “Esperanza”, según leía una pequeña placa de bronce. A lo lejos era posible escuchar la melodía que entonaba un coro a capella. En ese ambiente diluimos nuestras preocupaciones en una charla amena hasta altas horas de la madrugada. Fue inevitable repetirlo otras noches. Entonces, poco a poco, ingresé a sus sueños, a su pasado amor, a sus miedos. Y llegó a ser tan habitual su compañía que vi aplacada la continua y silenciosa soledad que siempre me habita. Ya cuando establecimos la danza de caricias, las estrellas parecían brillar tanto que parecían ser parte del improvisado aposento.  

Su hálito fulminante de cánticos. Los senos celestes, boyantes de astros. El cabello castaño de hebras rubias, en cascada. Sus labios… todo en ella me hacia ingresar a universos translúcidos. Jamás había experimentado la ternura en tal grado de correspondencia y fusión.  

Con el tiempo, paulatinamente, aquella mujer me permitió descubrir más de sus fascinantes misterios. Una noche, ella, adornada sólo por su collar de jade, dormía profundamente, pero yo, en cambio, tenía dificultad para escapar del desvelo. Sin embargo, cuando el cansancio pudo vencer tuve un sueño extraño. No sé cuánto tiempo había pasado cuando desperté.  Algo angustiado busqué un lápiz y un papel; tenía una inmensa necesidad de anotar lo que recordaba. Esto fue lo que escribí, aún con el vértigo que me solía invadir cuando no estaba completamente despierto prevalecía: “Una mujer sin rostro, canta de pie sobre mi alma. Una mujer sin rostro, sobre mi alma, en el suelo. Mi alma, mi alma: y repito esa palabra. No sé si como un niño llamando a su madre a la luz, en llanto y confusos sonidos que no tienen sentido. Mi alma. Mi alma es como tierra dura que pisotean sin verla caballos, carrozas y pies; seres que no existen y de cuyos ojos mana mi sangre hoy, ayer, mañana. Seres sin cabeza que cantaban sobre mi tumba una canción incomprensible”. Y sobrecogido, a la luz de una vela, la desperté y le recité aquella experiencia.  

Y sucedió que en los días sucesivos, comencé a notarla algo esquiva, como si se hubiera instalado un temor inconfesable que no le permitía mostrarse como antes. En un instante recordé mi ansiedad ante el sueño y le pregunté si le había incomodado escucharlo. Anegada en lágrimas aclaró: “Soy yo. No tiene que ver contigo. Créeme que soy yo”. 

En esos momentos iba a comenzar la función, y tuve que iniciar mi acostumbrado rol. Presenté a la jirafa enana, al hombre bala, a la oveja que habla y a los trapecistas. Cuando me disponía a anunciarla el payaso se acercó y me dio la noticia: ella había abandonado el circo. Y desde ese día la busqué. Fui a provincias cercanas, a pueblos lejanos. Me esmeraba en ofrecer detalladamente su mirada, con minuciosidad describía sus gestos, hablaba del elegante porte de su cuerpo. Pero el resultado siempre era el mismo: nadie, ningún ser de los abordados, la había visto.  

Y comencé a padecer de ataques intensos de pánico. Sentía que continuamente me atragantaba, que en mi cabeza azotaba una tormenta y, paulatinamente, llegué a creer que perdía la razón. Fue inevitable ocultarlo. Los demás se dieron cuenta cuando me agredí frente al espejo gigante que distorsionaba formas. Y decidieron ingresarme en un reclusorio, de los que están repletos de gente lastimada y maltrecha. En esa mazmorra sólo recuerdo que desde mi celda gritaba con todas mis fuerzas un monólogo continuo, que aún conservo en la memoria:  

Mirad acá, que tengo una de sus plumas. ¡Yo la he visto! ¡Yo la he palpado! Si ahora veis un infinito hilo que se extiende plateado hacia la luna, yo confieso la verdad. Es ella y tan sólo ella es la responsable. ¿Alguien puede entender la verdad en mis palabras? ¡Yo la he visto, la he palpado! Desde algún lugar me mira. Ella es un fulminante hálito de cánticos. ¡Sus senos son celestes, boyantes de astros! Su cabello castaño tiene hebras rubias cayendo en cascada, y las manos, sus manos divinas son en realidad translúcidos universos. ¿Han visto alguna vez un ángel indescriptible disfrazada de pájaro? Dicen por ahí que quien llega a ver un ángel muere, pero yo estoy vivo. Y si alguien tiene dudas… ¡Mirad acá! ¡Yo tengo una de sus plumas!”.  

Después de interminables semanas, no sé cuántas, el personal no pudo soportar más. Y fueron ellos quienes hicieron lo posible para que pudiera escapar. Las puertas permanecían abiertas, incluso en los portones no había vigilancia. Yo me hacía el tonto y de reojo miraba todo eso. La duda me invadía. ¿Acaso estos “carceleros” estaban colocándome una trampa? Mi mente se perdía entre el temor de recibir senda tunda y la especulación. Hasta que no lo pensé y salí corriendo. 

Me tomó días enteros recorrer el camino. Cuando llegué al lugar donde estaba el circo vi la carpa caída. La compañía había quebrado. Sólo encontré, entre los escombros, unos crayones rojos, verdes, amarillos, negros. Y como si de un ritual se tratara, me pinté la cara. Fue así que, con el cielo gris, anuncié a viva voz fabulosos personajes. Lloviznaba cuando bailaba ante niños que jugaban en las cercanías. Mas, sin que se dieran cuenta, entre sus inocentes carcajadas, unas lágrimas fugitivas confesaron que la recordaba por última vez.  

© Carlos Esteban Cana, 2007

Universos de Carlos Esteban Cana disponible aqui: Isla Negra Editores



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Carlos Esteban Cana Escritor y comunicador puertorriqueño. Ha cultivado el cuento, el micro cuento, y la poesía. Actualmente, sin embargo,se ocupa de darle forma a sus dos primeras novelas y a un volumen de ensayos. Colaborador de varios publicaciones impresas y cibernéticas, en Puerto Rico y otros países. Bitácoras y publicaciones alrededor del planeta, como Confesiones, del narrador Angelo Negrón, reproducen su boletín "En las letras, desde Puerto Rico".





Para el periódico cibernético El Post Antillano también publica su columna "Breves en la cartografía cultural". En verano del 2012, Carlos Esteban publica Universos, libro de micro-cuentos bajo el sello de Isla Negra Editores. Otros dos libros aparecerán durante el presente semestre. El primero titulado "Catarsis de maletas: 12 cuentos y 20 años de historia", ofrece una vista panorámica de una pasión que el autor ha desarrollado, por cuatro lustros, en el género del cuento. "Testamento" es el segundo de los libros mencionados, poemario antológico que reúne lo más representativo de su poesía; género del que Cana manifiesta: "Fue la propia poesía que me seleccionó como medio, como interprete". Cana es conocido además por haber fundado la revista y colectivo TALLER LITERARIO, que marcó la literatura puertorriqueña en la última década del siglo XX en Puerto Rico.


 

jueves, febrero 14, 2013

Renuncia

Por Angelo Negrón
A quien pueda interesar:

Sirva la presente para informarle que efectivo hoy, 14 de febrero de 2013, someto mi renuncia al cargo que se me impuso y en el cual me he desempeñado por los últimos años. Mi renuncia se debe a que ya estoy cansado de mi labor. Siempre he tenido que actuar en pro de nuestros devotos creyentes y compañeros. Nunca he logrado beneficio alguno para mi persona, además del dinero, tengo otras necesidades pues lo que ustedes llaman espiritualidad es algo que estoy muy lejos de comprender.

Adelantándome al hecho de que se opondrán a mi irrevocable renuncia me he permitido enumerarles algunas otras razones:

1. Debe estar claro que no se trata de mis honorarios. La verdad es que no necesito dinero. Como ustedes saben mi padre me dejó una cuantiosa herencia; gracias a ello puedo retirarme aún joven y pasar el resto de mi vida tranquilo.

2. No he de negar que he titubeado antes de renunciar porque siempre he mantenido buena relación con todos, y aunque no es la razón principal, el agotamiento físico y también el espiritual me tienen obsesionado con un largo descanso.

3. Debo mencionar que la prohibición de ustedes de enamorarme me tiene hasta el copete. Yo también tengo derecho a sentir amor. Lo he pensado y sufrido tantas veces.

4. Nuestros fervorosos creyentes desaparecen de mi vista cada vez que les bendigo su relación. Tienden a amarse y yo permanezco aquí teniendo sueños mojados y eyaculaciones incompletas al no tener la carnalidad de una mujer en mi lecho. Me quedo a imaginarme la forma en que se divierten amándose y practicando todo lo que nosotros no podemos por culpa de un estúpido voto de castidad y obediencia.

5. Nunca creí en la castidad. Sólo soporté ante una filosofía platónica que lo que logró fue drenarme y derrumbó mis propias barreras inútiles.

6. No entiendo que les pasa, si el sexo se complementa con el amor y viceversa ¿por qué yo no puedo disfrutar de ambos?

7. Me enamoré, ya le declaré mi amor y a pesar de que mi físico y mi estatura no son las más convenientes, dijo que si, que estaba dispuesta a compartir su vida conmigo.

8. No existe vuelta atrás. Ya la hice mía y saboreé cada centímetro de su piel. Fui suyo y me enseñó el camino a la lujuria. Deposité en su cuerpo toda mi esperanza de días felices y noches ardientes. La abracé contra mi pecho y los latidos de mi corazón fueron sincronizándose con los de ella. El ritmo en que nos amamos sólo es comparable al terremoto y a la calma, al huracán y al viento sutil o al golpe de las olas contra la costa y a la tranquilidad del mar cuando descansa.

9. ¡No entiendo la razón por la que ustedes pretenden que no tengamos experiencias así! ¡Es delicioso! Máxime cuando uno deja que la locura del amor guíe las caricias y no existan prohibiciones que impidan a dos cuerpos entremezclarse y saborearse de forma candente e ilimitada.

10. Ella sufría de soledad como yo, así que es valida nuestra relación. La encontré con las mismas necesidades; físicas y espirituales. ¡Si la vieran desnuda, es despampanante! Pero no la verán, pues ella es sólo mía y me encargaré de hacerla muy feliz.

11. Este día ha sido sensacional y aunque me condenen o muera hoy, no cambiaria mi vida entera por esta mañana en que la conocí en cuerpo y alma. Calmando mi sed, disfrutándomela hasta el rendimiento y renaciendo del cansancio para poseerla como ave fénix con el calor de mil infiernos y con la ternura de mil paraísos.

Por lo tanto si deciden continuar con la plaza no cuenten conmigo para adiestrar a alguien más. ¡Que haga lo que hice yo! Que aprenda solo. Y no se les ocurra pedirme más tiempo pues no lo tengo. Me iré para las Bahamas y luego a donde ella ordene. No mentiré diciendo que los extrañaré así que sin más que agregar, me despido.

Atentamente:

Cupido

PS: Dejé las pequeñas alas, el arco, las flechas y la estúpida cinta roja con la secretaria de recepción. Deberían entregárselos a San Valentín, después de todo, siempre envidió mi puesto.

¡Ah! Y no se les ocurra insinuar que tuve amoríos en horas laborables o que esta no es la primera vez. Me enamoré apenas esta mañana. Ella fue la enfermera que atendió y curó la profunda herida que yo mismo me provoqué con una de las flechas.

sábado, febrero 09, 2013

Hace dos mil días

por: Karen Sevilla

 
Por ti, guardo fósforos en los bolsillos

para prenderlos con chasquidos de los dedos

e iluminar rincones de la casa.

Contigo, tejí de una corona de espinas

un velo, hijo de la noche

que bauticé con el luto de tu partida.

Hoy por ti,

siempre llevo el pelo negro.

***
 
Karen Sevilla (foto por Isabel Cadenas Cañón)
Karen Sevilla (Bayamón, Puerto Rico,1983) Poeta, narradora, ensayista y traductora. Egresada de la Universidad de Puerto Rico, recinto de Río Piedras (BA), y de New York University (Programa Graduado de Escritura Creativa en Español, MFA). Ganadora ex aequo del Certamen de Cuento del periódico “El Nuevo Día” (2006). Su libro El mal de los azares (Sótano Editores, 2010) obtuvo el primer premio de poesía del II Certamen Interuniversitario de Literatura (2009), convocado por la Universidad de Puerto Rico, mas una mención de honor del Premio PEN Club de Puerto Rico, para las publicaciones del 2010. En el 2011 recibió un reconocimiento de la Sociedad de Poetas Vivos de Puerto Rico por su obra. Es uno de los finalistas/clasificados del I Certamen Internacional Toledano “Casco Histórico” de Poesía (España, 2012) con el poema “4:05 a.m.”. Ha sido incluida en revistas, periódicos y antologías de su país, de Argentina, Chile, Venezuela, España, Italia, Uzbekistán y EE.UU., mas ha presentado su trabajo literario en el Museo del Barrio (NY), Centro de Estudios Puertorriqueños (Hunter College, NY), McNally Jackson Books (NY), King Juan Carlos Center (New York University), Museo de Arte de Puerto Rico, entre otros. Su poesía ha sido traducida al inglés, italiano y uzbeco. Formó parte de la delegación de escritores puertorriqueños del Festival de la Palabra 2012 y del jurado del festival internacional de cine Puerto Rico Queer Filmfest 2012. Desde el 2007 modera el blog literario “Desmesuras” (www.karensevilla.com).


viernes, febrero 08, 2013

Presentación de “Mujeres... de pasiones y delirios” de Sylvia Batista


Presentación de “Mujeres... de pasiones y delirios” de Sylvia Batista el domingo, 10 de febrero a las 4:00 p.m. en AC Libros - Ave. Ponce de León # 1510, Santurce. Presentación a cargo de la Dra. Carmen Hernández - Profesora de la Universidad de Puerto Rico, Recinto de Río Piedras.

lunes, febrero 04, 2013

Recolecta

por Angelo Negrón

Manteniendo la foto ocho por diez de una niña en alto, la dama de alta sociedad utilizaba sus dotes de líder comunitaria ante el ejecutivo de productos enlatados que había aceptado su visita. Parte del pesado cuerpo del ejecutivo descansaba sobre sus codos en el escritorio de roble exportado de Eslavonia y se esmeraba en no desviar la mirada. El magnetismo proveniente del escote de la señora, lo hacía fracasar a cada intento. Aquel semblante pequeño y voz aguda no le parecía estar acorde con el enorme pecho que logró desistiera de teclear más cifras negras que rojas en la hoja de cálculo para atenderla.
     Las comparaciones también atacaron a Diana. Los espejuelos diminutos del presidente de aquella compañía no le parecían para nada afines con el ancho rostro y cuerpo regordete que parecía castigar los botones de la camisa Yves Saint Laurent. Pero ella estaba allí para algo más que hablar de moda y fisonomía. Necesitaba conseguir apoyo para el pueblo palestino ante el Estado de Apartheid y de ocupación que es Israel y la disimulada, pero para nada efectiva mirada de aquel hombre sobre su piel no la haría renunciar a su propósito.
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