Por Angelo Negrón
Tener sus labios en los míos es más que un beso: es el regalo que añoré desde siempre; la pasión que no caduca, la felicidad que necesito. Tener su cuerpo desnudo en mi abrazo es el paraíso prometido por dioses y humanos a mis ancestros y que disfruto como digno sucesor de placeres carnales inventados por el tiempo y como heredero del alma maravillosa que subsiste con ella siendo ella misma y siendo mía; en melodías y silencios, en danza de olas y de platicas con sentido. La amo y aún tengo su olor en mis manos... mis dedos buscan olerla mientras mi mente viaja a su lado en éxtasis y recuerdo de placeres encontrados...
Tener sus labios en los míos es más que un beso: es el regalo que añoré desde siempre; la pasión que no caduca, la felicidad que necesito. Tener su cuerpo desnudo en mi abrazo es el paraíso prometido por dioses y humanos a mis ancestros y que disfruto como digno sucesor de placeres carnales inventados por el tiempo y como heredero del alma maravillosa que subsiste con ella siendo ella misma y siendo mía; en melodías y silencios, en danza de olas y de platicas con sentido. La amo y aún tengo su olor en mis manos... mis dedos buscan olerla mientras mi mente viaja a su lado en éxtasis y recuerdo de placeres encontrados...
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