sábado, mayo 12, 2012

Palabras ocultas

Por Angelo Negrón © 

      
     Que el mundo es un sinnúmero de actividades mal olientes distribuidas de forma certera y un caos total a la misma vez no es novedad para mí. Más bien me he dedicado a ser imitación perfecta de todos aquellos que me rodean en una sociedad donde no se ha erradicado aún la creencia en dioses paganos o en el verdadero Dios. Por lo menos, una rosa sigue siendo el regalo de amor perfecto para un amor nuevo, o viejo, no importa si el olvido ha sido la fuente de la dejadez o el anonimato de un gran secreto.
     Ir de aquí hasta allá en esta vida que supone nacimiento y muerte al mismo tiempo; con resúmenes de acontecimientos convertidos en recuerdos activos o escondidos.
     A veces recuerdo.

     Ahora lo hago. Como siempre. Como antes. Con igual intensidad. Lentamente iré buscando en el subconsciente de esta mente mía. Sé que la encontraré y amarte de nuevo será la forma de no seguir siendo una copia de esta odiosa sociedad.
     Buscaré también en la espalda de mi corazón. Lo sé, allí todavía viven latidos que, aunque languidecidos, siguen siendo destinados a tu persona. Te amé tanto alguna vez, pero el orgullo ganó la partida. El “qué dirán” le ganó a nuestro amor, a tus besos, tu cuerpo, tus gemidos y a toda aquella admiración mía por tu mente paraíso. No debió ser así, fuiste la única que logró hacerme sentir de verdad la pasión del amor verdadero y de los placeres extremos de la carne. Nadie como tú, pero tuve que hacerlo; me obligué a olvidarte. Me doy cuenta de que no debió importarme la maldita gangrenada sociedad.
     Si pudiese inventar la forma de que nos acepten. Sobre todo mis hijos. Sería difícil hacerlos entender. Amo a otra mujer les diría. Serían infelices al saber mi secreto. El secreto de… su madre.
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