jueves, junio 23, 2011

Noche de San Juan

Por: Angelo Negrón ©

      — Es curioso. Se supone que esta noche es la más corta del año. Me burlo de eso; aún no tengo sueño y promete ser una de esas en las que miraré al este en la búsqueda de encontrar los sueños de alguien más, porque los míos están perdidos en la sarta de palabras que quiero decir o leer para estar entretenido. Y pensar que en la antigüedad se celebraban ritos vinculados a la fecundidad, a la purificación, a la solicitud de tranquilidades, y al alejamiento de males. Por lo que veo debería salir corriendo y esperar a las doce de la media noche para darme siete chapuzones de espalda, ya sea en la playa o en alguna piscina. He escuchado que esta costumbre trae la buena suerte, limpia las impurezas que rodean el alma y además, si pido algún deseo, de seguro se me concede. O tal vez debo hacer lo que en otros países: Prenderé una fogata donde arrojaré conjuros y deseos para desaparecer los malos espíritus. Aunque en realidad para desaparecer ciertos malos espíritus es mejor bañarse y untarse desodorante. Tal vez por eso es lo de los siete chapuzones…

 — Existen varias supersticiones en cuanto a la celebración de San Juan Bautista. Veámoslas:

• Según se cree, en el exacto momento en que el sol ilumina el amanecer del día 24, las aguas de fuentes y arroyos están dotadas de poderes especiales para curar y brindar protección a la gente.

— Sin embargo si tomas mucho sol puedes sufrir de insolación y hasta de cáncer, así que sigue las instrucciones, solo báñate en ese momento en que el sol ilumina el amanecer…

• Quien se baña en el rocío que cae esa noche quedará protegido durante todo el año.

— Con estos calores, no estaría nada mal; de hecho el rocío de la noche es genial siempre y no solo esta noche, lo recomiendo… Eso si: Cuídate de un resfriado…

• Meterse desnudo y de espaldas al mar, mirando la luna, permitirá a quien lo haga obrar ciertos prodigios.

— Pero podría darse el caso de ser arrestado por exposiciones deshonestas, que me diera con alguna piedra en la cabeza al lanzarme hacia atrás y que sufriera de encogimiento de ciertas partes debido a la frialdad del agua…

• Quien se coloca debajo de una higuera con una guitarra en sus manos puede aprender a tocarla de forma inmediata.

— Esta me gustaría intentarla…Por si acaso…a veces puedo ser un iluso…

• Los solteros y solteras que al comenzar el 24 se asomen por la ventana de su casa verán pasar al amor de su vida.

— De que vale verlo pasar, deténganlo, háblele…si es el amor de su vida pues actúe de inmediato, no espere a esta noche…y si, ya sé que dirán que se refiere a que lo reconocerán, pero deben creerme el amor de su vida esta ahora mismo en cualquier parte y no esta esperando por usted: Está buscándolo que es diferente…

• Si se quema un papel donde se haya escrito aquello que se quiera olvidar, se puede lograr bienestar por todo el año.

— Ja, ja, ja. Creo que olvidé donde dejé los fósforos, el papel, el lápiz y lo que es peor, olvidé el nombre que debo escribir…Tal vez deba echar las facturas de mis deudas. ¿Creen que los cobradores olviden mi deuda? Si fuera por mi echaba completito al Banco Santander…

• Si una mujer se mira desnuda y de espaldas en un espejo, a media noche y con la luz de una vela, verá el momento de su muerte.

— Y si yo la veo veré el momento oportuno para besarla…poseerla y tener cuidado de no quemarme con la cera de la vela…Me encargaré de que muera en espasmos de piel y en… ¡Dios que estoy diciendo!

• Se le rinde tributo en cultos paganos al sol, al agua, a la tierra y a los vegetales.

Comenzemos por el sol:

• Con la hoguera que es nutridora del sol, es la práctica mas afincada, a su alrededor se salta y baila hasta que amanece. Quema lo antiguo y da paso al futuro.

— Cuidado con tropezarse y caer de lleno en la hoguera…

— Sigamos con el agua:

• Se considera que a partir de las doce de ésta noche, el agua está bendita, es milagrosa, cura enfermedades y proporciona la felicidad. En algunas localidades es costumbre el tirar el carro al río. Es símbolo de amor.

— Deben ser precavidos; en algunas localidades debido a la contaminación existen peces mutantes. En referencia a lo del carro, no creo que puedan usar de excusa lo de esta superstición con los del seguro, mejor tire su auto a la hoguera y diga que cogió fuego. Y en lo del amor, el verdadero símbolo del amor es usted mismo, ame con locura y tálvez sea amado con igual intensidad…

— Ahora a los vegetales:

• Se coge el trébol y los mozos ponen el "ramu" en la puerta de las casa de sus novias. Se enraman balcones. La tierra es símbolo de fertilidad.

— Pues… ¡denle anticonceptivos! No quiero tener tierritas y tierritos corriendo por ahí gritándome papá…

— Y el aire:

• Nos da la vida y se invoca al bailar la danza prima, que se baila en círculo.

— Bailar, eso si que nunca esta demás… ¡A ella le gusta la gasolina, dale más gasolina!

— ¡Vaya supersticiones! Lo paradójico del asunto es que el 24 de junio se celebra la fecha del nacimiento de San Juan Bautista, que en realidad no debería festejarse porque de los Santos siempre se recuerda el día de su muerte.

• San Agustín hace la observación de que la Iglesia celebra la fiesta de los santos en el día de su muerte, pero que en el caso de San Juan Bautista, hace una excepción y le conmemora el día de su nacimiento, porque fue santificado en el vientre de su madre y vino al mundo sin culpa.

— ¡Nacer sin culpa! ¿No que sólo Jesús y la Virgen Maria? Sólo le faltaría no tener deudas y haber sobrevivido al capricho de aquella mujer de que le cortasen la cabeza… entonces si sería envidiado…

—¡Ea! ¡Queda una superstición!

• Quien madrugue el día 24 no pasará sueño el resto del año

— Pues entonces… el día 24 quiero levantarme como a las seis…de la tarde… ¡Exijo dormir! Morfeo…¡Vete al K^>AJO!


•Fuente: Noche de San Juan - Festividad de San Juan, Historia, origen de la celebracion, festejo, costumbre

jueves, junio 02, 2011

Puntos Cardinales

Por Angelo Negrón    

Abrí el mapa de mi vida queriendo descubrir algún indicio de que tomé el camino adecuado y que mis próximos pasos no serian en vano. Tropecé con los puntos cardinales. Cada uno de ellos me habló de ti. Descubrí que no importa si durante años no tuve tu presencia física conmigo pues estuviste siempre a mi lado; en sueños que, como algarabías rondaban mi cerebro con el entusiasmo de encontrarte cuando menos me esperaba y que busqué en otros brazos cuando sólo debía hallarlos en ti.
     Perdí mi alma, te la entregué cuando te encontré frente al mar y lingotes de cariño macizos me hundieron en la profundidad de tus ojos, en el embeleso de ver mi esencia en tu mirada cuando fuimos uno. Estrujé mis ojos ante el atlas de mis días. Comencé a verme y a verte...
     Miré hacia el Este de mis vivencias. Te encontré justo al amanecer, cuando soñaba con la llegada de mi alma gemela. Aún era un muchacho, pero la soledad me había hecho soñar despierto y hasta imaginar como eras en realidad. Ahora me doy cuenta que cada canción que me apasionó me hablaba de ti. Cada poema inédito en mi cabeza seria escrito por tus labios sobre los míos.
     Ahora mismo descubro que no importa cuantos labios besé antes pues no los recuerdo; los tuyos han borrado todo vestigio de ellos. Sólo me queda el carmín de tus labios como huella indeleble en mi corazón. Tu lengua inquieta en mi boca construyó apasionamientos, destruyó cobardías, elevó ímpetus y multiplicó placeres. Como parte trascendental cambiaron mi vida entera...
     La cordillera central captó mi atención. Decidí dejar el Este y mudarme por un tiempo al meridiano de tu cuerpo. Poseí montañas y laderas. Convertí en vertientes tus deleites. Quedé asombrado cuando desde allí observé tu Sur...
     Me posé en el ombligo y disfruté las dudas de sí podría salir del encanto que suponía se encontraba en tu Sur; justo en tu entrepierna. Tomé la decisión de que vivir en tan húmedo lugar seria fantástico y encontré el trópico de tu alma en plena tormenta de sensaciones. Ante los oleajes fuertes de la agresión de mi lengua percibiste el constante zambullido y las caricias acompañando la superficie de tu piel, desde los dedos de los pies hasta los degustados senos... Disfruté la esperanza de que fuera para siempre y sólo mío el promontorio que con mis dedos acariciaba. Mismo que mi lengua remojaba entre el ondulado rebullir de tu cuerpo. Lo acompañaste por gemidos fulgurantes que exigían repetidas embestidas que te transportaran al universo astral del completado éxtasis, del renovado amor. Tus órdenes se cumplieron. Acoplé mi pecho contra el tuyo. Nuestros cuerpos se unieron y nuestras almas fueron indivisibles. Llegamos juntos al Oeste de un día lluvioso y hermoso; lleno de recuerdos y placeres en el apareamiento de dos sexos, en la unidad de nuestros universos carnales y terrenales, todo mezclados y en la superficie de sabanas estrujadas y mojadas por el sudor de nuestra piel que se negaba a dejar de ser una.
     Y en el Oeste descubrimos el atardecer. El sol se ocultó. La luna apareció impasible y sin disimular sus celos. Luego de tantos poemas, dedicados a ella, descubrió que a nosotros nos correspondía que el universo se pusiera de acuerdo para el verdadero eclipse de nuestras vidas; ese en el que tú eres yo y yo soy tú. La luna enfurecida nos recordó que debías marcharte pues Morfeo, el dios de los sueños, reclamaba tu presencia para hacerte soñar con futuros inciertos en los que yo no estuviera presente para él disfrutar de la espiritualidad de tu ser. Partiste en un cerrar de ojos. La almohada fue testigo de tu escapada en los brazos de otro. Morfeo me miraba y se burlaba pues te custodiaba y yo no lograba dormir y soñarte en algún jardín o playa en la que te dijera mil palabras de amor, mismas que aún falta puedas escuchar de mis labios. Te miré y entonces fui yo quien me burlé de Morfeo. Lo embromé porque soy tu dueño en cuerpo y alma y puedo soñarte despierto. Así en mis noches de insomnio soy el guardián de tu alma cuando decide salir a pasear. Al llegar el día, justo en el momento en que vuelvo a habitar el Este, me convierto en el vigilante de tus puntos cardinales olvidando los míos propios pues te los encomiendo con la confianza de que serán tuyos de forma completa...
     Ahora cerraré el mapa pues conozco los puntos cardinales de tu cuerpo y los de mi vida. Lo guardaré en lo profundo de mi corazón y en la cercanía del recuerdo. En el bolsillo de tu alma dejaré una brújula que estará dispuesta a ser usada, si alguna vez resuelves perderte, para que regreses a mis brazos sin detenerte ya que sólo yo soy tú otra parte...
     ¿Me preguntas por el Norte? ¡No creas que me olvidé! ¿Cómo olvidarlo? En el sobrevivo a cada instante. A partir de allí es que admiro el Este, el meridiano, el Sur, el Oeste y continúo bajo la influencia del verdadero amor que me dicta que tú eres mi Norte; el camino a seguir, la guía máxima. Mi ángel de alas sedosas y escote pronunciado que con su alma evoluciona logrando que me desenvuelva sobre y debajo de su cuerpo haciéndolo mío; disfrutando de caricias y besos, de humedad y sensaciones a veces explicitas y por momentos secretas...

Norte...

     ¡No, así no! Debo escribir NORTE. Sí ¡Desde luego! En letra mayúscula: ¡NORTE! Ya que en estos momentos de esa forma están mi corazón y mi erección por sólo pensarte sobre la hierba de un campo florecido, acostada desnuda, mientras tratas de señalar con manos y pies los puntos cardinales de nuestro universo y dejas a mi desdén encargarse del meridiano de tu cuerpo. Sobre todo del horizonte de tu boca y la verticalidad húmeda que me llevara a darte placer en todo tu existir...