Por Angelo Negrón
Anoche me fui a la cama con Yolanda Arroyo. Diez segundos después del comienzo recordé la conversación que sostuve con Awilda Caez apenas unas horas antes, luego de la presentación del libro de Yolanda: OJOS de LUNA.
Charlábamos sobre ese hecho misterioso que nos hace devorar un libro en muy poco tiempo. Algunos, recuerdo que me dijo Awilda, tienen la particularidad de absorber párrafo por párrafo con tal parsimonia que tardan mucho tiempo en disfrutarse un libro; otros en cambio, si el libro es bueno, no podemos dejar de disfrutarlo hasta que nos encontramos con la ultima hoja. Eso me sucedió anoche. No pude, y no quise, dejar de leer este libro que esta repleto de imágenes, historias, estampas que dieron base al insomnio que disfruté, por un buen rato, después de su nueva entrega.
Esta mañana desperté abrazando a Yolanda y al recordar la noche de anoche no pude menos que besarla. Lo confieso: besé su portada primero y luego su foto en la solapa. Abrí su libro y me enfoque en el índice; quería determinar cual de esos cuentos disfrute más. En conclusión; Saeta y Alborotadores quedaron empates llevándose el primer lugar. Los demás cuentos disfrutaron de un segundo lugar con el 99.9 por ciento de… mis votos. Y eso solo por que quise darle un primer lugar a alguno de los cuentos.
Por esto y aunque no puede considerárseme para nada como un crítico literario, cosa que tampoco pretendo, estoy en desacuerdo con Mayra Santos- Febres cuando dice que Yolanda Arroyo va en camino de convertirse en una de las mejores voces literarias en Puerto Rico. Para mi opinión y dicho desde este escalón de aprendiz de cuentero me atrevo a decir que, no sólo es una de las mejores voces de Puerto Rico sino de toda Latinoamérica.
Anoche me fui a la cama con Yolanda Arroyo. Diez segundos después del comienzo recordé la conversación que sostuve con Awilda Caez apenas unas horas antes, luego de la presentación del libro de Yolanda: OJOS de LUNA.
Charlábamos sobre ese hecho misterioso que nos hace devorar un libro en muy poco tiempo. Algunos, recuerdo que me dijo Awilda, tienen la particularidad de absorber párrafo por párrafo con tal parsimonia que tardan mucho tiempo en disfrutarse un libro; otros en cambio, si el libro es bueno, no podemos dejar de disfrutarlo hasta que nos encontramos con la ultima hoja. Eso me sucedió anoche. No pude, y no quise, dejar de leer este libro que esta repleto de imágenes, historias, estampas que dieron base al insomnio que disfruté, por un buen rato, después de su nueva entrega.
Esta mañana desperté abrazando a Yolanda y al recordar la noche de anoche no pude menos que besarla. Lo confieso: besé su portada primero y luego su foto en la solapa. Abrí su libro y me enfoque en el índice; quería determinar cual de esos cuentos disfrute más. En conclusión; Saeta y Alborotadores quedaron empates llevándose el primer lugar. Los demás cuentos disfrutaron de un segundo lugar con el 99.9 por ciento de… mis votos. Y eso solo por que quise darle un primer lugar a alguno de los cuentos.
Por esto y aunque no puede considerárseme para nada como un crítico literario, cosa que tampoco pretendo, estoy en desacuerdo con Mayra Santos- Febres cuando dice que Yolanda Arroyo va en camino de convertirse en una de las mejores voces literarias en Puerto Rico. Para mi opinión y dicho desde este escalón de aprendiz de cuentero me atrevo a decir que, no sólo es una de las mejores voces de Puerto Rico sino de toda Latinoamérica.
Háganme caso, lean este libro…
Bolígrafo: $3.29
Libro: $15.00
Leerlo: No tiene precio.