Por Angelo Negrón
…Y miro el reloj. Lo declaro mi enemigo según se obstina en pasear en círculos sin detenerse. Él me mira con la seguridad de que aún si robase la batería doble AA que le alimenta ganaría de cualquier forma. Su tic-tac me amenaza. Su ultimátum es claro: Si reniego del tiempo blasfemo contra todo: el sol, las estrellas y hasta de mi amada. Le guiño un ojo mientras le explico mis ganas de que se detenga y nos haga pensar por unos instantes que el tiempo es solo nuestro; de ella y mío. Señalo una foto de ella para que él la mire y descubra que bien vale la pena interrumpirse. Y el milagro ocurre; las manecillas se detienen y con ello el sol tarda en aparecer. Mis manos se convierten en ese instante en extensiones de mis fantasías y mi amada en la protagonista de besos y caricias cercanas. Percibo su humedad, curioseo su sabor y pruebo del néctar que es destino de mis ansias. Los gemidos terminan con las inhibiciones y el placer se acrecienta como niebla en la mañana. El sol hace su aparición, el reloj se encarga de seguir funcionando y yo me declaro: esclavo de ella, de sus juegos amorosos y de su divinidad hecha poesía…
…tic tac tic tac tic tac…
…Y miro el reloj. Lo declaro mi enemigo según se obstina en pasear en círculos sin detenerse. Él me mira con la seguridad de que aún si robase la batería doble AA que le alimenta ganaría de cualquier forma. Su tic-tac me amenaza. Su ultimátum es claro: Si reniego del tiempo blasfemo contra todo: el sol, las estrellas y hasta de mi amada. Le guiño un ojo mientras le explico mis ganas de que se detenga y nos haga pensar por unos instantes que el tiempo es solo nuestro; de ella y mío. Señalo una foto de ella para que él la mire y descubra que bien vale la pena interrumpirse. Y el milagro ocurre; las manecillas se detienen y con ello el sol tarda en aparecer. Mis manos se convierten en ese instante en extensiones de mis fantasías y mi amada en la protagonista de besos y caricias cercanas. Percibo su humedad, curioseo su sabor y pruebo del néctar que es destino de mis ansias. Los gemidos terminan con las inhibiciones y el placer se acrecienta como niebla en la mañana. El sol hace su aparición, el reloj se encarga de seguir funcionando y yo me declaro: esclavo de ella, de sus juegos amorosos y de su divinidad hecha poesía…
…tic tac tic tac tic tac…