por Carlos Esteban Cana
para mi dama
para mi dama
Ella es energía. Vivaracha. Alegre. Pícara. Guerrera. Coqueta.
Es Tierna y Hermosa. Elegante. Creativa. Humana. Intensa.
Los rubios rayos del sol adornan el cabello. Su PRESENCIA tiene relieve, cual si eso que llaman aura fuera la garantía de que ningún lugar del planeta la permitiría lejana, a la distancia, sin que, al menos, su celaje estremeciera a la audiencia.
Quien la ve andar puede pensar que es altiva. ¿Qué se puede interpretar cuando el pie, que adorna un zapato de taco alto, se posa firme? Y el “toc-toc” suena preciso. Y rapidito. Minutero incansable que se mueve seguro y sin dudas ante el camino que va trazando.
Ser de iniciativa propia. Dinámica. Minuciosa. Asertiva. Muchas veces la palabra consecuente. Otras, la sílaba se desprende y cede al gesto y al balbuceo. A la caricia que enmudece. Se intensifica entonces el delirio del tacto que palpa lo callado. Lo que aún, es difícil nombrar.
Roja diferente. Violeta. A veces puede ser arrojada, incluso violenta. La gradación se entiende pues a todos nos posee, y respiras cuando sabes que no se te idealiza. Eres fina pero no frágil. Las prendas en madera armonizan con las piezas de jade y de oro. En ocasiones tu impetuoso cauce se llovizna con gotitas de inocencia.
Pero siempre eres “sexy”, lujuriosamente corporal. Es en este punto cuando se reclama el juego espontáneo. Arriesgado y visceral. Aquí las dulces y suaves fragancias de vainilla, fresa y coco dan paso al aroma que da tu naturaleza. Y los besos a la niña son sabrosos, mientras la lengua dibuja espirales continuos que suben y bajan la infinita forma que da corriente y activa. Mientras la lozanía fluye y emana jugosa, como esa frutita fresca que me hace la boca agua.
Es Tierna y Hermosa. Elegante. Creativa. Humana. Intensa.
Los rubios rayos del sol adornan el cabello. Su PRESENCIA tiene relieve, cual si eso que llaman aura fuera la garantía de que ningún lugar del planeta la permitiría lejana, a la distancia, sin que, al menos, su celaje estremeciera a la audiencia.
Quien la ve andar puede pensar que es altiva. ¿Qué se puede interpretar cuando el pie, que adorna un zapato de taco alto, se posa firme? Y el “toc-toc” suena preciso. Y rapidito. Minutero incansable que se mueve seguro y sin dudas ante el camino que va trazando.
Ser de iniciativa propia. Dinámica. Minuciosa. Asertiva. Muchas veces la palabra consecuente. Otras, la sílaba se desprende y cede al gesto y al balbuceo. A la caricia que enmudece. Se intensifica entonces el delirio del tacto que palpa lo callado. Lo que aún, es difícil nombrar.
Roja diferente. Violeta. A veces puede ser arrojada, incluso violenta. La gradación se entiende pues a todos nos posee, y respiras cuando sabes que no se te idealiza. Eres fina pero no frágil. Las prendas en madera armonizan con las piezas de jade y de oro. En ocasiones tu impetuoso cauce se llovizna con gotitas de inocencia.
Pero siempre eres “sexy”, lujuriosamente corporal. Es en este punto cuando se reclama el juego espontáneo. Arriesgado y visceral. Aquí las dulces y suaves fragancias de vainilla, fresa y coco dan paso al aroma que da tu naturaleza. Y los besos a la niña son sabrosos, mientras la lengua dibuja espirales continuos que suben y bajan la infinita forma que da corriente y activa. Mientras la lozanía fluye y emana jugosa, como esa frutita fresca que me hace la boca agua.
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Carlos Esteban Cana ( Bayamón, Puerto Rico 1971) Escritor, comunicador y coordinador editorial. Fundador de la revista y colectivo Taller Literario. Sus cuentos y poesías han sido publicados en revistas como El Sótano 00931, Borinquen Literario, Cultura y Cundiamor, entre otras. Algunos de sus ensayos y reflexiones sobre la cultura editorial puertorriqueña han llegado al lector a través de periódicos como El Nuevo Día y el mensuario Diálogo. Tiene varios libros inéditos: Novo vía crucis (poesía), Versos apócrifos para la innombrable (poesía) y Fragmentos del mosaico humano vol. 1, vol. 2 y vol. 3 (cuentos).