El pasado 4 de agosto la escritora Iris Mónica Vargas, autora de "La última caricia" y "El libro azul" sostuvo una conversación acerca de su obra poética y el proceso creativo con Pilar Vélez, fundadora de la organización cultural Mi libro Hispano (con sede en Miami) durante la 1ra Feria de Verano de Mi libro hispano. La tertulia fue transmitida en directo a las 7:30 p. m. hora de Puerto Rico, en el canal de YouTube de Contexto Ñuble. A continuación compartimos con nuestros lectores las cuatro poesías que Vargas compartió durante la velada: El papel; La hora de la locura; Preguntas de una visionaria no identificada (siglo 16); y Pez de cielo.
PS: Y sumamos una quinta pieza titulada Poética.
EL PAPEL (versión de la Musa)
transmutando en el tic-tac
del reloj más diminuto,
y me encuentro acomodando
los pedazos de la historia
—la historia de los pedazos—,
imagino ha de mirarme
con sospecha algún minuto
mientras declaro arrogante,
“Soy el sillón de los ángeles”.
Más sé, si no le sirviera,
si aquello que dicto enferma
a su alteza en su altivez,
si no acomodo su asiento, si
deplora
lo
que
cuento
se alzarán sobre mis ojos
sus pupilas milenarias,
y magnánima, burlona,
con un cigarro en los labios,
me dirá, Musa, al oído
“El poema es lo que importa,
Amigo:
El lápiz no escribe el verso.
Quien se mueve es el papel”.
(Se escucha una carcajada.)
LA HORA DE LA LOCURA
No había movido aún
el último centímetro
aquella manecilla de sus horas,
hasta el segundo incongruente.
Andaba aún en tierras de cordura
y aunque su esposa aún no diera
cuenta de ello, jugaba en su espesura
a ser del siglo dies y seis.
Había empezado bien y sonreía.
Besaba cariñoso las manos
de su amor. Le dedicaba versos.
Decía que su rostro era como la luna:
da vueltas a la tierra. Se reía.
¡Odioso es que la Tierra
dé vueltas a una estrella!
gritaba de repente,
furioso, empedernido.
¿Qué falta ahora, señores?
(Se montaba en tribuna.)
¿Que piensen—continuaba—
que no es de cristal la orbe
de luces perforada?
¿Qué sigue entonces? ¡Digan!
¿Que sea la luna abierta solo una
de muchas otras lunas
cerradas en su orbe?
La esposa no entendía
lo de la luna abierta.
Ni aquella cerradura de otras lunas,
mas ya daban las cinco.
Y mudos, cada uno,
fueron dos bergantines.
Sus velas, dos jirones
ondeando a la deriva en alta mar.
PREGUNTAS DE UNA VISIONARIA NO IDENTIFICADA (siglo 16)
Si queda confirmado:
sus lunas los circundan.
Si fuera incuestionable:
Copérnico es verdad,
la Tierra va redonda.
¿A dónde desvanece
el alma deambulante,
del cielo desterrada,
y la memoria?
¿A dónde la memoria
va, si no la llevan,
si han escapado ya
las orbes de la mente?
Lo siento. Me adelanto.
PEZ DE CIELO
“Intrépido guerrero diminuto,
¿cuántos acantilados has tenido que cruzar?”
-Carlos Esteban Cana
Despiertas.
La bóveda se abre e ilumina.
de sangre y no te arropa.
—Ya no eres de agua—
Dos sirenas te acompañan
con sus manos de cariño y de arena.
Los pescadores recogen sus hilos
y sus cañas.
Te contemplan y no saben
que ensayas como pájaro tu vuelo
que imitas sus sonidos, y desde tu quietud
disfrutas de su risa,
que todo saboreas a tu ritmo,
que allí, desde tu cima, es primavera
mudar esas escamas
y dejar de ser pez.
***
POÉTICA
es criminal. El giro de tu brazo:
autoritario. Prefiero la imprudencia,
tozuda la inocencia de crear,
la tórrida intemperie
de no saber apenas nada,
de tanto preguntar y preguntar
que vuélvame pregunta.
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