por Carlos Esteban Cana
Continuamos la serie En sus propias palabras con la voz de Marithelma Costa. Autora de títulos tan diversos como Era el fin del mundo, Kaligrafiando, o De tierra y de agua, Costa conversó con nosotros acerca de su obra en medio de una apretada agenda que incluía entrevistas para la radio, la prensa escrita y la televisión.
Anteriormente hemos publicado en diferentes bitácoras los trabajos dedicados a Luis López Nieves, Ana María Fuster y Julio César López. En esta ocasión los blogs Tendido negro de Xavier Valcárcel y Confesiones de Angelo Negrón publican, como primicia, fragmentos de esta entrevista que estará disponible en el portal cibernético del Proyecto para el Fomento del Quehacer Literario durante el segundo semestre del 2008.
Próximamente circularán las ediciones dedicadas a los poetas Luis Antonio de Villena, Francisco Brines, Magaly Quiñones y Manuel de la Puebla. Sin más, por ahora, les dejo en la grata compañía de Marithelma Costa,
Carlos Esteban Cana
*
III. Narrativa: novela y cuento
“La primera imagen de la novela llegó cuando le daba un "tour" a Umberto Eco por la Isla pues se encontraba de visita en Puerto Rico. Fue por el área de Loíza. Sucedió que de momento estábamos mirando las dunas y me vino lo que llamo iluminación. Los tres ángeles de la novela, Gabriel, Miguel y Urbano, salieron de tres pelícanos en Vacía Talega. El personaje de Urbano, representa la urbe, mi relación con Italia (mi esposo es Italiano). Miguelángel porque para la época se estaba restaurando la Capilla Sixtina, y Gabriel es el ángel cronista. Era el fin del mundo revela mi interés por la antropología, por la religión comparada (cuando me detengo en el mundo de los dioses) y hasta por los deportes que practico (el taekwondo, la exploración de las cuevas, entre otros). Luego volví a esa zona en un viaje posterior, y la novela siguió creciendo.
Hubo que re-escribir mucho. Yo soy de las que creo en la re-escritura ad infinitum; eso de volver a lo que está escrito, verificar cada coma y tachar. También incorporé algunos poemas y hasta palabras que no conocía. Y luego volver y volver sobre lo escrito.
Para mí la novela es casi como un matrimonio de larga relación. Un mundo que uno mismo va creando. Es una unidad y ahí entra todo, desde las experiencias que iba teniendo hasta lo que me obsesionaba. En la novela no puedo proceder de otra manera, incorporo lo que vivo porque es la forma que tengo para comprender el mundo. Y el proceso puede ser, como dije antes, muy largo. La creación de Era el fin del mundo ocurrió en años de alegrías muy grandes y también en periodos de tristezas, pero en esas épocas era la misma novela lo que me impulsaba a seguir.
Era el fin del mundo tuvo buena reseña, la eligieron entre las diez mejores novelas publicadas ese año (1998) en Puerto Rico. Hay planes de publicar una nueva edición pronto en Venezuela.
También me encuentro trabajando en una colección de cuentos titulada Entre azul y buenas noches. Cuando se trata de novela pienso en unidad, pero cuando lo que me ocupa es el cuento pienso en micro mundos. Armar un libro de cuentos es armar un todo homogéneo de microtodos. Para mí es un reto personal encontrar la estructura idónea que le dé cohesión, como libro, a mis cuentos, porque los mismos han sido escritos en un arco de tiempo bastante amplio. En Entre azul y buenas noches hay cuentos que son ambientados en el medioevo, algunos son irónicos y otros se ocupan de temas simbólicos. Y recuerda que mi relación con la narrativa es una en la que re-escribo constantemente y tacho. Como ejemplo de lo anterior recuerdo un cuento que era una especie de homenaje y trataba sobre la visita de la muerte; sucedió que en el proceso me di cuenta lo difícil que era que funcionara como cuento y lo saqué de la colección; pero todo es aprovechable y ahora está en poesía”.
*
Punto final: el borde del abismo
“He caminado al borde del abismo que es lo mismo que decir que he tenido que enfrentar crisis personales. Por ejemplo, cuando aconteció lo del 11 de septiembre, yo vivía al lado de las torres y enfermé; me tomó años recuperarme. Fueron años de silencio, de hacer otras cosas, de curarme, de recuperar las energías. Ahora que estoy fuerte, que está lejana la crisis, es más fácil reflexionar sobre lo sucedido.
Y como decía Bolaño, para crear tienes que caer en el pozo, porque de no ser así lo que escribes es innecesario. Da igual que lo escribas o no porque no aporta nada. Caminar en el borde del abismo es revelar, profundizar en el ser humano y en su mundo”.
Para acceder a la primera parte de esta entrevista visite Tendido Negro
Continuamos la serie En sus propias palabras con la voz de Marithelma Costa. Autora de títulos tan diversos como Era el fin del mundo, Kaligrafiando, o De tierra y de agua, Costa conversó con nosotros acerca de su obra en medio de una apretada agenda que incluía entrevistas para la radio, la prensa escrita y la televisión.
Anteriormente hemos publicado en diferentes bitácoras los trabajos dedicados a Luis López Nieves, Ana María Fuster y Julio César López. En esta ocasión los blogs Tendido negro de Xavier Valcárcel y Confesiones de Angelo Negrón publican, como primicia, fragmentos de esta entrevista que estará disponible en el portal cibernético del Proyecto para el Fomento del Quehacer Literario durante el segundo semestre del 2008.
Próximamente circularán las ediciones dedicadas a los poetas Luis Antonio de Villena, Francisco Brines, Magaly Quiñones y Manuel de la Puebla. Sin más, por ahora, les dejo en la grata compañía de Marithelma Costa,
Carlos Esteban Cana
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III. Narrativa: novela y cuento
“La primera imagen de la novela llegó cuando le daba un "tour" a Umberto Eco por la Isla pues se encontraba de visita en Puerto Rico. Fue por el área de Loíza. Sucedió que de momento estábamos mirando las dunas y me vino lo que llamo iluminación. Los tres ángeles de la novela, Gabriel, Miguel y Urbano, salieron de tres pelícanos en Vacía Talega. El personaje de Urbano, representa la urbe, mi relación con Italia (mi esposo es Italiano). Miguelángel porque para la época se estaba restaurando la Capilla Sixtina, y Gabriel es el ángel cronista. Era el fin del mundo revela mi interés por la antropología, por la religión comparada (cuando me detengo en el mundo de los dioses) y hasta por los deportes que practico (el taekwondo, la exploración de las cuevas, entre otros). Luego volví a esa zona en un viaje posterior, y la novela siguió creciendo.
Hubo que re-escribir mucho. Yo soy de las que creo en la re-escritura ad infinitum; eso de volver a lo que está escrito, verificar cada coma y tachar. También incorporé algunos poemas y hasta palabras que no conocía. Y luego volver y volver sobre lo escrito.
Para mí la novela es casi como un matrimonio de larga relación. Un mundo que uno mismo va creando. Es una unidad y ahí entra todo, desde las experiencias que iba teniendo hasta lo que me obsesionaba. En la novela no puedo proceder de otra manera, incorporo lo que vivo porque es la forma que tengo para comprender el mundo. Y el proceso puede ser, como dije antes, muy largo. La creación de Era el fin del mundo ocurrió en años de alegrías muy grandes y también en periodos de tristezas, pero en esas épocas era la misma novela lo que me impulsaba a seguir.
Era el fin del mundo tuvo buena reseña, la eligieron entre las diez mejores novelas publicadas ese año (1998) en Puerto Rico. Hay planes de publicar una nueva edición pronto en Venezuela.
También me encuentro trabajando en una colección de cuentos titulada Entre azul y buenas noches. Cuando se trata de novela pienso en unidad, pero cuando lo que me ocupa es el cuento pienso en micro mundos. Armar un libro de cuentos es armar un todo homogéneo de microtodos. Para mí es un reto personal encontrar la estructura idónea que le dé cohesión, como libro, a mis cuentos, porque los mismos han sido escritos en un arco de tiempo bastante amplio. En Entre azul y buenas noches hay cuentos que son ambientados en el medioevo, algunos son irónicos y otros se ocupan de temas simbólicos. Y recuerda que mi relación con la narrativa es una en la que re-escribo constantemente y tacho. Como ejemplo de lo anterior recuerdo un cuento que era una especie de homenaje y trataba sobre la visita de la muerte; sucedió que en el proceso me di cuenta lo difícil que era que funcionara como cuento y lo saqué de la colección; pero todo es aprovechable y ahora está en poesía”.
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Punto final: el borde del abismo
“He caminado al borde del abismo que es lo mismo que decir que he tenido que enfrentar crisis personales. Por ejemplo, cuando aconteció lo del 11 de septiembre, yo vivía al lado de las torres y enfermé; me tomó años recuperarme. Fueron años de silencio, de hacer otras cosas, de curarme, de recuperar las energías. Ahora que estoy fuerte, que está lejana la crisis, es más fácil reflexionar sobre lo sucedido.
Y como decía Bolaño, para crear tienes que caer en el pozo, porque de no ser así lo que escribes es innecesario. Da igual que lo escribas o no porque no aporta nada. Caminar en el borde del abismo es revelar, profundizar en el ser humano y en su mundo”.
Para acceder a la primera parte de esta entrevista visite Tendido Negro
Carlos Esteban Cana es comunicador y escritor. Fundador de la revista y colectivo Taller Literario, un espacio de democratización en las letras puertorriqueñas. Se ha desempeñado como coordinador editorial, periodista cultural independiente, y ha laborado además en la industria televisiva. Su obra creativa se ha publicado en revistas y periódicos nacionales como El Sótano 00931, Ciudad Seva, Narrativa Puertorriqueña, Letras Salvajes, CulturA, Diálogo y El Nuevo Día, entre otros. En lo que se refiere al ámbito internacional su narrativa y poesía ha sido publicada por Escaner Cultural, Zona de Carga, Palavreiros, Abrace y el Boletín de Nueva York, entre otros. Recientemente algunos de sus cuentos han sido traducidos al italiano. Ha participado, además, en diversos medios de comunicación reflexionando acerca del panorama cultural en el País.