miércoles, febrero 28, 2024

En las letras, desde Puerto Rico: Anticipo, invitación y viaje a la poesía

 por Carlos Esteban Cana


Compartir esta presentación que escribí hace un poco más de seis años me trae agradables recuerdos de tres personas que, aunque ya no están en este plano, sí permanecen en la memoria: el escritor Fernando Cros, a quien conocí en la librería “La Tertulia” cuando promocionaba su libro Fragmentos del habla en el 2009; a doña Deledda Cros, viuda del escritor, quien me invitó a presentar la revista Cayey dedicada al poeta; y Heida Zambrana, directora en aquel momento de la legendaria publicación periódica del Recinto de Cayey de la Universidad de Puerto Rico. Este evento ocurrió el 3 de noviembre de 2016 en el Museo de Arte Dr. Pío López Martínez como parte del 50 aniversario de la institución universitaria.

Este boletín ya había publicado en el 2011 una edición acerca de la vida del poeta, reproducida en el blog Panaceas y Placebos, titulada Homenaje a la buena poesía: enbúsqueda de Fernando Cros. Hoy volvemos hacer lo propio con agrado pues estas reflexiones sobre las páginas de Cayey en torno al escritor conservan su propósito; sirven de anticipo, invitación y viaje a su estética y a su poesía.     


Una visita al poeta: Impresiones acerca de la revista Cayey dedicada a Fernando Cros

por Carlos Esteban Cana*

La magnitud del homenaje que la revista Cayey le hace al poeta Fernando Cros en esta elegante
edición que hoy presentamos, convierte esta nueva edición en una pieza de coleccionista. Este servidor que ha estado involucrado con la producción de publicaciones periódicas desde 1988 no la puede ver de otra manera.

Si observamos la estructura de la revista Cayey # 97 podemos ver los ángulos medulares en torno a la obra de Fernando Cros. En primer lugar nos encontramos con una antesala biográfica conformada, por un lado, por las palabras que el maestro Antonio Martorell utilizó para evocar al amigo-poeta en la despedida de duelo; y, por el otro, por ese conmovedor ensayo en el que la educadora, artista plástica y crítica de arte Deledda Cros, esposa del poeta, testimonia una vida plena de almas gemelas unidas por el arte y el Amor, Amor, en este caso, con mayúscula; ambos escritos permiten ver y conocer a ese ser humano llamado Fernando Cros, y esto es de particular utilidad para quienes no lo conocimos personalmente. Es como si a través de las reflexiones de Antonio y Deledda, el poeta llegara a esa antesala para darnos él mismo la bienvenida.

En segundo lugar, nos topamos con las entrevistas, conversaciones que sostuvo Cros de una manera uotra con el director de la Academia Puertorriqueña de la Lengua José Luis Vega, con la guionista Alba Gómez Escudero, con la directora teatral Rosa Luisa Márquez y con el artista plástico Antonio Martorell. Se me antoja visualizar estas conversaciones en la biblioteca de la casa. Al amparo de los muchos libros que hoy conforman la Sala Fernando Cros en el recinto Metro de la Universidad Interamericana.

Luego me desplazo hacia lo que la crítica especializada manifiesta acerca de la obra del poeta. En esa sala me encuentro con la Catedrática María Teresa Bertelloni, con el escritor y educador español Antonio Agulló Albert, con el filósofo puertorriqueño Francisco José Ramos, y con el pensador cubano Pedro Subirats. Cada uno desde su particular visión arrojan luz acerca de libros medulares de Fernando Cros: Crónica de un hombre solo; Fragmentos del habla y Aforismos de la lentitud. Al final el crítico literario Luis de Arrigoitia sintetiza la sabiduría reflexiva que hay en la poesía desarrollada por el escritor.


Ya en la terraza, y después de la cena, todos los invitados presenciamos un recital de Fernando Cros en su propia voz, porque leer a un poeta es una forma de escucharlo. Es así que degustamos una selección del libro Signos, un cuento titulado Primera historia popular, una reseña suya sobre una novela de Juan José Millas, una entrevista que le cursó en México al escritor colombiano Álvaro Mutis en la década del 80, y también sus reflexiones en torno a una instalación realizada por el artista Carlos Cancio en la Galería Viota, y a la exposición Tradiciones afrocaribeñas: espiritualidad, arte y resistencia presentada en el Centro de Exposiciones Casa Escuté en el 2007.

Pero de esta visita a la estructura que presenta este número extraordinario de la revista Cayey, quiero detenerme en la tertulia que ocurre con el escritor en la biblioteca, es decir en la parte dedicada a las entrevistas. Y de ellas focalizaré en algunas impresiones que el poeta ofrece sobre su obra. A mi modo de ver en esos intercambios Fernando Cros se convierte en un Catedrático excelso de la buena poesía…

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En entrevista con Alba Gómez Escudero, el Poeta manifiesta:

La poesía es sobre todo mucho trabajo. Yo creo en esa labor de reescritura permanente; es algo que no se acaba nunca o si se acaba es por abandono, cansancio o dejadez. Uno de los poetas contemporáneos de España, Antonio Gamoneda, tiene esa misma visión de la reescritura como un acto permanente que yo reivindico para mi propio trabajo poético. Como nuestras perspectivas cambian, el poema también puede cambiar. Más que el contenido, lo que busco es un tipo de precisión melódica; esta no tiene que ver con la rima ni con la métrica, sino con una forma particular de respiración.

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En respuesta a Rosa Luisa Márquez, en el programa 1, 2, 3 probando, reflexiona el Poeta:…

Hay algunos poemas en los libros que yo he escrito que tienen mayor carga rítmica y que son más proclives a ser leídos en voz alta. Pero no es una ley o un principio regulador de mi poesía. Yo lo escribo, y lo escribo cuando no tengo más remedio porque yo creo lo que decía Gonzalo Rojas de que “los poemas hay que evitar escribirlos, solamente cuando una idea, un ritmo o una melodía se vuelve obsesivo y no puedes hacer otra cosa que escribirlo para sacártelo de encima, pues lo escribes”.

O sea, mi obsesión no es escribir poemas. Los escribo cuando no me queda otro remedio.

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Cuando el escritor José Luis Vega le pregunta acerca de la tensión entre dos contenidos semánticos, la palabra y el silencio, el Poeta contesta:

Me parece que hay un hiato entre el mensaje y la recepción, y que, en gran parte, es debido a la naturaleza de la lengua, a sus características y particularidades morfosintácticas, al tipo de paradigma que la ha ido conformando históricamente. Por otro lado, el lenguaje, como todos sabemos, es un conjunto de símbolos que no retrata sino que señala hacia aquello que origina el mensaje, pero que, desgraciadamente la lengua solo puede estructurar en términos lingüísticos, que no son idénticos a las pulsiones, las urgencias, las reacciones sensoriales y/o bioquímicas que movilizan a un sujeto que dispara ese reactivo semiótico-literario, desplegando una compleja red de estrategias, que luchan por abrir una vía de comunicación entre el escritor y el lector.

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Y concluyo este florilegio de reflexiones del poeta Fernando Cros con una cita suya que incluyó Deledda Cros en ¿Existen las almas gemelas?:

“El poeta como el artista, en tiempos de crisis, indagan mundos alternos que nos sirven como instrumentos de consolación”.

 

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*El autor de esta presentación es escritor y comunicador puertorriqueño.

Presentación: Exégesis V / VI, Segunda Época Cuadrivium 16 /17


 

Antología Jurídica de Eugenio María de Hostos


 

domingo, febrero 25, 2024

Certamen “Los libros negros” -El Museo Biblioteca La Casa del Libro

 

¡Abre certamen “Los libros negros”! El Museo Biblioteca La Casa del Libro invita a artistas visuales y artistas de libro a participar de esta iniciativa que busca promover la creación de libros de artista inspirados en la obra de escritorxs negrxs y afrodescendientes en Puerto Rico.

Un libro de artista o libro arte es un medio que utiliza la forma y función del soporte -libro- como punto de inspiración y expresión artística convirtiéndose en una obra en sí mismo. 
#LaCasaDelLibro desea fomentar por medio de esta convocatoria, la investigación de textos de autores negrxs y afrodescendientes poco explorados en la literatura puertorriqueña y con ello, expandir la colección de libro arte enfocado en el trabajo de personas negras y afrodescendientes.

“Los libros negros” estará otorgando 7 premios a artistas o colectivas de $500 a $5,000 para las obras seleccionadas por jurado, por favorito del público y para artistas emergentes, y serán integradas a la colección permanente de @casadelibropr. Obras premiadas y finalistas serán parte de un catálogo impreso que celebrará y visibilizará las aportaciones de lxs artistas visuales y autorxs afrodescendientes.

👀 Para conocer más detalles y someter tu carta de intención para participar, visita:
https://www.lacasadellibro.org/convocatoria/

📌 Fecha límite para someter la carta de intención de participación:
28 de febrero

¡Anímate a participar! ¡Comparte esta convocatoria!

#tiznandoelpais #visualidadesyrepresentaciones #puertoricoafro #ArtistasAfro #ArtistasAfroPR 

— con Alianza de Museos de Puerto Rico - AMPR Instituto Interdisciplinario y Multicultural.


sábado, febrero 24, 2024

Aquí, allá y en todas partes: ‘Para que no perezca la sensibilidad humana’, algunas reflexiones de Edgardo Sanabria Santaliz sobre el oficio y algo más

 por Carlos Esteban Cana


Edgardo Sanabria Santaliz

 He entrevistado al escritor puertorriqueño Edgardo Sanabria Santaliz en diversas ocasiones. Hemos conversado sobre su trayectoria, sus libros de cuentos publicados a partir de la década del 70 y que hasta la fecha totalizan seis colecciones (Delfia cada tarde, 1978; El día que el hombre piso la luna, 1984; Cierta inevitable muerte, 1988; Las horas púrpuras, 1994; Antes del último día, 2015; y Cuentos para mirar con microscopio, 2016). También hemos pasado revista sobre sus ensayos narrativos, algunos de los cuales fueron incluidos en la antología El tramo ancla que compiló Ana Lydia Vega en 1988 y en sus propios libros Peso pluma (1996) y Quiérete mucho (2005). Nuestras tertulias, además, han dado un espacio significativo a la poesía, género literario al que se acercó formalmente a partir de los cuarenta años. Su poemario El arte de dormir en una silla de hospital recibió el Premio Instituto Cervantes de poesía (exaqueo) del Concurso Internacional Juan Rulfo en el 2002. 

 A continuación, hago acopio de algunas reflexiones sobre el oficio apalabrado que este escritor boricua nacido en el pueblo de San Germán en 1951 ha compartido con este servidor a través del tiempo.

 Dice Edgardo Sanabria Santaliz:

 “La poesía es el género de la madurez (se basa en la experiencia de vida) y es lo más difícil de escribir porque comprime, como en el cuento, las ideas y los sentimientos. Digamos que salté del cuento a la poesía cuando las alegrías y las tristezas de la vida ya no las podía expresar en prosa”.

  “El amor al arte mismo me llevó a entregarme al Dios cuya belleza se manifiesta parcialmente en el arte y cuyo poder hace que los seres humanos, al igual que Él, sean capaces de crear”.

  “Con frecuencia el ensayista utiliza elementos narrativos para ilustrar sus ideas. De ahí que considere muchos de mis ensayos lo que nombran como 'ensayos narrativos', ya que utilizan dicho mecanismo”.

 “Poética es una palabra muy grande para la cantidad y la calidad de poemas que he escrito. Sigo siendo un aprendiz de poeta. La poesía, en mi caso, se nutre principalmente del dolor”.

 “Poesía viene del griego, que significa crear o creación. La poesía es la creación rimada del lenguaje en busca de la esencia de las cosas. El arte, en general, y la poesía, en particular, son necesarios para que no perezca la sensibilidad humana”.

 Y para cerrar esta edición de “Aquí, allá y en todas partes” dedicada a Edgardo Sanabria Santaliz, una de sus poesías:

 

Prohibido mandarte poemas tristes,

tendré que enviarte entonces

mi mudez

porque la alegría no tiene palabras

mientras el dolor es

elocuente como las lágrimas

o la sangre derramada,

una risa una sonrisa

son un discurso pronunciado con los labios

y con las pequeñas arrugas

en la esquina de los ojos

y con la frente clara

y con la respiración que entra

y sale por el doble túnel

que lleva a los pulmones

donde circunvuelan los suspiros,

me has dejado sin la posibilidad de hablarte

excepto cuando el sufrimiento duerme,

que es una hora al día y con la ayuda de somníferos,

y el resto del tiempo hago visajes como un mimo de feria

ante quien se carcajea el público.

 

Beso tus labios y olvido mi existencia -Walberto Pagán


 

Poesía Expresso

 


Recordando a Angelamaría Dávila Malavé en casa Aboy

 


jueves, febrero 22, 2024

Aquí, allá y en todas partes: ¿Se acuerda usted de esas lecturas que le marcaron? ¿Esas que le hicieron un lector apasionado?

por Carlos Esteban Cana

Hay libros que llegan en momentos oportunos y adecuados a manos del lector. Esas lecturas resultan inolvidables, se instalan en la memoria para toda la vida. En mi caso, recuerdo el significado que tuvo en mi adolescencia acercarme a “La vuelta al mundo en 80 días” de Julio Verne, algunos relatos del Reader’s Digest como “15 asesinos salvan una vida”, “Carta a un amigo” y “Donde está Dios allí está el amor”, pieza literaria que fue la antesala para adentrarme con pasión a la obra del escritor León Tolstoy.

Carlos Esteban Cana-Foto por Kike Seba
Más adelante tuve esa misma fascinación por la obra del cuentista universal que es Horacio Quiroga. Cuentos como “A la deriva”, “El desierto”, “La insolación” o “El hijo” conmueven… narraciones intensas donde la selva se impone como telón de fondo, tal como el colombiano José Eustasio Rivera lo hiciera con su novela “La vorágine” también a principios del siglo XX.

Después Borges ocupó su lugar con sus guiños lúdicos y bibliográficos en narraciones híbridas entre ensayo y cuento… deleite y reto era aquella ecuación. Luego las novelas de Laguerre, esos episodios nacionales boricuas que pasan revista por algunos acontecimientos puntuales de nuestra historia; novelas de las cuales “La resaca”, que narra las aventuras de Dolorito Montojo y que cubre el último tercio del siglo XIX, es mi favorita.

Así llegaron después el suspenso de Maupassant, el realismo de Nadine Gordimer o la ciencia ficción de Philip K. Dick. Capítulo aparte tiene la lectura de cuentos puertorriqueños. Cada día me devoraba uno. Quien ama el género del cuento difícilmente puede resistirse a colecciones como “Cuentos para fomentar el turismo” de Emilio Belaval, “Veinte cuentos y Paisa” de José Luis González, “En una ciudad llamada San Juan” de René Marqués, “Spiks” de Pedro Juan Soto, “Panorama” de Emilio Díaz Valcárcel, “En cuerpo de camisa” de Luis Rafael Sánchez, “Concierto de metal para un recuerdo” de Manuel Ramos Otero, “Encancaranublado y otros cuentos de naufragio” de Ana Lydia Vega, “El día que el hombre pisó la luna” de Edgardo Sanabria Santaliz y “Ouroboros” de Antonio Aguado Charneco. Esa buena adicción al cuento boricua ha resultado una experiencia única como lector y como escritor.

Años después otro tipo de libros, la contundencia del “Confieso que he vivido” de Pablo Neruda, la poesía esencial del español Angel González, el libro “Gracia y Coraje” de Ken y Treya Wilber. Por supuesto que siempre está presente la obra de Erich Fromm con libros como “Tener o ser”, “El arte de amar”, o la indagación que de una u otra forma hace Thomas Merton de la contemplación, particularmente en su libro “La experiencia interior”. En estos momentos, complementan esa lista autores como Carlos de León con su “Ontología” o Pablo D’ Ors con “Biografía del silencio”, entre otros…

Sirva esta enumeración, a modo de remembranza, de las lecturas que me han marcado como lector. Ahora le pregunto a usted cuáles han sido sus lecturas inolvidables.


***

Carlos Esteban Cana comenzó su labor como periodista cultural a finales de los 80s en Senderos, revista del pueblo de Cataño dirigida por el escritor Angelo Negrón Falcón. En 1991 conoce al escritor Antonio Aguado Charneco en las Peñas literarias del Hotel El Convento, quien se convertiría en su mentor literario. En ese mismo año conoció a Amílcar Cintrón, Juan Carlos (Quiñones) Fret-Alvira, Rodrigo López Chávez y Joel Villanueva con quienes fundaría la revista y colectivo Taller Literario. A lo largo de la década y tras una segunda serie durante la primera década del nuevo siglo, Taller Literario se convirtió en un importante referente en las letras boricuas. Después y simultáneamente a la presencia y gestión cultural del colectivo, Carlos Esteban Cana se especializó como productor de contenido (mucho antes de que el término se acuñara) de ahí su labor como editor del boletín “En las letras, desde Puerto Rico”, reproducido en diferentes bitácoras como: Confesiones, de Angelo Negrón; Bocetos de una ciudad silente (ahora Silencios de papel), de Ana María Fuster Lavín; y Buscando la luz al final del túnel, de Caronte Campos Eliseos, entre otros. En esa dirección y con el paso de los años Cana ha desarrollado columnas con un perfil muy específico, entre ellas “Breves en la cartografía cultural”, “Aquí, allá y en todas partes”, “Crónicas urbanas” (para Diálogo Digital de la Universidad de Puerto Rico) y colabora en plataformas como "Cultureando en Puerto Rico" y “Servicios de Prensa Cultural”. Gracias a su trabajo para Global Voices (2014-2017), red mundial de periodismo ciudadano, su trabajo se ha traducido a más de 10 idiomas. Cana cuenta con estudios a nivel graduado de la Facultad de Comunicación de la Universidad de Puerto Rico, Recinto de Río Piedras. Ha trabajado durante 10 años en canales PBS (WMTJ Canal 40 –1994 al 1999- y WIPR canal 6 –2004 al 2009-). También se ha desempeñado como: coordinador de publicaciones para la Oficina de Comunidades Especiales (1999-2000); Director de Comunicaciones de la V Feria Internacional del Libro de Puerto Rico (2001); Coordinador Editorial y de Actividades de la Oficina de Revistas del Instituto de Cultura Puertorriqueña (2002-2004); Coordinador de Medios de El Sótano 00931 (2003-2008) por invitación del escritor y director de la revista Julio César Pol; Periodista cultural para El Post Antillano (2012-2015); Corrector y Redactor para El Visitante de Puerto Rico (2012-2016); Redactor especializado para Pro Arte Musical (2014-2015); y Crítico de libros para diversos programas de Radio Universidad de Puerto Rico (2011-2016). La obra creativa de Cana está dispersa en periódicos, revistas académicas y en diversas antologías como: De alisios y pamperos (Abrace, 2007); Estancias del sol, Selección de cuentos de Las Antillas Hispánicas (Sociedarte, 2007); Los rostros de la hidra (coedición Isla Negra Editores y Publicaciones Gaviota, 2008); Antología del Certamen Nacional de Poesía José Gautier Benítez (2006-2012); Los nuevos caníbales vol. 3, Antología del Microcuento del Caribe Hispano (Isla Negra Editores, 2015); La era de la brevedad (Editorial Areté Boricua, 2021) y Nos volvimos a pasar/We Crossed Again (Editorial Colibrí, 2023). Carlos Esteban Cana tiene dos libros publicados: su 1ra colección de microcuentos, Universos (Isla Negra Editores, 2012); y una selección de 29 cuadernos de poesía titulada Testamento (Publicaciones Gaviota, 2013). Sus libros Catarsis de maletas (cuentos) y Ya confiesas algo de tu tiempo y el mío (poesías) --que en el mercado español se titula "No os quiero enamorar pero os leo así"-- circularán en las librerías en el 2024. Desde el 2016 su audiolibro "Un poeta en su propia voz" está disponible en la plataforma de contenido en audio Ivoox. De igual manera diversos videos en los que el escritor declama su propia poesía o es entrevistado por diversos medios están disponibles en YouTube. Actualmente Cana se desempeña como Community Manager en Redes Sociales y recién concluyó una Bibliografía a modo de Curriculum Vitae que comprende más de tres décadas de servicio cultural (1989-2023) que hasta la fecha se extiende por 128 páginas.


lunes, febrero 19, 2024

En las letras, desde Puerto Rico: ‘Dar con la letra escondida, contra viento y marea’, entrevista al escritor Aníbal Colón Rosado

por Carlos Esteban Cana-Rivera


Aníbal Colón Rosado es un gigante en las letras boricuas, reconocido en círculos especializados de la cultura puertorriqueña. Con una formación en filosofía, teología y educación que le ha llevado a estudiar en universidades en Roma, Estados Unidos y Puerto Rico, este profesor, escritor y políglota (domina seis idiomas, entre ellos el latín) que nació en Barranquitas ha sido y es como una incansable hormiga laboriosa. Desde que inició su obra en la década del 70 hasta el día de hoy ha publicado 46 libros, entre los que se encuentran El credo del coquí (1979), Crisis de identidad en la educación católica en Puerto Rico (1981), Filosofía de la técnica (1992), El libro de los epitafios (1997) Pensamientos y poemas de un peregrino (2005), Historia de una pasión (2007), Cítara (2014) y Te doy mi palabra (2020). En el 2011, la investigadora Nélida Ramos Torres compiló los escritos que Colón Rosado había publicado en periódicos y revistas a partir de 1965, bajo el título Letras en el tiempo. Por sus ensayos, prosa poética, microcuentos, narrativa y poesía, Aníbal Colón Rosado ha recibido premios y distinciones de instituciones como la Fundación Cultural Hispanoamericana, el Centro Poético de Madrid, la Fundación de las Artes y la Cultura, la Comisión del V Centenario y el Instituto de Cultura Puertorriqueña. Fue director del semanario católico El Visitante de Puerto Rico durante 15 años (1984-1999), presidente de la Universidad Central de Bayamón (2000-2002) y dirige desde 1997 la Editorial Poemar. En 1996 la Universidad Pontificia Católica de Ponce le otorgó un Doctorado Honoris Causa en Periodismo. Recientemente su labor como escritor, intelectual y humanista ha sido destacada por el Catálogo Mundial conocido como WorldCat, un catálogo colectivo que detalla las colecciones de miles de instituciones, utilizado por bibliotecarios, investigadores y público en general. También la red social Meta (antes conocida como Facebook) le reconocía por su rol como creador de contenido a lo que respondió: “Mi apostolado es gratis. Quod gratis receptus, gratis datus. This Latin phrase translates to: ‘What is received freely is given freely.’ It’s a beautiful sentiment that remind us of the reciprocity of kindness and generosity. When we receive something without expecting anything in return, it’s a gift. And when we give freely, we create a cycle of goodwill that enriches our lives and connects us to others. In a world where transactions often involve currency or obligations, this ancient saying serves as a timeless reminder of the value of selflessness. Whether it’s a smile, a helping hand, or a heartfelt gesture, let’s continue to give freely and appreciate the beauty of reciprocity.”











A continuación, En las letras, desde Puerto Rico ofrece a sus lectores la primera de una serie de entrevistas que Aníbal Colón Rosado nos ha concedido a través de los años. Este primer conversatorio inicia haciendo referencia a su libro Filosofía e imaginación, publicado en el año 2013.

Carlos Esteban Cana: Hablemos brevemente de Filosofía e imaginación, el libro por el que recibió el reconocimiento del Instituto de Literatura Puertorriqueña…

Aníbal Colón Rosado: Filosofía e imaginación (2013, 561 pp, 9”x6’) es mi segundo libro de filosofía,
escrito prometido en Historia de una pasión, en el año 2007. El primero, publicado por la Editorial de la Universidad de Puerto Rico, se titula Filosofía de la técnica, y versa sobre fenomenología, racionalidad, ética, maquinismo y cosmovisión artificial en la era tecnológica. Otros ensayos que merecerían un espacio en las presentes páginas encontraron su cobijo en Letras en el tiempo: Kafka o el desamparo del hombre, Periodismo y humanismo, Aportes culturales, Los albores de la universidad. 

Filosofía e imaginación contiene mayormente diversos escritos filosóficos que tratan sobre la imaginación en Descartes, el platonismo sexual de Weininger, el psicologismo crítico y el ateísmo en Jung, la muerte de Dios en Kierkegaard, Nietzsche y otros, Hume y su tormentoso amor por Sofía, el logos en Heidegger, la scientia naturalis en Tomás de Aquino, entre la ciencia y la filosofía propuestas de I. Kant y J.H. Van’t Hoff; los universales en Abelardo y Long, la sustancia en Aristóteles y Santo Tomás, la universidad y la solidaridad, la religión y el estado, la educación y la inculturación.  Cuando se combinan filosofía e imaginación, puede resultar en una carga luminosa, cuyos chispazos o fuegos fatuos tocan las fibras de los saberes y menesteres, incluso de quienes están de regreso de la nada y a ella parecen dirigirse. 

Filosofia e imaginación es un libro trotamundos y trotatiempos, no sólo por su contenido, sino también porque se escribió, revisó, editó y transcribió en varios lugares: San Juan, Bayamón, Cayey, Barranquitas y Guaynabo, Puerto Rico; New Haven, Connecticut; Columbia, Maryland; Alemania e Italia. Estos folios, pergeñados por otro amante de Sofía, se hicieron verbo y se llenaron de palabras en los ambientes más inverosímiles: automóviles, aviones, trenes, bosques, salas de espera…  Son fruto de un filosofar en el tonel, como el de Diógenes de Sínode, o en la calle, al aire libre, como el de los peripatéticos. Y en las veredas forestales —Holzwege—, a la usanza heideggeriana.

Libro dedicado a los filósofos de Puerto Rico, tanto nativos como adoptados y transterrados.

Carlos Esteban: Después de 46 títulos, en los que ha explorado de diversas maneras la creatividad y la dimensión ontológica del ser, ¿qué le ha permitido la escritura?

Aníbal: Me invita a explorar caminos hacia la verdad, la belleza y la bondad. Es una vocación que permite conocerme mejor, entender a la humanidad y al ser-en-el-tiempo- y-en-el-espacio. Es decir, a un modo existencial siempre abierto a nuevas posibilidades fecundas.

Carlos Esteban: ¿Cuáles han sido sus maestros en ese sendero literario y reflexivo? Me refiero tanto a autores como a personas…

Aníbal: Mi educación responde a diversas fuentes filosóficas, literarias y teológicas, amén de aportes procedentes de las ciencias naturales y las bellas artes. Recuerdo y agradezco a mis maestros y formadores de la escuela, las universidades y del seminario. Los nombres aparecen en los libros Filosofía e imaginación e Historia de una pasión. La lista de autores es larga. He aquí una muestra: Agustín de Hipona, Tomás de Aquino, los escolásticos y las Sagradas Escrituras, Aristóteles y el pensamiento griego, Descartes, Hume y los ingleses, Kant y los alemanes, Kierkegaard, Nietzsche, Bergson, Heidegger, Sartre y los existencialistas, Unamuno, literatura del Siglo de oro español, escritores latinoamericanos, Hemingway y contemporáneos norteamericanos, literatos de otras culturas…

Carlos Esteban: Su obra destila sin duda el dominio del lenguaje. En Aníbal Colón Rosado la prosa se vuelve poesía y la poesía tiene instancias prosaicas… ¿Cómo puede lograr eso?

Aníbal: Ignoro si es un logro o un modus et usus scribendi. En cuanto al lenguaje y los idiomas, estos me llevaron al campo de las letras. El tratar de encarnar los poemas en el curso de la vida cotidiana y en el corazón del drama humano me inclina a inyectar en ellos sustancias prosaicas. Sin embargo, me parece que predomina la cosmovisión poética en el pensamiento y en la inspiración, sea en los versos o en la prosa.

Carlos Esteban: ¿Tiene el escritor Aníbal Colón Rosado un género literario preferido? Y por qué…

Aníbal: Prefiero la poesía lírica, al estilo de la antigua escuela. Creo que va más a tono con mi formación, mis preocupaciones existenciales, mi biografía y carácter. Este género promueve una honda compenetración con las emociones íntimas y los sentimientos manifestados por el poeta mediante el ritmo y las imágenes.

Carlos Esteban: En esta época de tanto adelanto tecnológico y distracción… ¿son necesarios los escritores?

Aníbal: Quizás más que nunca. En cierto sentido, somos hijos del siglo y contamos con variados medios de comunicación social, además de la palabra escrita. Los avances técnicos y la disipación sistemática podrían desplazar la demanda de quienes se expresan mediante la tradición de las letras impresas. Aun así, los escritores están en condiciones de adaptarse a las circunstancias y aprovechar los nuevos instrumentos en bien de los fines estéticos. Y, por otra parte, impregnar profundamente los ámbitos tecnológicos con la savia de la sabiduría y la alta cultura. Siempre existe la esperanza de que un valioso círculo de lectores cualificados persevere en la fidelidad y devoción de la buena y fructífera lectura.

Carlos Esteban: A su entender, ¿qué es más valioso para un escritor: leer o vivir?

Aníbal: Primum vivere, deinde philosophare, se repetía irónicamente en el pasado. Desde luego, la
lectura tiene sus ventajas y riesgos. Debe darse en el contexto o tejido de la existencia orgánica y real. Por un lado, nutre el intelecto y el espíritu literario; por otro lado, puede amenazar la originalidad y la riqueza del escritor si solo se nutre de la cultura libresca y la imitación servil. El vivir debería incluir el mundo de los escritorios, libreros, bibliotecas, etcétera. Y, a la inversa, el leer remite a la inteligencia para vivir y sobrevivir en una sociedad compleja y enajenante.

Carlos Esteban: ¿Qué ha sido lo más difícil que ha encontrado en su camino como escritor?

Aníbal: Comencé tarde y con pobres exigencias propedéuticas y de preceptiva literaria.  Resulta difícil abrirse paso si faltan los recursos económicos, didácticos y todos los auxilios necesarios para emprender un trabajo de esta naturaleza. No se trata solo de escribir, corregir, editar, sino también de ilustrar, imprimir, mercadear, divulgar y promover continuamente el fruto de la pluma. Los compromisos humanos y el esfuerzo por sobrevivir nos pueden alejar de la palabra. Ahora bien, si cultivamos la vocación, la inspiración y creamos un ambiente favorable para la creación, no habrá obstáculo que nos detenga en el empeño de abrazarnos al arte maravilloso y paradójicamente inefable.

Carlos Esteban: En estos momentos, ¿se ocupa de un nuevo proyecto literario?

Aníbal: Siempre hay algo cocinándose en las hornillas posteriores. Me prometí publicar algo cada año, aunque me falten las fuerzas y el ánimo. Sigo acudiendo a las lecturas e investigaciones; mantengo el portal en las redes sociales. Considero establecer la Fundación Cultural Colón Ramos, sin fines de lucro. En la sede de la Fundación estarán disponibles y se mantendrán en buen estado la biblioteca, los archivos y los objetos significativos y los objetos memorables de la familia Colón Ramos. Además, procurará orientar y ayudar a los escritores, particularmente a los jóvenes. Me propongo, así mismo, consolidar los servicios de la Editorial Poemar. La Editorial Poemar, fundada por Aníbal Colón Rosado y Nélida Ramos Torres, comenzó a ofrecer sus servicios a partir del año 1997. En algunos de sus proyectos fue favorecida con la cooperación de la Fundación Suriñach, el Arzobispado de San Juan, el Centro de Publicaciones CELAM, el periódico El Visitante, la Cooperativa Crédito y Ahorro de Barranquitas, Porfirio Guzmán y varios amigos. También ha colaborado con Amazon KDP Libros en español.  Además de editar y publicar libros, la Editorial ha beneficiado a los siguientes sectores de las letras: consejería a nuevos escritores; centro y biblioteca de consulta para investigadores y estudiantes; ponencias literarias y entrevistas por diversos medios; revisión y edición de manuscritos; corrección de pruebas (proofreading); traducciones; crítica y reseñas literarias; participación en certámenes literarios y ferias culturales; promoción de escritos; presentación de libros; redacción de artículos; creación y selección de imágenes; venta y donación de obras; portal electrónico de difusión e información; asesoramiento en la preparación del libro Ciencia boricua; participación en bitácoras internacionales y ferias del libro; dirección de la revista educativa Familia y escuela; aporte editorial a la publicación y difusión de los documentos de la Conferencia Episcopal Puertorriqueña (Maestros y profetas) y las homilías del Arzobispo de San Juan, Roberto O. González Nieves, OFM (Caminos de la nueva evangelización en Puerto Rico); sugerencias al libro de Fray Mario A. Rodríguez León, OP, Presencia Histórica de la Orden de Predicadores en Puerto Rico 1510-1903; Proyecto Wikipedia relativo al catolicismo, un intento de organizar y mejorar la calidad de la información en escritos relacionados con la Iglesia Católica...

Carlos Esteban: De los libros que usted ha creado, ¿cuál es su favorito?  Y por qué…   

Aníbal: Historia de una pasión es un libro muy personal, y he recurrido a él en muchas ocasiones. Podría seleccionar algún otro escrito en los temas de filosofía, educación, poesía… El credo del coquí, por ser una recopilación sencilla de mis primeros renglones literarios donde aparece mi firma. Filosofía de la técnica, publicado por la Editorial de la Universidad de Puerto Rico, por su resonancia internacional y la concentración exigida. Logofanías, primera antología poética, con frutos de una buena cosecha.

Carlos Esteban: ¿No es tiempo de que los lectores de Aníbal Colón Rosado/Aníbal Colón de La Vega reciban ‘la antología’, una que reúna lo que el autor estima que es lo más representativo de su obra?

Aníbal: Aunque he publicado algunas colecciones poéticas en torno a ciertos temas, todavía me falta una antología general que recoja los mejores poemas de mi carrera literaria. En cuanto a la obra en prosa, resulta más difícil pues los libros son voluminosos y heterogéneos.

Carlos Esteban Cana: ¿Qué consejo podría ofrecerles a los jóvenes escritores? A los que inician ese camino que usted ha transitado con gallardía, discreción y belleza…

Aníbal Colón Rosado: Las respuestas anteriores contienen algunos consejos. Nos criamos en tiempos y ambientes culturales diferentes, con sus ventajas y desventajas.  Las nuevas generaciones cuentan con medios técnicos que facilitan, de algún modo, el trabajo: información instantánea, investigación, métodos, oportunidades para publicar sin descuidar otros aspectos de la vocación literaria. Un reconocido autor afirmó que, si alguien decidía dedicarse a las letras, que lo hiciera como los grandes; de otra manera, se moriría de hambre. Ciertamente, jamás me considero parte del círculo laureado; me ha ido modestamente bien, y hasta ahora no he sufrido de inanición. A persistir, perfeccionarse y dar con la letra escondida, pues, contra viento y marea.

Entre Versos -Wilkins Román Samot


 

sábado, febrero 17, 2024

En las letras, desde Puerto Rico: La poesía religiosa a través del tiempo

 Por Carlos Esteban Cana


¿Qué hace a la poesía religiosa tener un espacio importante entre escritores y lectores? Será que más allá de la etiqueta que ciertos críticos suelen colocar, con términos y conceptos asociados a lo espiritual, subyace en la poesía esa búsqueda esencial de sentido mediante el encuentro del hablante lírico con eso que intentan apalabrar y que para algunos es Dios. Así encontramos que una serie de poetas, con las herramientas propias del artefacto poético y la metáfora, muestran de forma continua y constante ese camino. 

Y cuando hablamos de este tipo de poesía muchos remiten su memoria a los poemas de San Juan de la Cruz o Santa Teresa de Jesús. Pero el océano que impulsa esa textura poética es más amplio y trasciende la época de tales escritores místicos. Esa experiencia creativa, muchas veces labrada en el silencio, tiene presencia milenaria; no se detiene a través de los siglos. Y en diferentes momentos, en épocas disímiles unas con otras, ha dado destellos singulares bajo otras etiquetas como poesía confesional, poesía humanística o poesía sacra, según la nomenclatura adecuada para el estudioso de turno. 





Por lo anterior hemos encontrado páginas memorables que trascienden la inmediatez del tiempo en poesías de José Luis Martín Descalzo, Pedro Casaldáliga, Jesús Tomé o Ernesto Cardenal. Y no es extraño que así suceda pues estos poetas fueron sacerdotes o estuvieron vinculados en su formación a órdenes y congregaciones religiosas. Y, de igual manera, el espíritu creativo secular, ha dado espacio y lugar a cierta búsqueda ontológica a través de imágenes vinculadas a fuerzas y energías trascendentes. Eso lo podemos encontrar en poetas como Juan Ramón Jiménez, Amado Nervo, Rabindranat Tagore, León Felipe, José Hierro y Gonzalo Rojas, por mencionar solo algunos. Todos ellos han dejado poemas sublimes que conmueven a lectores sedientos de esa indagación íntima y metafísica. 




Aquí en Puerto Rico tenemos, en poetas de todas las generaciones, muestra de ese diálogo continuo con lo sagrado y lo espiritual. Luis Lloréns Torres, José P. H. Hernández, Luis Palés Matos, Francisco Lluch Mora, Félix Franco Oppenheimer, Evaristo Ribera Chevremont, Manuel Juglar Cacho son algunos poetas nacidos durante la primera parte del siglo XX que indagan, de una u otra forma, eso que gravita lo trascendente. La apoteosis poética la encontramos, sin duda, en la obra de Francisco Matos Paoli. Basta con mencionar algunos títulos de su vasta bibliografía para tener una idea de su renovada búsqueda a través de su fe católica: Decimario de la Virgen, Hacia el hondo vuelo, La caída del ángel, Así mi hermano Francisco de Asís y El cerco de Dios, entre otros.  















En esa misma dirección, en generaciones de escritores más recientes que hacen su obra después de los años 70, podemos mencionar a poetas como Manuel de la Puebla, Jaime Marcano y Ángel Darío Carrero. 



Dice Juan Carlos Rodríguez en su ensayo Dios en la poesía española del siglo XXI: “Examinar la conducta del homo religiosus, como ya apuntó Mircea Eliade, supone contemplar el compromiso del hombre con lo absoluto. En cierto modo, ese es el poeta”. Y hacia esa mirada contemplativa propia del poeta dirigimos nuestros pasos a través de un breve florilegio de poemas y versos de escritores que, de una u otra forma, han estado vinculados a Puerto Rico.

 

de Manuel de la Puebla

 TODO


 Yo sé la LUZ, la hora, el fundamento

de toda la belleza que se vive

en un pacto de amor, en el milagro

que transforma la noche y la distancia.

 

Por ti fue el UNIVERSO,

EL FUEGO DE LA ESTRELLA Y SU MIRADA,

semejantes al pan.

El sueño, con sus altos palomares.

la alegría, en su mar; las barcas

a punto de partir, y el cielo

como un dios cotidiano

sentado a nuestra mesa.

 

Por ti la historia ÍGNEA sobre el pétalo,

el eco de los ASTROS, el gemido

puerperal de la tierra

con su ciclo de miedos y alegrías.

 

Todo, por ti, reunido y acabado.

 

***

 

de Ángel Darío Carrero

 

Señor,

tú hablas

y yo lo convierto en palabra.

 

Mi poema

es una traición

que se repite,

un plagio desvergonzado

al que doy mi firma.

 

Señor,

tú callas

y yo amo las palabras.

 

***

 

de Jaime Marcano

 

El soneto que sueña nuestro amor

 

El soneto que sueña nuestro amor

la Gracia lo soñó en mirada bella,

al concebir la lumbre de una estrella

en el fuego sublime de la flor.

 

Soneto que escribió con tierna mano

el Espíritu Santo en el misterio

de la noche. Criatura del salterio

del nocturno silencio de lo arcano.

 

Novia mía del campo en primavera,

busca desnuda en caminar profundo

esa eterna canción enternecida.

 

Está en tu corazón, en la ribera

del mar, desde el principio de este mundo,

como un lirio en el alba de la vida...

 

***

de Hugo Mujica

Desde donde partí

al final,
cuando me encuentre sobre un andén
de trenes que no paran,
de viajeros
que miran sin decirme adiós
                                         con las manos 

habré llegado 
hasta donde siempre estuve; 

al niño descalzo que contempla la lejanía
temblando en la playa

al borde de la vida
a la urna de la espera. 

al final, cuando la desnudez
sea otra vez inicio
pido morir como mueren los mendigos:
meciendo la soledad del mundo
                                         en el hueco de la mano. 

 

de Jesús Tomé

 

De todo lo que fue nada se pierde

del seno de lo eterno que se oculta

viene a la viva luz de lo visible,

y regresa a lo eterno de su origen.

 

Lo que existió y ha de existir

por siempre jamás, por un momento

se hizo tiempo en el tiempo declinable;

pero será por siempre lo que ha sido.

 

Y yo seré por siempre, reintegrado

con todo lo que escapa del recuerdo,

con todo lo que amé, con lo invertido

 

en sueños, esperanzas y deseos.

Todo me espera allí. Cuando regrese,

seré lo que ahora soy, lo que ya he sido.

 

 ***


Carlos Esteban Ca
na comenzó su labor como periodista cultural a finales de los 80s en Senderos, revista del pueblo de Cataño dirigida por el escritor Angelo Negrón Falcón. En 1991 conoce al escritor Antonio Aguado Charneco en las Peñas literarias del Hotel El Convento, quien se convertiría en su mentor literario. En ese mismo año conoció a Amílcar Cintrón, Juan Carlos (Quiñones) Fret-Alvira, Rodrigo López Chávez y Joel Villanueva con quienes fundaría la revista y colectivo Taller Literario. A lo largo de la década y tras una segunda serie durante la primera década del nuevo siglo, Taller Literario se convirtió en un importante referente en las letras boricuas. Después y simultáneamente a la presencia y gestión cultural del colectivo, Carlos Esteban Cana se especializó como productor de contenido (mucho antes de que el término se acuñara) de ahí su labor como editor del boletín “En las letras, desde Puerto Rico”, reproducido en diferentes bitácoras como: Confesiones, de Angelo Negrón; Bocetos de una ciudad silente (ahora Silencios de papel), de Ana María Fuster Lavín; y Buscando la luz al final del túnel, de Caronte Campos Eliseos, entre otros. En esa dirección y con el paso de los años Cana ha desarrollado columnas con un perfil muy específico, entre ellas “Breves en la cartografía cultural”, “Aquí, allá y en todas partes”, “Crónicas urbanas” (para Diálogo Digital de la Universidad de Puerto Rico) y colabora en plataformas como "Cultureando en Puerto Rico" y “Servicios de Prensa Cultural”. Gracias a su trabajo para Global Voices (2014-2017), red mundial de periodismo ciudadano, su trabajo se ha traducido a más de 10 idiomas. Cana cuenta con estudios a nivel graduado de la Facultad de Comunicación de la Universidad de Puerto Rico, Recinto de Río Piedras. Ha trabajado durante 10 años en canales PBS (WMTJ Canal 40 –1994 al 1999- y WIPR canal 6 –2004 al 2009-). También se ha desempeñado como: coordinador de publicaciones para la Oficina de Comunidades Especiales (1999-2000); Director de Comunicaciones de la V Feria Internacional del Libro de Puerto Rico (2001); Coordinador Editorial y de Actividades de la Oficina de Revistas del Instituto de Cultura Puertorriqueña (2002-2004); Coordinador de Medios de El Sótano 00931 (2003-2008) por invitación del escritor y director de la revista Julio César Pol; Periodista cultural para El Post Antillano (2012-2015); Corrector y Redactor para El Visitante de Puerto Rico (2012-2016); Redactor especializado para Pro Arte Musical (2014-2015); y Crítico de libros para diversos programas de Radio Universidad de Puerto Rico (2011-2016). La obra creativa de Cana está dispersa en periódicos, revistas académicas y en diversas antologías como: De alisios y pamperos (Abrace, 2007); Estancias del sol, Selección de cuentos de Las Antillas Hispánicas (Sociedarte, 2007); Los rostros de la hidra (coedición Isla Negra Editores y Publicaciones Gaviota, 2008); Antología del Certamen Nacional de Poesía José Gautier Benítez (2006-2012); Los nuevos caníbales vol. 3, Antología del Microcuento del Caribe Hispano (Isla Negra Editores, 2015); La era de la brevedad (Editorial Areté Boricua, 2021) y Nos volvimos a pasar/We Crossed Again (Editorial Colibrí, 2023). Carlos Esteban Cana tiene dos libros publicados: su 1ra colección de microcuentos, Universos (Isla Negra Editores, 2012); y una selección de 29 cuadernos de poesía titulada Testamento (Publicaciones Gaviota, 2013). Sus libros Catarsis de maletas (cuentos) y Ya confiesas algo de tu tiempo y el mío (poesías) --que en el mercado español se titula "No os quiero enamorar pero os leo así"-- circularán en las librerías en el 2024. Desde el 2016 su audiolibro "Un poeta en su propia voz" está disponible en la plataforma de contenido en audio Ivoox. De igual manera diversos videos en los que el escritor declama su propia poesía o es entrevistado por diversos medios están disponibles en YouTube. Actualmente Cana se desempeña como Community Manager en Redes Sociales y recién concluyó una Bibliografía a modo de Curriculum Vitae que comprende más de tres décadas de servicio cultural (1989-2023) que hasta la fecha se extiende por 128 páginas.