Por: Irlanda Ruiz Aguirre
Aún silvestre
… Y fue el
prefacio,
El
inconcluyente final.
...Y fue una
rosa, y fue un clavel,
escondidos
entre un inmenso jardín
silvestre.
Capullos
cerrados, aún sin estrenar,
abriendo sus
pétalos a cada suspiro.
...Y fue un
instante de versos de sangre,
de un poema
indescifrable…
y fueron dos
gotas de rocío,
dejadas en el
lecho.
Inocentes
niños jugando al amor,
creciendo
juntos en un mismo cuerpo.
Dejándose
llevar por el institinto de amar.
Y fue el
verano en el invierno,
Ella en él,
él en ella.
Y un grito
del alma que nadie escuchó:
¡Oh amor mío
que tu amor salvaje
se funda con
el mío!
¡Toma mi sangre
y mi vida
en el
instante en que soy tuya!
*
Confesión
Curiosa
pregunta, la que escuché:
Poetisa:¿A
quién le escribes?
Sonreí, no
respondí…
(¡Hombre,
busca la respuesta en el mar!)
Hombre,
escucha… Le escribo al mar.
Al mar
impetuoso que me puede ahogar.
Al mar que se
transforma en hombre.
Al mar que
eres … ¡Tú!
***

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