viernes, abril 03, 2020

En las letras, desde Puerto Rico: Serie Libros importantes: Noel Luna reflexiona sobre sus poemarios Hilo de voz y Teoría del conocimiento

por Carlos Esteban Cana



La primera vez que tuve noticias del escritor Noel Luna fue a través de las páginas de la revista Camándula, dirigida por Ilia Casanova y Aida López, revista que también había publicado mi primer cuento. Ese ejemplar de octubre de 1992 incluía una entrevista de Evelyn Zapata a dos jóvenes poetas de 21 años y uno de ellos era Noel Luna. A la pregunta ¿Qué les reta al escribir?, Luna contestó: “Para mí es un reto que el contenido del verso se amolde al espacio limitado de una décima o un soneto, es decir, que el contenido se ajuste a la estructura sin perder su sentido. Es un reto también hacer una introspección a través del verso que uno escribe y ver contradicciones y enfrentarlas en la lectura de éste”. Esta respuesta del poeta, a mi modo de ver, ejemplifica la brújula que le ha guiado a través de una poética que, sin duda, se ha transformado a través del tiempo en más de tres décadas de oficio pero que siempre gravita en torno a ese reto creativo que se impuso desde su juventud, al privilegiar ese binomio simbiótico de estructura y contenido. Con seis títulos dedicados a su propia obra poética (Teoría del conocimiento, 2001; Hilo de voz, 2005; Selene, 2008; Música de
cámara, 2009; La escuela pagana, 2014; y Luz negra, 2017) hasta la fecha, libros que han recibido todo tipo de reconocimientos por parte de las principales instituciones culturales de Puerto Rico, Noel Luna ha ganado también notoriedad en el mundo académico por haber estudiado a fondo la poesía de Luis Palés Matos y por dar a conocer la obra del escritor y crítico argentino Ricardo Piglia, quien fue su profesor y mentor en la Universidad de Princeton. Con este preámbulo “En las letras, desde Puerto Rico”, aquí en Confesiones, reconoce el valor estético del catálogo poético de Noel Luna, y por lo anterior queremos compartir impresiones que el propio poeta ha compartido acerca de Teoría del conocimiento, publicado por la Editorial de la Universidad de Puerto Rico en el 2001, e Hilo de voz, publicado por Terranova Editores en el 2005.   

Teoría del conocimiento (2001)

Noel Luna: “Teoría del conocimiento tiene que ver sobre todo con el trabajo con la forma, con las formas clásicas, particularmente el soneto y la décima. Por lo regular se piensa en las formas clásicas justamente como formas agotadas, en la medida en que han sido trabajadas largamente. Sin embargo, las formas, más allá de ser límites estrechos, aunque lo son, son más que nada máquinas de hacer literatura. Particularmente, por ejemplo, siempre me interesó la décima, una forma, una estructura tan arraigada en la tradición literaria puertorriqueña. Pero ese interés tiene que ver, en mi caso, con un deseo de despojarla de una serie de entendidos a la hora de hablar sobre la décima, ya sea que leamos la décima como una expresión de nuestro espíritu nacional o algunas de esas generalizaciones que, francamente, poco tienen que ver con las características de la forma”.

“A mí lo que me interesa de la forma particularmente es la capacidad de trabajar dentro de ella, y un poco desdecirlas. Cómo articular un discurso poético dentro de una estrofa como la de la décima, por ejemplo, y burlar de algún modo esa estructura. Es decir, cómo lograr que la gramática de esa estrofa simule no estar cumpliendo una estructura cerrada”.

“Durante varios años no escribí sino décima, sonetos, silvas, estrofas de arte menor y mayor. Ensayé octosílabos, endecasílabos, alejandrinos. A menudo me sucedía quedar como encerrado en esas breves cárceles. Recuerdo incluso haber hablado alguna vez en exactos periodos octosilábicos, acentuados en la segunda, quinta y séptima sílaba. Otras veces creía escribir verso libre cuando sólo encadenaba, de modo más o menos arbitrario, endecasílabos. Hago este melancólico catalogo de términos métricos y prosódicos para subrayar un elemento de lo literario que me importa mucho: la forma”.

“La forma, desde luego, no es patrimonio exclusivo de estructuras cerradas tales como las del soneto y la décima, aquellas que yo he practicado más. Formal es todo aquel gesto literario que no pretende ocultar su rigurosa artificialidad. De las formas clásicas me interesa su concisión, su economía, que no hace otra cosa que intensificar o amplificar algunas dimensiones parciales del lenguaje comunicativo. El poeta trabaja, al fin y al cabo, con las palabras de la tribu, pero ese trabajo, desde luego, las transforma”.

Hilo de voz (2005)

Noel Luna: “Con Hilo de voz yo quise cerrar un proyecto, es más que la combinación de tres libros. Fue un proyecto de diez años no porque me haya propuesto estar diez años trabajando en él, sino por distintas razones circunstanciales, sin importancia. El asunto es que más allá de la variedad yo quise tomar el riesgo de juntarlos; corrí el riesgo de que no hubiera unidad. Aunque sí me parece que hay unidad en el proyecto, esa unidad que da el trabajo con la lengua. Y no es que no me interese seguir trabajando en esa dirección pero haber publicado esos libros juntos me ayuda a seguir trabajando ya en una segunda etapa, de cosas distintas aunque muy relacionadas, y que van viento en popa. Desde que pude publicar Hilo de voz, desde que dejé el manuscrito listo, he podido comenzar a trabajar. Antes sencillamente seguía escribiendo poemas en la misma dirección y por eso la publicación”.

“Hace ya unos cuantos años que no escribo sonetos ni décimas, entonces no sé si voy a volver a hacerlo. Por ahora no. No estoy satisfecho en un sentido, pienso que podría trabajar más el soneto y la décima. Sobre todo la décima, porque creo que la décima aquí ha sido tan relacionada con una particular tradición ideológica o idea de identidad. Sin embargo, la décima se presta a lo que uno quiera hacer con ella como vehículo formal. Yo pienso que en algún momento voy a volver a la décima. El soneto no sé. En realidad, no siento que haya salido del cultivo de las formas clásicas, es decir, yo sigo cultivando el endecasílabo, sigo cultivando ciertas formas de versificación estudiando modelos clásicos, y lo hago trabajando por mis propios intereses. Pero creo que a pesar de que ya no estoy escribiendo en esas formas tan reconocibles como la décima y el soneto, todavía estoy elaborando un trabajo sobre la forma porque el lenguaje es eso, al fin y al cabo, un trabajo sobre la forma”.



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