Por Angelo Negrón
Me dirijo a ella en la distancia. Extrañándola vivamente. Con el placer de saberme afortunado y tal como si estuviera frente a mí en este instante de soledad extrema. El recuerdo de sus besos, de sus pausadas y a la vez desenfrenadas caricias sólo logra estimularme a tal grado que no dispongo de mi conciencia en esta mañana fría en que no está a mi lado físicamente y me entero que anoche, en sueños, decidió visitar paredes llenas de cuadros pictóricos sin mí. Los celos envuelven mi mente. Mi corazón se niega a aceptar el no tenerla como debió ser en vidas pasadas y como será en vidas futuras al reconocerla como mi alma gemela; mi otra parte.
La amo... Lo reconozco; mi alma esta a la par con los vientos de su pasión y mi cuerpo ansia su cuerpo acoplado de tal forma que podamos ser uno mas allá de toda gravedad; mas allá del infinito próximo. Diversas preguntas invaden mi curiosidad. Mi mente las piensa:
— ¿Volverás por fin a mis labios? Mi boca suplica por tus besos.
— ¿Regresarás a mi cuerpo? Otrora fui mío y ahora soy sólo tuyo.
¡Mírenme! ¡Mi vida danza evolucionando ante la llamada de su cuerpo! Ahora me doy cuenta. ¡Lo confieso! Estuve equivocado al pensar que yo no estaba presente mientras ella observaba el arte plasmado en aquellas paredes. ¡Si! Me llevó con ella desde el mismo día en que besó la comisura de mis labios.
— ¿Saben? ¿Que estoy preguntándoles? ¡Claro que lo saben!
Ella es hermosa en verdad; su rostro me trae fascinado y su cuerpo me obsesiona con el arte de hacer amor. Su cabello se desliza por mis dedos y se siente divino acariciar la piel de su ser a la que le estorbe la ropa.
¡Que me ame! Necesito amarla y que en loco desvarío sienta el roce de su cuerpo sobre el mío... Siempre he agradecido lo que hace por mí. La forma en que me demostró y me demuestra su adoración; la manera en que me cuida. A veces pienso que ella desconoce cuanto deseo corresponderle igual. Me he pasado diciéndole que la amo más de lo que ella me ama. Lo he dicho como una competencia sana porque en realidad sé, y no se lo digan a nadie, que ella es un espíritu celeste; un ángel de alas grandes que miró hacia abajo y me encontró sufriendo despierto de soledad. Compadeciéndose me brindó su ternura infinita; su amor eterno. Pude, entonces, dejarle saber que la amo. Fue fácil. Solamente dije la verdad:
—Te amo cielo y más de lo que te has enterado aún... más de lo que sé reconocer yo mismo...Siempre; siempre seré tuyo…
En ese momento sus alas me abrigaron. Aún me abrigan y gozo del disfrute que representa el regalo de sus besos. Ahora pretendo que me conceda un deseo, (Uno de miles), se lo contaré al viento para que le llegue mi voz en esta súplica sincera. Y por si el viento no cumple, por si no le lleva mi mensaje; lo diré en voz alta. Tal vez ella me escuche y logre que mis requerimientos se conviertan en una promesa cumplida…
— Amor; este es mi deseo: Escápate una noche, deseo ver contigo el amanecer, no sin antes haber apreciado la luna llena brillando sobre tu cuerpo desnudo...
Me dirijo a ella en la distancia. Extrañándola vivamente. Con el placer de saberme afortunado y tal como si estuviera frente a mí en este instante de soledad extrema. El recuerdo de sus besos, de sus pausadas y a la vez desenfrenadas caricias sólo logra estimularme a tal grado que no dispongo de mi conciencia en esta mañana fría en que no está a mi lado físicamente y me entero que anoche, en sueños, decidió visitar paredes llenas de cuadros pictóricos sin mí. Los celos envuelven mi mente. Mi corazón se niega a aceptar el no tenerla como debió ser en vidas pasadas y como será en vidas futuras al reconocerla como mi alma gemela; mi otra parte.
La amo... Lo reconozco; mi alma esta a la par con los vientos de su pasión y mi cuerpo ansia su cuerpo acoplado de tal forma que podamos ser uno mas allá de toda gravedad; mas allá del infinito próximo. Diversas preguntas invaden mi curiosidad. Mi mente las piensa:
— ¿Volverás por fin a mis labios? Mi boca suplica por tus besos.
— ¿Regresarás a mi cuerpo? Otrora fui mío y ahora soy sólo tuyo.
¡Mírenme! ¡Mi vida danza evolucionando ante la llamada de su cuerpo! Ahora me doy cuenta. ¡Lo confieso! Estuve equivocado al pensar que yo no estaba presente mientras ella observaba el arte plasmado en aquellas paredes. ¡Si! Me llevó con ella desde el mismo día en que besó la comisura de mis labios.
— ¿Saben? ¿Que estoy preguntándoles? ¡Claro que lo saben!
Ella es hermosa en verdad; su rostro me trae fascinado y su cuerpo me obsesiona con el arte de hacer amor. Su cabello se desliza por mis dedos y se siente divino acariciar la piel de su ser a la que le estorbe la ropa.
¡Que me ame! Necesito amarla y que en loco desvarío sienta el roce de su cuerpo sobre el mío... Siempre he agradecido lo que hace por mí. La forma en que me demostró y me demuestra su adoración; la manera en que me cuida. A veces pienso que ella desconoce cuanto deseo corresponderle igual. Me he pasado diciéndole que la amo más de lo que ella me ama. Lo he dicho como una competencia sana porque en realidad sé, y no se lo digan a nadie, que ella es un espíritu celeste; un ángel de alas grandes que miró hacia abajo y me encontró sufriendo despierto de soledad. Compadeciéndose me brindó su ternura infinita; su amor eterno. Pude, entonces, dejarle saber que la amo. Fue fácil. Solamente dije la verdad:
—Te amo cielo y más de lo que te has enterado aún... más de lo que sé reconocer yo mismo...Siempre; siempre seré tuyo…
En ese momento sus alas me abrigaron. Aún me abrigan y gozo del disfrute que representa el regalo de sus besos. Ahora pretendo que me conceda un deseo, (Uno de miles), se lo contaré al viento para que le llegue mi voz en esta súplica sincera. Y por si el viento no cumple, por si no le lleva mi mensaje; lo diré en voz alta. Tal vez ella me escuche y logre que mis requerimientos se conviertan en una promesa cumplida…
— Amor; este es mi deseo: Escápate una noche, deseo ver contigo el amanecer, no sin antes haber apreciado la luna llena brillando sobre tu cuerpo desnudo...
HOLA;DENUEVO DIOS TIENES UN ARTE DE HACERME SENTIR COSAS AUNQUE NO SEAS LAS LETRAS PARA TU ESPOSA ISABEL.PERO BUENO ES LINDO Y TE FELICITO..
ResponderBorrarHola “Enid”. Gusto en conocerte. Mi esposa ha leído cada uno de estos escritos pues es mi primer oyente y los comenta antes de ser publicados. Y tienes razón; la mayoría de mis escritos no son para ella; de hecho la mayoría de mis relatos son para el entretenimiento mío propio y de quien guste ver en ellos algo de esparcimiento. Mis relatos son como se explica al pie de mi blog una verdad que juré decir para luego darme cuenta que terminé mintiendo porque la verdad no existe.
ResponderBorrarEstos relatos, aunque algunos contengan algo de verdad, en su totalidad son eso; relatos. Si te hacen sentir algo; en buena hora. Agradezco pues lo que mis letras influencien en tu vida y te exhorto a que continúes leyendo y comentando; eso querida amiga me deja saber no sólo que estas ahí, sino también que existo.