lunes, marzo 04, 2024

Breves en la cartografía cultural: El día que Alfredo Carrasquillo Ramírez hablando sobre el miedo no dejó indiferente a nadie


por Carlos Esteban Cana













Este año se cumplen diez años de la conferencia El miedo en la cultura política puertorriqueña, una perspectiva psicoanalítica ofrecida por el catedrático, asesor y escritor Alfredo Carrasquillo Ramírez. La misma se ofreció el 17 de noviembre de 2014 en el Teatro Arturo Morales Carrión de la Universidad Metropolitana (hoy Universidad Ana G. Méndez, Recinto de Cupey) como parte de la serie anual Jornadas de Puerto Rico y el Caribe. Y con sus reflexiones acerca del entramado sociopolítico boricua, Carrasquillo no dejó indiferente a quienes le escucharon. Ahora que los puertorriqueños viven las dinámicas propias de un año electoral tiene valor traer nuevamente sobre la mesa algunas de las preguntas que fueron planteadas en aquel momento a la audiencia. Antes de dar paso a las mismas queremos añadir información pertinente sobre el conferenciante: Alfredo Carrasquillo Ramírez cuenta con 33 años de formación psicoanalítica que le ha llevado a viajar países de América, Europa y África. Tal experiencia le ha permitido participar de seminarios internacionales junto a psicoanalistas como Colette Soler, Jaques Alain Miller y Slavoj Žižek, entre otros.

 El miedo en la cultura política puertorriqueña, una perspectiva psicoanalítica (fragmento)

Alfredo Carrasquillo-Ramírez: Buenas Noches. Un placer compartir con ustedes, esperemos pueda ser útil y lo vean en el contexto de la conversación que han comenzado esta mañana respecto a esos tres conceptos clave de Espacio, Ciudadanía y Cultura. Yo estoy particularmente interesado en este tema del miedo hace tal vez unos 15 años porque pienso que ha sido, por demasiado tiempo ya, uno de los principales, si no el principal recurso movilizador en la política puertorriqueña. Y recurso movilizador no precisamente para llevarnos a hacer cosas, sino un recurso movilizador para inhibirnos hacer cosas.

Así que lo que quiero compartir hoy es la comprensión de una de las pistas o una de las claves que a mí me parece fundamental para entender este tema del miedo que se puede agarrar por varias vías distintas.

Voy a empezar recordando un texto que ustedes conocen de Edgardo Rodríguez Juliá, nuestro gran cronista. Tiene dos crónicas maravillosas, una sobre el entierro de Cortijo y tiene otra que se titula “Las tribulaciones de Jonás” sobre el entierro de Luis Muñoz Marín. Y en un momento dado de esa crónica, él está relatando lo que está ocurriendo, y entonces el narrador en la radio -relata Rodríguez Juliá- dice: “¡Señoras y señores, lo que ocurre aquí es indescriptible!”. Era un desborde de gente, no se podía organizar, la hija de Muñoz Marín tuvo que venir y pedirle a la gente espacio, que permitieran que el ataúd llegara a un lugar, y la expresión que utiliza el narrador en la radio es: “La gente tiene un ataque histórico”. Pero, claro, la persona inmediatamente se da cuenta de que lo que ha cometido es un lapsus y corrige y dice: “Perdón, no, un ataque histérico”. Pero Rodríguez Juliá inmediatamente narra y dice que: Él sabía que con ese error estaba diciendo la verdad. La única verdad. 

 A mí me parece que ese lapsus que recoge Rodríguez Juliá nos ayuda a pensar este tema, porque uno puede preguntarse si hay algo así como la histeria puertorriqueña. Y no me refiero a la estructura histérica de cada sujeto o cada persona en su particularidad, sino si nosotros podríamos hablar de que los puertorriqueños y las puertorriqueñas como nacionalidad estamos colocados en una posición histérica con respecto al otro, con respecto al Amo Imperial.

Dentro de un ratito yo explicaré a que me refiero con la histeria o qué es en el psicoanálisis, el campo en el que me he formado, a qué nos referimos cuando hablamos de histeria. Y si en verdad podemos responder en la afirmativa, si pudiéramos concluir al menos para propósitos de lo que quiero compartir hoy que sí, que los puertorriqueños y las puertorriqueñas estamos colocados y colocadas en una posición de histeria, ¿cuáles han sido las consecuencias políticas de posicionarnos ahí?; de ubicarnos ahí. Yo creo que estas preguntas nos pueden justamente ayudar a pensar una de las vías posible con respecto a este tema de miedo.

Y uno podría decir, por agarrar un momento, que fue la creación del Estado Libre Asociado en Puerto Rico, allá para el 1952, un buen momento para pensar este asunto del miedo o de un concepto que se va a acuñar años después. Estamos en el Teatro Arturo Morales Carrión, así que por supuesto tenemos que ir a esa fuente importante para ver que él nos decía sobre la creación del Estado Libre Asociado. Y Morales Carrión en su Historia de Puerto Rico nos dice: La creación del Estado Libre Asociado dejó un montón de preguntas inconclusas. Algunas de ellas yo se las menciono aquí: ¿Fue o no fue el fin del colonialismo en Puerto Rico?; ¿Deja espacio para el consentimiento mutuo o quedan los Estados Unidos como la autoridad final y unilateral en la Isla?; ¿Se trata de un status permanente o una etapa transitoria hacia la estadidad o la independencia? Y ustedes saben muy bien, con abrir los periódicos en el periodo pre-eleccionario, o antes de un debate político en medio de un plebiscito, o lo que sea, que esas han sido las preguntas, el caldo de cultivo de toda la lucha hegemónica política en Puerto Rico. Es decir, toda la lucha por las significaciones, por hacer sentido y por las interpretaciones en el ámbito de lo político en Puerto Rico, está vinculada a estas preguntas.

Para la mayoría de la gente la estadidad y la independencia son bastante claras: estadidad implica integración; independencia implica separación. Y el espacio donde las cosas se complican, donde como dicen en el campo ‘la puerca entorcha el rabo’, es en el Estado Libre Asociado. Es ahí donde las cosas se complican porque no queda muy claro a qué nos referimos o que implica como el mismo Morales Carrión, un creyente en el Estado Libre Asociado, planteaba. ¿Por qué ese es el espacio de mayor conflictividad? Porque para algunos la creación del Estado Libre Asociado no supuso otra cosa que una colonia perfumada. No supuso otra cosa que no fuera crearse un gobierno propio y una asociación, pero no necesariamente un gobierno soberano. Y hay otros que piensan que no, que se acabó, que ya no hay más colonia desde ese momento. Así que ha sido uno de los temas que sembrado al interior de aquellos que han defendido el Estado Libre Asociado, al interior del Partido Popular. Uno encuentra todavía hoy dos grandes grupos. Los estadolibristas que piensan que el Estado Libre Asociado es la fórmula que permite la mayor autonomía posible, compatible, y aquí aparece la frase de la que voy a hablar, con la unión permanente entre Puerto Rico y los Estados Unidos. Para los soberanistas, la ruta de la soberanía a través de un pacto de Libre Asociación supondría una vía posible, un acuerdo fuera de la cláusula territorial y fuera de los poderes plenarios del Congreso. Sin embargo, lo que uno se encuentra continuamente es que esto es una conversación acá entre nosotros, que esta es una conversación de la que los norteamericanos nunca participan. Entonces lo curioso es que siempre estamos pensando, esperando o imaginando la posibilidad de que el americano diga algo sobre Puerto Rico. 

Y si usted va a la historia, 
son muy pocos los momentos en donde uno se ha encontrado alguna expresión de los americanos. Claro está, sí, nos hemos encontrado algunos momentos clave. No es casual que sea en momentos de tensión política en Puerto Rico, uno puede vincular el surgimiento del Estado Libre Asociado a todo lo que fue la revuelta nacionalista. Son esos momentos de tensión política en Puerto Rico los que han dado paso a que en los Estados Unidos se le preste alguna atención a Puerto Rico. Cuando no uno se encuentra expresiones tipo ‘Estadidad ahora’, en las campañas políticas o en las campañas primaristas, pero a la hora de emitir opiniones formales respecto a Puerto Rico realmente no se dice mucho. Y ahí es que está una de las cosas que les quiero compartir: para las élites políticas en Puerto Rico, para no decir todas, para ciertas élites políticas en Puerto Rico ese silencio del americano respecto a que es lo que quiere, ha sido insoportable. Lo insoportable de ese silencio puede entenderse si comprendemos cómo la relación colonial de Puerto Rico y su Otro (Amo) imperial, Estados Unidos de América, se ha estructurado.

Para muchos líderes políticos puertorriqueños, colocados en una relación histérica en relación con el Otro Imperial, el silencio del Amo resulta insoportable, pues lo deja sin una respuesta clara a una pregunta fundamental en la histeria: ¿Qué es lo que el otro quiere de mí? ¿Qué objeto de deseo debo ser para que el otro me quiera, me desee?    







 

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