miércoles, febrero 14, 2024

Aquí, allá y en todas partes: Natalia Ortíz-Cotto, imaginación y experiencia en el juego literario

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 Por Carlos Esteban Cana


 Algunas conversaciones con poetas trascienden el tiempo y conservan la misma pertinencia y espontaneidad que tuvieron desde el principio. Para un comunicador como este servidor tales tertulias sobre el proceso creativo se transforman en valiosas lecciones que tengo presente. Y esto sucede con la entrevista que me concedió Natalia Ortiz-Cotto cuando promocionaba su poemario Casa del silencio. Desde entonces he seguido su trayectoria. Actualmente la escritora es la gestora de Cooplibri, una editorial que tiene como base la inagotable y necesaria filosofía del cooperativismo; proyecto que tiene como columnas la solidaridad y colaboración entre artistas y que además funciona como centro cultural dinámico y novedoso que tiene sus instalaciones en el municipio de Cayey, Puerto Rico.

 A continuación, en “Aquí, allá y en todas partes” comparto varias reflexiones de la poeta Natalia Ortiz-Cotto sobre el arte de escribir:

 “Leo y escribo donde siento hacerlo, cuando siento hacerlo la mayor parte del tiempo. Puedo estar en una barra viendo alguna banda de rock y saco felizmente mi libreta y me pongo a escribir. Me gusta el ruido, la música, la multitud para poder aislarme en mis mundos. Prefiero la noche. Durante el día me gusta la luz natural, estar afuera, respirar naturaleza para escribir”.

 “A la poesía la dejo ser libre en todos los sentidos. Si deseo plasmar un sentimiento, una idea y me siento a escribir y solo nacen 4 versos, pauso. Si escribo dos páginas, también. Luego los miro nuevamente y si el poema me lleva a cultivarlo más, lo hago, si me pide dejarlo ser, lo dejo. Claro, entonces parto a trabajarlo, a editarlo… pueden pasar meses y hasta años, cuando lo vuelvo a retomar”.

 “En un momento la poesía fue exigua en muchos sentidos… y había y hay tanto que decir, que solo ganó el silencio. […] Todo habla en el silencio, todo habita en estos silencios así que, ¿por qué no escucharlo? Todo lo que soy, lo que he sido y sentido. La voz, las voces, los circunscritos… En la poesía soy”.

 “El conocimiento es luz. Pero no puedo iluminarla [la casa] del todo porque luego estaría mostrando demasiado. Tal vez haya algo de control por mi parte… Hay cosas que funcionan mejor a media luz. Donde la imaginación y las experiencias adquieren un papel importante en el juego”.

 “Hay días en que soy muy rápida, desplazo mi bolígrafo y todo fluye con ligereza. Otros días se me hace difícil sacar todo de mi cabeza… la conexión entre las ideas y mis dedos queda interrumpida, quedo algo así como desconectada del mundo, y no puedo traer las palabras a la vida. Se quedan nadando en mi cuerpo. Mi cabeza no se detiene, siempre está creando… imagino que por eso no siempre coopera”.

“Dejo a la poesía ser, la dejo libre. No la fuerzo… ¿para qué forzarla? Hay una conexión, un estrecho lazo entre el poema y mi ser. Tienen su propio lenguaje, un entendimiento que no sé cómo describir. Solo sé, aunque con escalofríos a veces, que ya ha llegado su fin”.

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