Por Luis A. Perez
Mi nombre es Luis A. Pérez. Quedé parapléjico hace 18 años y
hace más de 20 no iba a una fiesta de la calle San Sebastián. Muy buena
organización para movilizar las personas. Incluso aquellas con impedimentos
como yo, que ambulo en silla de ruedas.
Decidí ir por la invitación pública que hizo la alcaldesa Carmen Yulín
de que era "la fiesta de todos". El domingo 18 de enero me puse en
marcha con mi familia hacia La ciudad patria. No obstante me sentí excluido y
sin patria; en el momento que necesité utilizar el servicio sanitario. Ahí caí en cuenta que no era la fiesta para todos. Los baños portátiles estaban sobre la acera (sin rampa) al no poder
utilizarlos entre en el cuartel de Bayajá y en el baño para varones no cabía
porque la doble puerta no abría una de sus hojas, así pues me dirigí en busca
de otro baño.
El caballero que custodiaba el próximo baño estaba despachando a
un ciudadano que deseaba utilizarlo aduciendo que era el baño exclusivo de los
artesanos. Cuando el caballero se movió introduje mi silla de ruedas a través
del angosto pasillo entre artesano y artesano y le explique mi situación; le
expliqué que no cabía en ninguno de los otros baños y que por mi condición de
paraplejia me subía la presión debido a la disreflexia autonómica (condición
que tienen todos las personas que sufren de daño al cordón espinal), le
expliqué que yo me caterizaba y que tenía mi kit conmigo, solo necesitaba una
esquinita privada para hacerlo. El caballero que custodiaba el baño me dijo que
no me podía ayudar, que no podía utilizar el baño y fue más allá cuando al
verme con una cerveza en la mano me invitó a que no consumiera bebidas para que
así orinara menos; le di las gracias y le solo le dije que me conmovía hasta
las lágrimas su empatía.
Cuando realmente debí llamar la policía y denunciar la violación de acomodo razonable. Con la ayuda de una esquina, un paraguas, mi esposa e hijos, de 12 y 8 años, imité sin caerme al personaje que corrió por las redes sociales haciendo sus necesidades en público. Pensé por un momento no escribir ni denunciar al empleado prepotente cuyo trabajo ese día era custodiar la puerta de un baño, pero... ¿A cuántas personas le atropellan sus derechos empleados prepotentes que no saben cuantas leyes federales están violando por que tienen un poco de poder ese día? Ese individuo violó mi derecho a un acomodo razonable para algo tan simple como ir al baño. Mi intención al exponer este asunto públicamente es que adiestren al personal que va a trabajar con el público en eventos como este para que si sea "la fiesta de todos".
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Finalizó su bachillerato y maestría en la UPR de Rio Piedras. Labora como voluntario en la Asociación de Lideres Escutistas y en la tropa 168. Es el guionista de la Obra de semana santa en el barrio Amelia.
En Puerto Rico las leyes de ADA y Acomodo Razonable se las pasan por donde no les da el sol... El Gobierno Federal debería venir aquí y comenzar a cerrar establecimientos y expedir boletos para que la gente aprenda sobre la necesidad de la persona con necesidades especiales. No hay corazón y sólo se ve como un "malgasto de dinero". Es una vergüenza.
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