jueves, noviembre 28, 2013
Domingo de Artesanos
- Este domingo 1 de diciembre en horario de 12:00md a 5:00pm
tendremos nuestro Domingo de Artesanos. Con la compra de la entrada al museo
puede disfrutar de las piezas artesanales de:
Jorge Miranda - pilones e instrumentos de percusión, Ponce
Carmen Méndez - aves en cerámica, Toa Alta
Teresa Pérez - pirograbado, Cabo Rojo
Héctor Maldonado - artesanías en hojalata, Rio Grande
Manuel Bonilla - cerámica en torno, San Juan
Jenney Figueroa - joyería en cristal de mar y aluminio,
Manatí
*Artesanos auspiciados por el Programa de Desarrollo
Artesanal de PRIDCO
martes, noviembre 26, 2013
sábado, noviembre 23, 2013
Breves en la cartografía cultural: Puerto Rico, una literatura en diálogo con el mundo (Cuarta Parte)
por Carlos
Esteban Cana
En la cuarta parte de esta serie de Breves en la cartografía
cultural, acerca de lo que escritores puertorriqueños discutieron acerca de
nuestra literatura en el Americas Society en la Ciudad de Nueva York, el pasado
18 de octubre, usted encontrará consenso y miradas divergentes. Mientras
Janette Becerra explica su predilección por la literatura puertorriqueña que se
traslada a otras latitudes, Mayra Santos Febres, por su parte, privilegia la
invisibilidad y manifiesta que está dispuesta a ser cualquier cosa por no ser
la presa del poderoso. Cierra la edición de
hoy Eduardo Lalo, que reflexiona sobre dos temas: lo que habla el escritor y la
nacionalidad puertorriqueña.
Janette
Becerra: El escritor está por todas partes y no necesariamente el
escritor puertorriqueño tiene que escribir desde Puerto Rico, desde esa Isla
100 x 35 o desde la comunidad puertorriqueña para estar escribiendo sobre la
experiencia puertorriqueña. Yo, por ejemplo, ubico mucho de mis relatos en
lugares remotos con protagonistas que además son de nacionalidad ajena a la
mía. Pero es la mirada de un puertorriqueño o de una puertorriqueña, en este
caso, a otras culturas y esto también es una literatura en diálogo con el
mundo. Eso también es representar al País porque es la mirada nuestra a otras
regiones, así que creo que es importante lo que está ocurriendo.
Yo nunca decido leer un libro porque quiero conocer al país
de ese escritor, es decir, que me acerco o enfrento a un libro porque quiero
conocer la literatura colombiana o quiero conocer la literatura peruana. Yo
escojo un libro porque, por alguna referencia, he sabido que es un buen libro y
quiero leer esa obra de arte. Me enamoro quizás del autor y de ahí seguiré
estudiando su obra y eso me llevará quizás a leer a otros autores de su país, y
eso me llevará a, finalmente, hacer unas conexiones que siempre son a
posteriori, ¿verdad?; unas características que uno puede derivar a posteriori
de la lectura de varios autores de un país. Pero sobretodo el escritor parte de
una experiencia individual.
Creo que es un poco una quimera pretender que uno representa
al país cuando escribe porque la representación es solo eso, precisamente un
planteamiento, un fragmento, una selección de lo que uno escoge y representa, y
desde una ideología muy personal.
A mí lo que está interesando mucho es cuando la literatura
puertorriqueña nueva se traslada a otras latitudes, a otras geografías a lanzar
esa mirada, aun cuando se escribe en Puerto Rico. Creo que eso es un fenómeno
importante porque estamos insertos en esta cultura, en esta cultura mundial.
Somos educados, viajamos, nuestras librerías están llenas de libros de autores
extranjeros. Estábamos comentando hace poco que tantas veces la literatura
puertorriqueña puede resultar invisible en muchos países, y nuestras librerías
están llenas de libros de argentinos, ecuatorianos, españoles, mexicanos. En
Puerto Rico no todo el mundo lee, se lee poca literatura pero el que lee, lee
de todo, lee del mundo entero.
Mayra
Santos Febres: Hay un libro de Richard Wright, Black boy, que dice: Keep
this n***** boy runing (mantén a este negro corriendo). A mí me parece que la
invisibilidad es bien chévere cuando tú tienes que correr, porque no te ve
nadie. Si te ven, te cazan. Lo cual me remite a un texto maravilloso de Clarice
Lispector que se titula La mujer más pequeña del mundo; un cuento que yo me lo
tatuaría en la espalda, completo. Es
acerca de una mujer que se la encuentra un explorador alemán en Botswana
y ella está preñada. Y el explorador ve a esta mujer, la retrata y aparece en
todas las portadas del mundo: ¡la mujer más pequeña del mundo!, y luego esta
mujer, cuando tiene al explorador al frente, se ríe. Su reacción, de hecho,
tira por el piso al explorador. Se ríe, se ríe de que este día no fue comida.
Yo creo que hay muchas poblaciones en el mundo. Nadie tiene
el copyright de la tristeza. Nadie tiene el copyright de la marginación. Han habido muchas marginaciones. Si para algo tenemos los seres humanos es para
oprimir al otro. Los tutsis a los hutus, los blancos a los negros; es un
revolú, una vaina que no se acaba. Pero una de las cosas que marcan mi
pensamiento es la posibilidad de la grieta y de como tú te escapas de ser
comida, de ser presa, de ser la presa del poderoso. Y yo estoy dispuesta a
cualquier cosa por no ser la presa del poderoso. Yo sé que eso no es una
posición muy ética pero ayuda mucho a la supervivencia. Quizás, porque siento
que es tan fácil ser devorada, devorada-devorada, que lo que queda es el vacío
de las mujeres de la Ciudad Juárez; devorada como pueden ser devorados los
niños en Haití por la violencia, después del terremoto; devorada-devorada
porque me siento tan cerca de los travestis que los matan a cada rato en el
mundo. Como me siento tan increíblemente cerca, como me siento tan cerca la
invisibilidad para mí es un regalo. Y la celebro, y me gusta saber que no me
están viendo.
Yo no creo que hubiésemos logrado esto que estamos logrando
con el Festival de la Palabra si yo hubiese sido visible y respetada en mi
país. Yo creo que precisamente porque todavía no lo soy es por lo que yo me
río. Y me río ante los ojos de la ciencia, de lo que sea, del discurso
occidental, si lo queremos llamar así, porque nosotros también somos
occidentales, pero en el extremo occidente. Y, con un extraño contubernio,
logramos todos juntos cruzar entre las grietas de las devoraciones. Así que
para mí la invisibilidad es un gran privilegio. La única manera en que yo he
podido y muchos hermanos hemos podido convertirnos en personas que pueden tomar
la palabra para contar historias. Es verdad que uno corre como el diablo pero
eso te mantiene en buenas condiciones.
Eduardo
Lalo: Yo nunca dije que la literatura puertorriqueña no trata de otra
cosa que lo puertorriqueño. Yo creo que ninguno aquí lo estamos diciendo. El
escritor no tiene la obligación escolar de hablar; uno habla de lo que le da la
gana, entonces no importa ponerlo en Marte o en Puerto Rico. Tampoco
presupondría que no hay una nacionalidad puertorriqueña. Yo estaría totalmente
equivocado si digo que no hay una nación puertorriqueña. Hay una nación sin
definición política, pero hay. Es evidente que hay una nación, si no, no
estaríamos aquí, porque no es una literatura de un barrio, no es literatura de
una ciudad de provincia. Y en la medida que estamos aquí es que somos parte de
algo que se articula, por lo menos, como una nacionalidad. A mí me parece eso
evidente.
***
Carlos Esteban Cana Escritor y comunicador puertorriqueño.
Ha cultivado el cuento, el micro cuento, y la poesía. Actualmente, sin embargo,
se ocupa de darle forma a sus dos primeras novelas y a un volumen de ensayos.
Colaborador de varias publicaciones impresas y cibernéticas, en Puerto Rico y
otros países. Bitácoras y publicaciones alrededor del planeta, como
Confesiones, del narrador Angelo Negrón, reproducen su boletín "En las
letras, desde Puerto Rico".
Para el periódico cibernético El Post Antillano también
publica su columna "Breves en la cartografía cultural". En verano del
2012, Carlos Esteban publica Universos, libro de micro-cuentos bajo el sello de
Isla Negra Editores. Para el 2013 publica su libro Testamento. Testamento es un
poemario antológico que reúne lo más representativo de su poesía; género del
que Cana manifiesta: "Fue la propia poesía que me seleccionó como medio,
como intérprete". Cana es conocido además por haber fundado la revista y
colectivo TALLER LITERARIO, que marcó la literatura puertorriqueña en la última
década del siglo XX en Puerto Rico.
Otro libro aparecerá durante el presente semestre: Titulado
"Catarsis de maletas: 12 cuentos y 20 años de historia", ofrece una
vista panorámica de una pasión que el autor ha desarrollado, por cuatro lustros,
en el género del cuento.
jueves, noviembre 21, 2013
"Un día en Haití" cuento de Luis Antonio Rodríguez (Laro)
Por: Luis Antonio Rodríguez (Laro)
24 de noviembre de 2004
Un día en Haití ocurrió algo extraordinario, sin
precedentes en la historia mundial. Cuando se reanudaron los asuntos cotidianos
todos se dieron cuenta que habían amanecido de color blanco. Algunos tan blancos que hasta el sol les
molestaba en la piel. Para otros, por
primera vez en sus vidas su cabello caía dormido sobre su frente. Los más privilegiados obtuvieron cabellos tan
rubios y tan finos que parecían silbidos de ángeles. El mundo entero se
estremeció con la noticia. Haití ya no era lo que era antes. Viajaron
reporteros de todos los lugares, con todos los equipos necesarios para esparcir
la noticia por todos los rincones y a toda hora. La gente celebraba en las calles, era una
fiesta nacional. El Secretario de la ONU
se adjudicó el milagro, logrando así una nominación unánime al Premio Nóbel de
la Paz. Inmediatamente el Presidente de los Estados Unidos envió sus tropas
para asegurar la democracia y de paso demostrar su apoyo incondicional a su
nuevo aliado. Francia por primera vez
reclamó sin llegar a tener suerte. Por supuesto que Inglaterra se unió, y luego
llegaron más aliados, ¡muchos!, tantos que hasta había nombres de países
irreconocibles.
También llegaron diplomáticos americanos, antes que
cualquier otro, para darle la bienvenida al país al Tratado de Libre
Comercio. Lo abrazaron, le dieron cariño
y lo rebautizaron como europeos, algunos como hispanos y otros, los más
políticos lo llamaban la nueva nación anglosajona. El Papa, sin ningún precedente, les echó sus
bendiciones y hasta envió un cargamento de flores; específicamente rosas
blancas. El Presidente de la Republica Dominicana decretó eliminar la frontera
como un gesto de buena fe. Eran momentos felices. De todas partes del mundo
llegaron expertos en reconstrucción de países.
Se desarrollaron planes de reforestación, de infraestructura, de
educación, y hasta de deportes. Fuera
del país, el vodoo se convirtió en una religión nueva, de unión
familiar. Se constitucionalizó, se
comercializó, se mezcló con otras religiones y aparecieron algunos capítulos
nuevos de los más sagrados libros. Se
vendían brazaletes, cadenas y todo tipo de joyas con sus piedras preciosas en
alusión a esta nueva religión. Camisetas
y hasta bultos y carteras. En Hollywood
se crearon más proyectos cinematográficos en referencia al gran cambio que
todos los que se habían realizados sobre Vietnam y asesinos en series. Los actores y actrices mejor pagadas rogaban
por un papel. El turismo se incremento a niveles inimaginables. Por primera vez los hoteles estaban llenos.
No se aceptaban reservaciones por los próximos 10 años. Había prosperidad.
De pronto, como si de la nada, nació un niño…
¡negro! Con su pelo grifo, sus manitas
negras, sus piesecitos negros. Las autoridades tomaron acción
inmediatamente. Declararon el país en
estado de emergencia. Reactivaron el
toque de queda y constitucionalizaron el cateo individual. Les dieron una hora a los responsables de tan
vil y atorrante acto. Especificaron que
no iban a negociar con ningún terrorista que se haya atrevido a realizar un
acto de esa envergadura. Otros, también llamados terroristas, se fueron
entregando a través de todos los hemisferios por temor a que los relacionaran
con esta acción tan inaceptable e inhumana.
La gente lloraba y rezaba a los cuatro vientos. Los Estados Unidos enviaron más tropas para
rescatar a sus ciudadanos americanos en caso de que esta tragedia no se pudiera
resolver inmediatamente. Lo arrestaron,
y esposando sus pequeñas muñecas lo escondieron en un lugar remoto de alta
seguridad. Trataron de extraditar al negrito pero ningún país, aliado o no, le
quiso dar albergue político. Los padres, que ya no eran tan blancos, se
entregaron y fueron fusilados, en un acto patriótico, aun cuando su
constitución ya había sido enmendada y la pena de muerte eliminada. ¡Pero esto era un desastre natural! ¡Había
que tomar medidas extremas!
El Presidente
de Haití, que empezaba a dejar de ser blanco, se dirigió al país a través de
señal digital. Con su rostro consternado
explicó la situación. Sus palabras,
además de enviar un mensaje de preocupación, estuvieron llenas de esperanzas.
Advirtió que cada uno tenía que cuidarse y estar atentos a cualquier intento
terrorista. Exhortó a cada familia a
abastecerse de alimentos, y productos de primera necesidad. Les recomendó tomar adiestramientos de
supervivencia, poner alarmas en los hogares y circuitos cerrados de seguridad.
Compraron mascaras anti-gas, se vacunaron, y en algunos casos hasta se
cambiaron de apellidos. El Presidente reclamaba que mantuvieran la calma aun
cuando la alerta de seguridad nacional estaba en el nivel más alto.
Fue entonces cuando
se les ocurrió una idea que pondría final a todo este caos. Lo consultaron en un plebiscito de
emergencia, y todos, todos al unísono y por primera vez desde su independencia
estuvieron de acuerdo con una decisión. Tomaron
al negrito, que en ese momento estaba sonriente. Lo humillaron, lo desnudaron, lo exhibieron
en plazas públicas y en revistas, y lo mercadearon por todas las esquinas del
hemisferio. Hicieron canciones y
libros. Convocaron una asamblea pública
extraordinaria frente al palacio nacional. Enseñaron al negrito a través de
pantallas gigantes. Mostraron los visuales
de su captura, su tortura y su negrura. Lo
colocaron debajo de la memoria de sus ancestros, y lo condenaron al
olvido. Volvió la calma. Los demás
países desactivaron sus defensas. Regresaron
a sus hogares, a sus trabajos y a su vida cotidiana… al fin todo estaba normal.
¿O quizás no?
***
Luis
Antonio Rodríguez (LARO), escritor y fotógrafo puertorriqueño. Ha
cultivado la poesía y la narrativa desde muy joven. Durante la década de los
noventas, fue incluido por el Poeta y Humanista don Manuel de la Puebla en la
antología mundial Ecología y poesía, también fue de los escritores que se
desarrolló en torno al colectivo y revista Taller Literario. Su trabajo
creativo ha sido reproducido por diferentes bitácoras y páginas cibernéticas, y
creadores como el narrador Angelo Negrón, la artista Tanya Torres, la gestora
cultural Raven Blackstone, el poeta Eric Landrón y el editor Caronte Campos
Eliseos, se han ocupado de difundir su obra. LARO, como se le conoce, ha sido
invitado a participar de importantes eventos en librerías y centros culturales
de Nueva York, Filadelfia y Puerto Rico. Tiene dos poemarios publicados: Entre
la sombra y el albedo (1996) y Versos clandestinos (2001). Actualmente se ocupa
de dar los últimos detalles a Historias del ir y venir, su colección de
cuentos, y a la novela La noche larga de aquel día. Algunos críticos han
destacado el valor de la poesía ecológica de Luis Antonio Rodríguez (Laro), en
la que privilegia temas diversos, como la defensa del ambiente y la protección
de la naturaleza, en una poética muy propia, desarrollada por los años. Acerca
del arte de la imagen y la metáfora LARO manifiesta: “El poeta hace lo que el
fotógrafo con su cámara: refleja la vida, plasma los momentos”.
martes, noviembre 19, 2013
Feria Libro de Autor Instituto de Cultura Puertorriqueña
Por Librería ICP
Reconociendo que el libro de autor, ya sea mediante autogestión, medios artesanales o editoriales pequeñas, se ha desarrollado como una de las opciones editoriales de mayor relevancia durante los últimos años en Puerto Rico, celebraremos la Primera Feria del Libro de Autor organizada por el Instituto de Cultura Puertorriqueña (ICP). Esta feria coincide con las actividades de apertura de la Librería del ICP en la Galería Nacional que inaugura el 12 de diciembre de 2013, siendo las fechas para la feria los días 15 y 16 de diciembre en horario de 10a. m. a 5p. m. El espacio propone la convergencia de autores y editoriales independientes en los pasillos del patio interior de la Galería Nacional y una serie de charlas, conferencias, conversatorios y presentaciones en la nueva tienda, además de una oferta musical y recorridos y talleres en la Galería Nacional.
Reconociendo que el libro de autor, ya sea mediante autogestión, medios artesanales o editoriales pequeñas, se ha desarrollado como una de las opciones editoriales de mayor relevancia durante los últimos años en Puerto Rico, celebraremos la Primera Feria del Libro de Autor organizada por el Instituto de Cultura Puertorriqueña (ICP). Esta feria coincide con las actividades de apertura de la Librería del ICP en la Galería Nacional que inaugura el 12 de diciembre de 2013, siendo las fechas para la feria los días 15 y 16 de diciembre en horario de 10a. m. a 5p. m. El espacio propone la convergencia de autores y editoriales independientes en los pasillos del patio interior de la Galería Nacional y una serie de charlas, conferencias, conversatorios y presentaciones en la nueva tienda, además de una oferta musical y recorridos y talleres en la Galería Nacional.
Se convoca, por tanto, a las editoriales y autores
independientes y demás gestores de libros de autor a comunicarse con la
Editorial del ICP, adscrita a la Oficina de Publicaciones y Grabaciones, al
787-724-0700 ext. 1348 entre 10 a. m. y 5 p. m previo al 27 de noviembre de 2013
para solicitar un espacio de venta. La participación no conlleva costos pero,
dado que los espacios son limitados, debe llamar y ofrecer sus datos (nombre,
editorial, teléfono y correo electrónico). El ICP proveerá las mesas y sillas.
domingo, noviembre 17, 2013
jueves, noviembre 14, 2013
miércoles, noviembre 13, 2013
martes, noviembre 12, 2013
lunes, noviembre 11, 2013
'En el Reino de la Garúa'
Emilio del Carril acaba de subir su libro 'En el Reino de la Garúa' a Amazon y lo han puesto en especial de introducción.
Reseña
Arquitectura de lo maravilloso: Hacia una morfología narrativa y semiótica del espacio. En el reino de la Garúa de Emilio del Carril Dra. Zoé Jiménez Corretjer Universidad de Puerto Rico en Humacao Llueve sobre mojado, la Garúa impregna el sentido de todo el libro, se personifica convirtiéndose en su propia alegoría espacial. Esa fina lluvia que persiste en la imaginación y que nubla la realidad para crear la veladura del espacio de la ensoñación. Y es que estamos ante un texto de lo maravilloso donde se funden la realidad con el sueño sin llegar al espanto. Lo psicológico obra sin el fenómeno del uncanny freudiano, dando paso al absurdo como objeto estético de reconstrucción formal. En este plano, la irrealidad se asienta en los parámetros de lo ilógico y se acepta. Se funden lo irracional con la realidad para emparejar situaciones, personajes, espacios que parodian la existencia misma. Típico del relato maravilloso, Emilio del Carril recrea, persistente y finamente, como la misma Garúa , articulaciones del lenguaje que son prototipo del mundo de lo maravilloso. --Introducción del ensayo de la doctora Zoé Jiménez Corretjer
Libro trigésimo: En el reino de la Garúa En el reino de la Garúa: Décima Jornada de Emilio del Carril En el reino de la Garúa, el que cuente de corrido 1001 cuentos durante diez jornadas, será Rey; así comienza la introducción al último libro de cuentos de Emilio del Carril. Esta vez nos ofrece los últimos ciento un relatos de los mil que cuenta el cuentacuentos para ganar el reinado de un mundo fantástico y lluvioso. Los cuentos de esta entrega literaria nos bañan como la garúa (o llovizna) del título: son un rocío breve que a veces nos provoca escalofríos por lo inesperado (930 - El nuevo sentido ) y otras veces nos enternece por lo melancólico (952 - Sin explicación, 917 - El secreto del mejor vendedor de sombrillas de Manhattan , 999 - El entierro del globo blanco ). Claro, la inventiva de Emilio del Carril no se limita a una polaridad emocional. Sus microcuentos abarcan una gran variedad de tonos y conflictos. Unos pensarían que bajo la premisa de lo fantástico que se nos presenta al comienzo del libro los relatos estarían limitados quizás a la fábula, al cuento de hadas o a lo fantástico en general. Sin embargo, el autor hace la salvedad muy ingeniosa de que sl narrador de la última jornada, el candidato a ser Rey, se le acaban los relatos que conoce, así que se excusa por un momento para acudir al baño. Allí ingiere una esfera mágica nada menos que el Aleph de Jorge Luis Borges que le permite conocer el pasado, el presente y el futuro. Entonces experimenta una epifanía salvadora, elegante y justamente simple: tendrá que inventarse los otros ciento un cuentos. La musa será su visión de los otros tiempos. --Introducción de la reseña de Anthony Miranda
El nuevo libro de Emilio Del Carril, titulado En el reino de la Garúa (2013) resulta un texto algo sorprendente (y exitoso) dentro del escenario cuentístico puertorriqueño de los últimos años. Se trata de una presentación de cuentos sumamente breves o mini-relatos, género algo en boga en nuestra sociedad postmoderna tan dada a la rapidez y la presteza. Ya Juan Carlos Quintero ha incursionado en el cuento breve, con impresionante dominio escritural, en su libro Brevario (2002, publicado por Isla Negra). En el reino de la Garúa, Emilio Del Carril continúa, sin duda, impresionando a los amantes del la narrativa en general, y que ya traspasa los umbrales del relato minimalista y se acoge al camino incluso más corto de la mini-narración. Y el esfuerzo resulta tan ansioso que lo realiza como la garúa misma, una llovizna tan fina que casi ni se siente (pero que se acumula y resulta notable). --Introducción del ensayo del Dr. Luis
Felipe Díaz.
Sobre el Autor:
Escritor, profesor, gestor cultural y especialista en microficción. Actualmente es profesor de narrativa en la Maestría en Creación Literaria de la Universidad del Sagrado Corazón, en Santurce Puerto Rico. Se especializa en ofrecer talleres de microcuento, novela corta, memorias, autopublicación y cuento. (edelcarril@gmail.com)
domingo, noviembre 10, 2013
Libros para adolescentes
Alos 20 años me inicié como maestro en la escuela secundaria
Miguel Meléndez Muñoz del barrio La Aldea en Bayamón. Acepté sustituir por un
semestre a la maestra de español, quien disfrutaba de una licencia por
maternidad. El señor Martínez, director escolar, no me entregó ninguna guía, ni
prontuario, ni bosquejo, ni nada. Me dijo que hiciera lo que pudiera y se
encerró en su oficina.
Me metí en el almacén de la escuela y logré identificar un
puñado de libros del año de las guácaras. ¿Cómo interesar a mis alumnos en la
lectura sin contar con textos atrayentes? Hice una lista de cuentos y poemas
que pondría a prueba con mis adolescentes. Necesitaba reproducir material
didáctico, de manera urgente. El director me dijo que no había papel. Le dije
que citaría a los padres de los muchachos para pedirles su apoyo económico. Se
echó a reír. “¿Qué materiales necesitas? ”, me preguntó de mala gana. Le dije.
“Déjame ver lo que hago”.
No sé cómo lo hizo, pero al día siguiente yo tenía
materiales suficientes como para echar a andar mi proyecto de “alfabetización”.
Me hice amigo de Rosita Quiñones y María Esther Jiménez, secretarias de la
escuela, para que mecanografiaran textos literarios. Me acerqué a Luis
Rodríguez, el técnico encargado de manejar el “ditto” y el equipo audiovisual,
para que me diera una mano. No me defraudó. Así mis alumnos conocieron a José
Luis González, Julia de Burgos, René Marqués, Luis Lloréns Torres, Pedro Juan
Soto, María Teresa Babín, Luis Rafael Sánchez, y otros exponentes destacados de
nuestras letras. Pude reunir quince o veinte ejemplares despedazados de
“Terrazo” de Abelardo Díaz Alfaro, y comenzamos a leerlo en el mismo salón. A
veces se juntaban tres estudiantes para leer aquellas páginas amarillentas.
“Terrazo” fue la lectura que más disfrutaron mis alumnos.
La escasez de libros me obligó a la utilización de una
práctica que jamás abandoné como maestro de escuela pública y como profesor
universitario: la lectura en voz alta de trozos de textos, o de textos
íntegros. Poemas, cuentos y fragmentos de novelas eran repartidos a distintos
lectores. A veces un texto era leído por todo el grupo. Asignaba una oración
por estudiante, de manera que la lectura comenzaba con el alumno sentado en el
primer pupitre de la primera fila, y continuaba fila por fila hasta terminar la
lectura del texto.
La otra estrategia pedagógica surgida de la necesidad fue la
de dramatizar textos literarios. A través de estas representaciones escénicas
los personajes cobraban vida, y el texto podía ser analizado desde otra
perspectiva literaria. De aquí me surgió la idea de escribir una adaptación
teatral de los tres cuentos de “Peyo Mercé” incluidos en “Terrazo”. No me
resultó difícil repartir los personajes. La representación se ofreció a los
estudiantes, padres y maestros.
Concluyó el semestre, y nunca más volví a ver a aquellos
queridos muchachos, pues la maestra parturienta regresó a ocupar su puesto, y
yo fui a parar a otra escuela.
Han pasado unos cuantos años de esto que les cuento, y tengo
que reconocer que la situación del libro y la lectura en el presente, es muy
distinta a la de mis años de formación como lector, como escritor y como
profesor. Y es que enfrentamos serios retos en esta época de aceleradas y
dramáticas transformaciones en el campo de la tecnología. Un hecho que amenaza
con secuestrar la imaginación de nuestros jóvenes.
El mundo que rodea al adolescente de hoy día es de alarmante
descomposición en todos los órdenes. El programa de español del Departamento de
Educación debe incorporar libros cuyo contenido tenga pertinencia para los
estudiantes. Deben ser lecturas en las que los muchachos puedan reconocerse en
el lenguaje, en las situaciones descritas, en los personajes. Historias que los
conmuevan, los diviertan y los inviten a la reflexión. Uno esperaría que la
“ñoñera” literaria quedara fuera de este plan de trabajo. Pero las cosas no
funcionan así.
Una amiga escritora me contó hace poco que varias
editoriales están interesadas en proponer libros suyos al comité evaluador del
programa de español. Le pidieron que “suavizara“ el lenguaje utilizado en
algunos relatos pues podía resultar “ofensivo”.
Lo que ofende es que el editor haga una petición de esa
naturaleza a un escritor. ¿Qué es lo que está detrás de todo esto? El billete.
Todos sabemos que las editoriales se tiran al degüello con tal de guisar con el
“Departamento”.
¿Les importará la calidad de los libros que someten? ¿Les
preocupará que el joven muestre interés por la lectura? Dejemos que las
editoriales contesten esas preguntas.
Y los funcionarios del “Departamento”, ¿qué pito tocan en
todo este proceso de escoger lecturas apropiadas para los estudiantes
puertorriqueños? Si partimos de las posturas que han asumido en el pasado, uno
diría que conservar la posición que ocupan en la agencia parece ser más
importante que la suerte que puedan correr nuestros candidatos a lectores. No
respaldar la adquisición de libros controversiales que pongan en peligro sus
habichuelas aparenta ser la consigna. Por eso las pantallitas electrónicas
seguirán tragándose las pupilas y la mente de nuestros muchachos.
“La vida es el más profundo de los libros”, le oí decir en
una ocasión a mi amigo “Peyo Mercé” hace muchos años, cuando daba inicio a mi
larga relación con los adolescentes, primero como maestro y después como
escritor. Fueron palabras sacadas de aquellos libros rotos que mis alumnos y yo
rescatamos del olvido. Hoy resuenan junto a las que dijo el gran escritor
argentino Jorge Luis Borges: “Sólo el libro es una extensión de la imaginación
del hombre. Si los libros desaparecieran, desaparecería la historia y,
seguramente, también desaparecería el hombre”.