Leer a Carlos esta vez se siente diferente. Hasta hoy, siempre lo había leído en letras escritas por su puño en servilletas o en papeles sueltos carcomidos por el tiempo, en hojas impresas ocho y medio por once o en un monitor que exhibía alguna pagina WEB, a la llegada de uno de sus correos electrónicos o escuchados en su voz al leerlos él en alguna de las muchas tertulias que he disfrutado con los amigos de Taller Literario.
Hoy leí su libro. Sus letras están dentro
de una cubierta cuya imagen es obra de Mirela Momanu, una pintora y fotógrafa
Rumana que me deleita con su arte y su perspectiva de un mundo donde se
difumina el cielo estrellado con el paisaje terrenal y que me remite a esa
variada dosis que nos regala los misterios insondables de la naturaleza. Nótese
que es mi interpretación de la imagen, usted dele la suya, yo veo allí a un ser
humano cuya sombra o cuya imagen parece mirarle en un encuentro nada fortuito. La
autora de esta foto le dio por título Borde del universo y en su blog escribe
al pie de la foto: …caminar allí y ver la
luz de tu universo interior…
Precisamente es Universos el titulo
que ha dado este autor al libro editado y publicado por Isla Negra Editores cuyo interior es adornado, además de algunos mándalas,
con Un relevo, treinta microcuentos y una
súbita iluminación. Para alguien como Carlos Esteban, cuya trayectoria habla
mejor por los hechos que por lo que yo pueda decir, correspondería haber sido
fácil publicar. Este periodista cultural y motivador excelente, y exigente, de
la existencia de más letras en el país ha tardado mucho, diría yo, para ver parte
de su obra editada y presente en una librería. Él lo ha hecho adrede, eso me
consta, pues el quehacer literario en
Puerto Rico le pedía a gritos que publicara al tener en Carlos a un gestor cultural que más allá de su gigantesca
labor con la revista y colectivo Taller
Literario y su participación en revistas y periódicos nacionales como El Sótano 00931, Ciudad Seva, Narrativa
Puertorriqueña, Letras Salvajes, CulturA, Diálogo y El Nuevo Día, entre
otros, siempre ha sido solidario con todos, inclusive con aquellos que no
pertenecemos a la academia. Basta con sólo escribir en la barra de búsqueda de Yahoo el titulo de su boletín cibernético: "En Las Letras desde Puerto Rico" para
aprender, descubrir y disfrutar, valga la redundancia, de las múltiples entrevistas, ensayos y lo que tiene que decirnos. Después de leer los 31 relatos de Universos quiero decirle a mi estimable amigo que antes de comenzar a leer su libro decidí que iría seleccionando los microcuentos que más me gustaran para mencionárselo. Planifiqué escoger diez y cuando me di cuenta mi papel llevaba ya catorce títulos y todavía no finalizaba de leer; por lo que tuve que leerlo de nuevo para, por aquello de cumplir con el plan trazado, preferir sólo diez títulos. Fue una sensación muy rara: tachar algunos títulos muy a mi pesar, como si no hubiese podido cambiar de opinión y variar el número de elegidos…
Mis preferidos fueron: Con su bola roja, El cuarto, Cruzar, En relieve, Palabras, La Bicicleta en el Último sueño, Piezas de pan, Conversando con D.T., Espiral y De raíz. No platicaré de ellos pues hablan por sí mismos, además: Todo lo que uno lea tendrá el significado que uno le brindé. Con las palabras, como con todas las artes el significado estará en quien las aprecia. Es una conspiración constante con cada mente. El escritor dice lo que quiere, pero el lector interpreta y hace suya, a su manera y a sus ganas lo leído.
Obviamente preferiría haber
leído en estas páginas de Universos
los 154 microcuentos que permanecen en sus archivos, según menciona el autor en
las notas preliminares, y espero que nos proporcione el privilegio de
compilarlos en más publicaciones, después de todo, como el titulo de su libro
nos recuerda es infinito este quehacer de escribir como igual de perpetuo el privilegio
de leer.
Carlos mudó sus bártulos a Nueva York hace apenas unos días. Antes de irse me regaló su libro, luego le mencioné que el hogar de un escritor está en el corazón de quien lo lee y él, dando como siempre una enseñanza mayor me contestó que el hogar de un amigo esta en el corazón de sus amigos. Por esto y por más debo anunciar, estimado Carlos, que vivo seguro de estar entre las personas a quien dedicas tu libro… Gracias por ello.
Carlos mudó sus bártulos a Nueva York hace apenas unos días. Antes de irse me regaló su libro, luego le mencioné que el hogar de un escritor está en el corazón de quien lo lee y él, dando como siempre una enseñanza mayor me contestó que el hogar de un amigo esta en el corazón de sus amigos. Por esto y por más debo anunciar, estimado Carlos, que vivo seguro de estar entre las personas a quien dedicas tu libro… Gracias por ello.
Gracias por el privilegio de tu lectura... esa mirada de la mesa redonda que hemos tenido los talleristas -como nos bautizó edison viera- entre todos, ha sido determinante para enriquecer lo que escribo y re-escribo, Angelo. Carlos Esteban Cana
ResponderBorrarUn abrazo, hermanito.
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