Por Angelo Negrón
Mi abuelo fue el mejor mago de la comarca. Famoso por su habilidad de lograr la mayor de las sorpresas con su ilusionismo. El recuerdo de la primera vez que me llevó a una actividad de la sociedad de magos sigue muy vivo en mí. Contaba yo con siete años y esa fue la puerta que abrió mi curiosidad, además de las ganas, de seguir sus pasos.
Todos esos magos exhibían con orgullo sus asombrosas habilidades. Mi abuelo, estoy seguro, los dejaba a todos sorprendidos. Cada año, según me dijo mi padre, que ese día estaba a mi lado, lograba dejar a todos boquiabiertos. Era como si ellos se transformaran en simples espectadores a quienes mi abuelo hipnotizaba con su prestidigitación. Mis trucos preferidos, aunque no eran los más sorprendentes, eran uno en el que hacia desaparecer una paloma y la traía de vuelta convertida en una gallina con polluelos y otro en el que parecía desvanecer a mi madre para, casi al instante, hacerla reaparecer dentro de un baúl.
Luego de la función me llevó consigo tras bastidores. Después de un abrazo que casi me rompe las costillas y hacer esperar a los reporteros, pues según le dijo a su representante estaba en una reunión más importante en ese instante, me preguntó si había disfrutado del espectáculo. Esa fue la primera de miles de veces en que me acomodaba a su lado para escuchar sus sabios consejos sobre la vida, el ilusionismo y la magia. Yo sería, me dijo en más de una ocasión, lo que mi padre nunca quiso ser: un mago.
A lo largo de muchos años me explicó todos sus secretos. Hice mis primeros intentos en la marquesina de mi casa, cuando apenas tenía mis ocho, los vecinos no cesaban de aplaudir asombrados. Yo estaba tan orgulloso de lograr imitar al abuelo. Con el tiempo agudicé mis sentidos y mis logros en la magia me hicieron ingresar de lleno al mundo del espectáculo. Invité a mi abuelo a la actividad en donde, por vez primera, yo sería la atracción principal. Llevé todos los trucos que él me enseñó y en adición varios nuevos que había desarrollado yo mismo para impresionar a mi abuelo.
Esa noche estaba todo listo. Lograría por fin agradecerle sus enseñanzas en público. El local estaba repleto. Me asomé por una pequeña abertura del telón para buscar la mirada de mi abuelo. Su butaca estaba vacía. Atrasé lo más que pude el comienzo. Logré que el grupo de apertura del espectáculo, unos payasos muy cómicos, accediera a estar más tiempo deleitando al público. Pero, no pude esperar más; ofrecí mi espectáculo. Obvie los trucos destinados a mi abuelo para presentárselos en otra ocasión.
Esa fecha nunca llegó. Mi abuelo murió esa noche. Desapareció y aún espero que haga el otro truco que tantas veces me enseñó; el truco de reaparecer.
Mi abuelo fue el mejor mago de la comarca. Famoso por su habilidad de lograr la mayor de las sorpresas con su ilusionismo. El recuerdo de la primera vez que me llevó a una actividad de la sociedad de magos sigue muy vivo en mí. Contaba yo con siete años y esa fue la puerta que abrió mi curiosidad, además de las ganas, de seguir sus pasos.
Todos esos magos exhibían con orgullo sus asombrosas habilidades. Mi abuelo, estoy seguro, los dejaba a todos sorprendidos. Cada año, según me dijo mi padre, que ese día estaba a mi lado, lograba dejar a todos boquiabiertos. Era como si ellos se transformaran en simples espectadores a quienes mi abuelo hipnotizaba con su prestidigitación. Mis trucos preferidos, aunque no eran los más sorprendentes, eran uno en el que hacia desaparecer una paloma y la traía de vuelta convertida en una gallina con polluelos y otro en el que parecía desvanecer a mi madre para, casi al instante, hacerla reaparecer dentro de un baúl.
Luego de la función me llevó consigo tras bastidores. Después de un abrazo que casi me rompe las costillas y hacer esperar a los reporteros, pues según le dijo a su representante estaba en una reunión más importante en ese instante, me preguntó si había disfrutado del espectáculo. Esa fue la primera de miles de veces en que me acomodaba a su lado para escuchar sus sabios consejos sobre la vida, el ilusionismo y la magia. Yo sería, me dijo en más de una ocasión, lo que mi padre nunca quiso ser: un mago.
A lo largo de muchos años me explicó todos sus secretos. Hice mis primeros intentos en la marquesina de mi casa, cuando apenas tenía mis ocho, los vecinos no cesaban de aplaudir asombrados. Yo estaba tan orgulloso de lograr imitar al abuelo. Con el tiempo agudicé mis sentidos y mis logros en la magia me hicieron ingresar de lleno al mundo del espectáculo. Invité a mi abuelo a la actividad en donde, por vez primera, yo sería la atracción principal. Llevé todos los trucos que él me enseñó y en adición varios nuevos que había desarrollado yo mismo para impresionar a mi abuelo.
Esa noche estaba todo listo. Lograría por fin agradecerle sus enseñanzas en público. El local estaba repleto. Me asomé por una pequeña abertura del telón para buscar la mirada de mi abuelo. Su butaca estaba vacía. Atrasé lo más que pude el comienzo. Logré que el grupo de apertura del espectáculo, unos payasos muy cómicos, accediera a estar más tiempo deleitando al público. Pero, no pude esperar más; ofrecí mi espectáculo. Obvie los trucos destinados a mi abuelo para presentárselos en otra ocasión.
Esa fecha nunca llegó. Mi abuelo murió esa noche. Desapareció y aún espero que haga el otro truco que tantas veces me enseñó; el truco de reaparecer.
Tu cuento es hermoso, excelentemente narrado y el final conmovió mis lágrimas. Amigo, genial... Ojal mi abuelo Manolo también hubiese logrado ese truco final.
ResponderBorrarun abrazo
Gracias, Angelo, tu cuento es en verdad un plato exquisito. Veo que fuiste al The Majestix. Yo, el dia que fui, deje mi camara (my bad). Quede impresionada con los actos de magia. Siempre me los disfruto.
ResponderBorrarEs un cuento biografico? Si lo es, lamento que no hayas visto a tu abuelo en aquella butaca. Acaso creiste que el iba a perderse tu espectaculo? Abandono su cuerpo inerte, pero su alma fue a verte.
ResponderBorrarEsta vez sin trucos, tu abuelo es invisible.
Ana Maria; Así es, los seres queridos, en especial los más cercanos nos dejan esa sensación de haberse escondido y las sinceras ganas de que regresen, no tan sólo en nuestra mente, victima de hermosos recuerdos, vuelvan a presentarse.
ResponderBorrarYolanda; Gracias a ti. Si, ¡Los Majestik! Impresionantes. No me atreví a grabar el espectáculo, hubiese querido guardar al menos el de los trucos de magia.
Yetriz; Mi cuento no es completamente biográfico, Si bien es cierto que ya mis abuelos se fueron del campo terrenal, ninguno fue mago y yo mucho menos. Este cuento nació hace unos meses en el Jardín Botánico de Rió Piedras ante un reto que nos diera el escritor Amilcar Cintrón de escoger un personaje de circo para en diez minutos escribir un relato. Por lo demás espero que tengas razón y las almas de los seres queridos, que ya se han ido, regresen siempre a conversar conmigo.
ola Angelo!!!
ResponderBorrarSoi o magomarco!!! un amante de la magia!!!y me ha encantado tu cuento!!! se me dejaras lo postava en mi blog con tu autoria claro!!!
perdona mis errores ortograficos!!! es que mi ideoma non me ajuda!!!
Con mucha ademiracion : magomarco
Mago marco; gracias por tu visita. Y por publicar este relato en tu página; me siento honrado…
ResponderBorrarMago Marco me hizo el honor de publicar este cuento en su blog de magia. Estos fueron los comentarios que sus asiduos lectores obsequiaron sobre el relato. ¡Gracias Mago Marco!
ResponderBorrarMAGOMARCO dijo...
Ola magicamigos!!!
Nao podia de deixar de comentar esta postagem!!!
A primeira vez que li esta historia penssei que era REAL!!!
Ate que vi un comentario no blog deste mesmo escritor !!! en que revelava que era uma historia!!!
Gostei tanto que lhe pedi se me deixava postar no meu blog!!!e ele envioume un correo que fazia todo o gosto que o postasse!!!
Un ABRAÇO MAGICO PARA TODOS VOCES!!
DO: magomarco
jueves, mayo 31, 2007
Anónimo dijo...
oya magomarco...
gostei da sua historia....
a moral dela ta muito engraçada....
ao primeiro ate pensei que fosse real.....
pois parcia me...mas nao....
historia muito bem feita...
ps: " mete sempre a traduçao pa portugues....;)..se nao nao percebo muito bem...mas esta percebi....;)""
menino esperto ele 8 anos ja fzia amgia...e tdo.... e assim mesmo..
bjs mago marco
tou a gostar do seu blog..
tita
jueves, mayo 31, 2007
Paula dijo...
Me gustó mucho la historia, Marco. Qué bien que has vuelto a tu blog, ¡¡está chulísimo!!
¿Cómo siguen tus raininhas? Un abrazo,
Paula
viernes, junio 01, 2007
MAGOMARCO dijo...
Ola PAULINHA!!!
Es un HONOR tenerte como MAGICOLECTORA !!! Mas es una pena non ser de autoria mia!!! se te gusto visita la pagina de ANGELO NEGRON (el autor de este maravilloso cuento)ai ai mucho mas !!!
CON MUCHO CARIÑO: magomarco
viernes, junio 01, 2007
Julieta dijo...
Hola Marco!!!Precioso cuento,la verdad es que parece real.Me gustaria que me pusieras una cancion,te dejo a tu eleccion.Gracias por anticipado.Julieta.Beijinhos.