miércoles, septiembre 14, 2005

Ruego

Por Angelo Negrón

Su abdomen crecerá y también el llamado a la vida. Seré participe de tal acontecimiento. De seguro no estaré en el parto y no cortaré, como deseo, el cordón umbilical. Pero mi amor y admiración por ella crecerán en la inmensidad del futuro.

Podemos dar la vida; fue precisamente en esto que Dios nos hizo a su imagen y semejanza: Unir simiente y cosechar hijos; dándoles lo mejor de nuestro ser. Aún así, siendo almas gemelas, la intranquilidad no cesa. Quisiera hurgar en sus adentros y acoplarme de tal forma que pudiese verlo todo a través de sus ojos y de esta forma saber ¿quien realmente soy? ¿Quién realmente es ella?

Hoy no veo claramente. Reconozco que algunos hechos son borrosos ante la cercanía de la realidad. Creo que el amor, como la vida, es algo que no debe detenerse y en el continuo devenir del tiempo estaremos unidos en recuerdos pasados y temas por llegar. El amor triunfará, siempre lo hace. Por esto; permíteme Dios ser milagro de vida: ser más que parte del amor, el amor mismo, que seamos uno por tiempo inmemorial y así ver el fruto de su carne siendo amamantado, educado y heredando el poder mas grande de todos: el de amar…

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