sábado, agosto 28, 2021

AVE SIN RUMBO

Inspirada en la vida de Silvia Rexach
de Roberto Rodríguez Suárez y Roberto Ramos-Perea







 

Radio Ciudadanía. Hablando lo Vivido, Chile.






Invitada: Iris Miranda Poeta, cuentista, ensayista, profesora, columnista cultural, y critica literaria.

lunes, agosto 09, 2021

En las letras, desde Puerto Rico: Serie Libros encontrados en la espesura. “Como peces emplumados” de Amílcar Cintrón Aguilú

por Carlos Esteban Cana

Amílcar Cintrón en el Poets Passage


El primer escritor vinculado a la junta editorial de la revista Taller Literario que publicó un libro fue Amílcar Cintrón Aguilú. Oriundo del pueblo de Caguas, Cintrón Aguilú se hace presente en el panorama cultural puertorriqueño en la última década del siglo XX, y junto al narrador Antonio Aguado Charneco dio una nueva mirada a la época taína precolombina. En sus cuentos los primeros pobladores del Caribe eran humanos sofisticados con unos conocimientos avanzados en ramas como la agronomía, la escritura, la matemática o la astronomía. Por lo anterior, fue sorpresiva la publicación de “Como peces emplumados” en 1999 ya que Cintrón Aguilú, por un lado, había ganado su popularidad y presencia en las letras nacionales desde el género del cuento; y por otro lado, la madurez de las piezas poéticas revelaba la artesanía minuciosa de un poeta que trabajó con y desde el silencio.
 

 “Como peces emplumados” se divide en siete partes: Presagios del pasado; De arcas, ritos y dioses; Añoranzas, sombras, nostalgias: gentes o soledades; Buscando ánimas (ensayos para una voz de una mujer); Entre huecos del viento; Luchando con las marcas; y En busca de las dunas. El libro cuenta con una presentación escrita por la Dra. Lourdes Lara y unas elegantes ilustraciones que anteceden cada sección realizadas por los artistas Roberto Méndez y Pedro Pablo Soberal.

En el 2016 Amílcar Cintrón fue parte de los escritores entrevistados en la serie Crónicas urbanas que fue publicada en Diálogo Digital, publicación de la Universidad de Puerto Rico. Cuando se le preguntó qué opinión le merecía su poemario 17 años después (en aquel momento) de su publicación, contestó: “En ese momento yo estaba muy aferrado a lo intuitivo por lo que hice una poesía breve, que profundizaba en unos temas y unos símbolos; trabajaba unas metáforas que tratasen de recoger unas emociones, unas experiencias. Y bueno, ya mirándolo a lo lejos veo que fue bien fructífero porque toqué temas sobre cómo se conforma el machismo, o traté de explorar el problema de la dominación, del colonialismo, y otros temas más”.


 

Para concluir esta edición de nuestro boletín aquí en Confesiones dedicada al libro “Como peces emplumados” de Amílcar Cintrón Aguilú compartimos nueve poesías que a nuestro juicio representan el perfil singular de ese poemario.

 


Misterios de las cartas

El total de los tiempos es vano

ante la presencia de las cartas

cuando anuncia con premura

cariños de ardiente amparo,

ansias atadas a una pasión eterna.

Son estelas de viaje en la inmensidad

son sombras, son ecos

de un ser que les dio vida,

dejándolas huérfanas

o bajo la tutela

de un viajero soñador como yo.

 

 

Los hijos del viento
 

Los hijos del viento marcan el son

del cambio encendido nacidos

parecidos a una explosión

vuelcan la vida dando giros.

 

Las grandes rocas saltan

disfrutando su sexo y tentaciones

como flores todos abren

deseando iluminar sus sensaciones.

 

¿Quién pudiera reservar nuevos tiempos

de campos sanos y benignos

paraísos de los sueños

tierra sin peligros ni tropiezos?

 

Porque aunque fuertemente embisten

de adentro lentamente se marchitan

cuando los macizos se levantan

y, arrogantes, las brisas paralizan.

 

Es por eso que el futuro los guía

como recios caballos les pide retumbar

los rascacielos poco a poco reciclar

en lámparas para hacer un nuevo día.

 

 

Los indios de mi cabeza

 

Los indios de mi cabeza

Juegan a los años futuros

que con frecuencia nacen del pasado.

Toman el martillo como cuchara

y al carro le visten sus camas…

 

Constantemente vienen

chorreando de las hojas

o silbando entre ramas.

A veces guían a Cabeza de Vaca

en otras preparan la Guasábara.

 

Lamentablemente en muchas

ocasiones corren despavoridos

más allá de la frontera

en la oscuridad de la choza urbana

o tras las grietas del todo administrativo.

 

Y yo, que no los conozco, los imagino

mojados entre lo raro

que un día se bañó de cotidiano.

Nos vemos tras el puente de los sueños

cual arlequines o ágiles hadas.

 

Jugando al esconder entre las páginas

me doy cuenta de que estiran el brazo

a través de la fina línea del tiempo

regresando las mentes a la tierra

mezclando los ojos de hojas

al final de cada inconsciencia

en el sueño de cada niño.

 

En una bella canoa labrada

arrojan aventuras oníricas 

al mar de mi conciencia

disfrutando el sol que viene

y los tornasoles que pinta

en sus sombras tenues.

 

 

Los cinco signos femeninos
 

                                    ¿Por qué te preocupas por la Píldora

                                      de la Inmortalidad, cuando puedes

                                      beber de la Fuente de Jade?

 

                                      Hsü-hsiao-mu-chi

 

¿Cómo saber si en cada uno de los poros me brotan flores

claras, carmesí, desde mi grieta hasta la mente aturdida

que suda una bruma azul destilada?

Son cinco síntomas y cinco deseos,

además de diez formas de mover el cuerpo.

 

Primero, se maduran mis mejillas, lozanas, en época.

 

Segundo, dos inquietas puntas revolotean mariposas desde mis pechos

     respiro profundo para hacerlas volar en suspiros de dolores ricos

          sólo así podrás bailar a la entrada de mi abismo,

               con una roca de jade.

 

Tercero, si trago para apagar las incipientes llamas

     muévete como un ladrón en la noche llena

          lento y cauteloso frente a la entrada iluminada.

 

Cuarto y quinto, cuando sea mar desbordante, río creciente

     seduciendo las orillas con el aliento furtivo de la lluvia torrencial

          de oleadas, coladeras y brotes precipitados

podrás entonces entrar

     tantear, golpear, romper bañado de fluidos

          penetrar contrariado

como deseoso de sepultarte

     en este hondo, ardiente y resbaloso escondrijo,

          empujar adentro

para quedar sepultado hasta tu misma raíz

ahora breve… ahora profundo…

ahora con suavidad… ahora con fuerza.

 

Tu lengua me explorará, intensa, impávida

tu miembro hasta el mismo corazón

y ya estaremos bañados, ahogados en efluvios de sol

     atontados entre tantos vuelcos inmensos.

 

                                                  Solo así podrás saber

 

                                                  Solo así podrás llegar

 

 

Lejos del viento

 

Tan lejos del viento

adherido a un sentido indefenso

con deseos, un cariño de antaño

y ese temor a las olas…

indómitas, fluidas, espontáneas

sinceras y abiertas de par en par.

 

Las horas pasan quietas

la esperanza se vuelve ansia

que me atraviesa como lanza

destrozando los sentidos.

 

Y lo peor es que no sé de ti

no sé en qué piensas

no sé de tus miedos

y desconfío de mi presentimiento,

que al otro lado controla tus latidos

para que no suenen

para que no te despierten

para que no te recuerden

el inevitable encuentro con el cariño.

 

 

El guerrero

 

Son amplias las aceras al centro

es distante saber

cuán cerca pudiste estar de un apremio

que es un aplauso

unas palabras bien dichas

un centellazo en medio del hastío

pero a veces para montar el día

sólo se empieza con cenizas.

 

A veces las musas tienen caprichos insólitos

nos sorprenden

porque sus torres de marfil

son payolas de la radio,

sus bosques los manantiales de corazones encerrados

que pulen rocas hasta tener diamantes.

 

Una dama tersa de mantos alados

visita el lugar más frágil entre órganos lacerados

y en vez de pavonearse de palabras te acaricia

buscando derramar lo insondable

llamando la lluvia que limpia las calles.

 

 

Centro

 

Dios el intangible

el omnipresente

el nosotros

el otro

la bandera hacia la montaña

la oscuridad tras la inconsciencia

con cuerpo y tierra propia,

o sin existencia

con nombre innombrable

o vestido del tazón más corriente

de la idea más atea

de la fiesta más bulliciosa

del chiste más insolente.

 

¿Cómo llamarte

          sin que seas contrario?

¿O solo basta sentirte?

¿Será posible aspirarte

sin oír la infinidad de trompetas

que te anuncian?

Volviéndote canción del recuerdo,

siempre fallida.

 

¿Será posible que el recuerdo recuerde?

 

¿Qué el sueño cree conciencia?

 

 

Vasija rota

 

Soy vasija rota de ancestral maya

que drena sus jugos sin fin

se derrama como lava entre laderas

a la inmensidad del oscuro mar.

 

Cien astucias hicieron a mono aullador

gritar desesperado entre ramas del bosque

los cuentos, repetidos cada mil lunas

entre las olas de la gente del jaguar.

 

Desentierra con ahínco las rocas

y hallarás las marcas de tus tiempos

si eres persistente, como el poder de la lluvia

verás que la voz de Tlaloc retumba en tu mente.

 

El poder de los vivos, como fuego arrasa el campo

su sangre a los dioses los mantiene atados

pero mono aullador como la gota cae y cae

socavando del tiempo el cimiento más sellado.

 

Cubre la niebla del boscoso paisaje

entre los árboles las voces se abren

haciendo de mi mente un nido de dioses

ansiosos de abrir con mi lengua tiempos de antes.

 

 

Mutación

 

Lai

Sulai fin esei

Demar Taln Fir Cay

Yonild Fai Som Cundl

 

Simari

Kair Dum Anaidi

Pesr Galdl Fum Suarld

Beigr Cisrl Fisld Gwon

 

Oye

Oye que perdido el peso.

Oye la del centro pausado.

Oye, que los cantos han cesado

entre la luz y la sombra del cambio.

 

No soy

lo que fui entre la vista

lo que llama, me atrae suave

y me asusta, porque no lo conozco.

 

Siento que me llama el viento

y me quiero ir sin dirección

y tengo miedo de no volver

y tengo miedo de dejarlo ir…